Top Posts
Pensar lo humano cuando escasea
El motor imperial del fascismo
Ruthmery Pillco recibe el prestigioso Future For Nature...
¿Becarios o subcontratados? BMW Angelópolis Puebla
Los movimientos sociales ante la transición energética: rebajar...
De pie contra una fábrica de amoníaco: un...
Mercado, raza y coeficiente de inteligencia: el capitalismo...
Vivir Quintana: “La diversidad es lo que realmente...
Resistir, recuperarse y ampliar alianzas para luchar con...
¿Conoces cómo las bebidas energéticas influyen en el...
  • Colectivo Insurgencia Magisterial
Portal Insurgencia Magisterial
Banner
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Espacio principalEspacio secundario

EL DERECHO (DE TODOS) A LA PROTESTA.

por La Redacción enero 11, 2018
enero 11, 2018
887

Por: María Esperanza Casullo. Revista Anfibia. 11/01/2018

Ocupar el espacio público como forma de presionar a los representantes es parte de nuestro mito fundacional: “el pueblo quiere saber de qué se trata”. Salir a la calle es un saber práctico, una cultura política que se aprende en los centros de estudiantes, los sindicatos, las facultades, los clubes de barrio. Es paradójico que Cambiemos, una coalición hija de tres grandes movilizaciones, señale el carácter anti democrático de la democracia de la calle.

Hay pocas, muy pocas certezas, sobre lo que pasó el 18 de diciembre de 2017 cuando se debatía la reforma previsional en el Congreso Nacional. Sí sabemos que vimos imágenes de violencia y represión en el espacio público pocas veces vistas. Es aún mayor la incertidumbre sobre lo que pasará en el futuro. Por eso resultan poco afortunados los análisis que dictaminan quién ganó o quién perdió, si el gobierno o la oposición. La política no un el partido de fútbol en el cual suena el silbato en el minuto 90 y, si hay empate, se va a penales. Como dice Maurice Merleau-Ponty en Humanismo y Terror: “La historia tiene una especie de maleficio: solicita a los hombres, los tienta, ellos creen marchar en el sentido que ella marcha, y de pronto se les oculta, el acontecimiento cambia, demuestra con hechos que era posible otra cosa.”  Los ganadores y perdedores del día de hoy se verán más tarde; hoy todavía estamos respondiendo en el momento inmediato a las tentaciones que nos presenta el contexto, aun sabiendo que la historia, como hace siempre, se burlará de nuestros cálculos.

La cuestión por lo tanto no es quién ganó o quién perdió sino cuál es la cuestión que estaba en disputa. Y lo que parece claro es que a medida que los días progresaban la discusión pasó de ser una discusión sobre una política en particular a ser una discusión sobre qué es y, sobre todo, dónde reside, la política en general.  Tal vez la discusión más interesante que se generó en estos días no haya sido la que explicaba méritos y costos de la ley de reforma previsional más importante de las últimas tres décadas (esta discusión racional basada en datos y en relaciones de costo-beneficio, en general, no se dio: el mismo jefe de la bancada de Cambiemos en el Congreso, Mario Negri, dijo luego de aprobarla que “no estaba seguro de que ésta aumentara el sueldo de los jubilados”), sino otra que se dio de manera lateral.

El derecho protesta_02_der

Esta discusión tiene que ver con la pregunta de qué es la democracia. Funcionarios y analistas cercanos al gobierno de Cambiemos explicaron mediante notas de opinión y las redes sociales que “el lugar de la democracia es el Congreso”, y que la movilización en el espacio público no constituye un mecanismo democrático legítimo  sino que es la subversión de una “buena” democracia. Directamente, en los últimos días del 2017 el lenguaje de muchos analistas pasó a igualar movilizaciones con “intentos desestabilizantes”.

Si este debate se saldara así, en un consenso que establezca que la única política legítima es la que se da entre los representantes dentro del Congreso, esto representaría un cambio estructural en la política argentina tal como la conocemos por lo menos en el siglo veinte. Porque el uso de la movilización pública como herramienta de presión política es algo tan argentino como la milanesa a la napolitana (desconocida tanto en Nápoles como en Milán).

Salir a ocupar el espacio público como forma de presionar a los representantes forma parte de nuestro mito fundacional más primigenio, el que aprendemos desde que en el jardín de infantes nos encasquetaron una galera o un peinetón de cartón y nos llevaron a repetir que “El pueblo quiere saber de qué se trata” en un acto escolar. No es lo importante si esto fue así o no en mayo de 1810, sino que este relato ha sido una roca fundamental de nuestra idea de Nación. En el relato que el propio estado liberal argentino construyó en el siglo XIX, el logro de la independencia nacional fue inseparable de la acción popular en la plaza, en la calle (como lo fue también, en teoría, la resistencia a las invasiones inglesas.).

En Argentina, quienes gobiernan siempre tuvieron en cuenta no sólo al palacio o a la prensa burguesa (Habermas dixit) sino también a la plaza. Es cierto que esta centralidad de la ocupación pacífica del espacio público no existe en otros países latinoamericanos. Es una particularidad de nuestro país, como el uso intensivo de los plebiscitos es una particularidad uruguaya. Hace unos años publicamos con mi colega Patricio Korzeniewicz en la revista Social Movements Studies un estudio que comparaba las reacciones de las familias de las víctimas de dos incendios trágicamente similares, República Cromañón en Argentina y The Station en Estados Unidos. Vimos allí que, en la necesidad de actuar frente a un shock inmediato para conseguir castigo a los culpables, la gente hace lo que “sabe hacer”, lo que “le sale”. En Rhode Island, los damnificados y las familias rápidamente adoptaron una estrategia basada en juicios penales y civiles sin movilización. En Argentina lo primero que se hizo es marchar a la plaza y ocupar el espacio público. Es un saber hacer práctico, que tiene que ver con lo que se aprende en los centros de estudiantes, los sindicatos, las facultades, los clubes de barrio. Quien tiene un problema colectivo, sabe cómo salir a la calle, dónde tiene que pararse (en una esquina, en una plaza, en un ruta). Esto es una particularidad histórica, una cultura política, un caso de “path dependency” de nuestro país.

El derecho protesta_03_col

¿Esto es bueno o malo? ¿Implica que las instituciones entonces sean débiles? Es una discusión interesante, pero segunda a la praxis política. Fenomenológicamente, esto es así. Y esto, hay que señalar, siempre ha sido así. Hay quienes acusan al peronismo de politizar la plaza, pero la ocupación de la plaza ha existido antes del peronismo, con el peronismo proscrito. Han marchado por igual  peronistas y no peronistas, ricos y pobres. La tradición liberal argentina también utilizó la movilización en la plaza pública, tan asiduamente o más que los peronistas. Esta foto que diseminó la cuenta de Twitter Buenos Aires en el Recuerdo muestra a “militantes de la Unión Cívica Radical (que) se manifiestan en 1914 frente al Congreso, ante rumores de que los diputados conservadores tras la muerte del presidente Roque Saenz Peña, intentarían derogar la Ley Electoral promulgada dos años antes.” La Unión Cívica Liberal hizo uso activo de las marchas, caminatas y protestas en la plaza pública en sus tiempos de lucha de la causa contra el régimen: gracias a la movilización activa y contenciosa se lograron el voto secreto con la Ley Sáenz Peña, y la Reforma Universitaria.

Y, para no extender más la narrativa histórica, en la que podríamos incluir las movilizaciones del Corpus Christi contra el gobierno de Juan Domingo Perón, hay que señalar que es paradójico que Cambiemos señale el carácter antidemocrático de la democracia de la calle, cuando él mismo sería impensable si no se hubieran dado tres procesos de movilización social de protesta. El primero, por supuesto, es la movilización ciudadana que se produjo en el año 2001; como señala Juan Carlos Torre, de esa movilización nacieron tanto el kirchnerismo como el macrismo. Si la movilización social no hubiera mostrado a los votantes radicales desencantados con su propio partido, el PRO no podría haberse consolidado como una nueva fuerza política. El segundo fueron las grandes marchas ciudadanas y los extensos piquetes de ruta en la llamada “crisis del campo”: en esas mismas localidades está la base profunda de apoyo al macrismo. Y la tercera, por supuesto, fueron los masivos cacerolazos del 2012.

El derecho protesta_01_port_A

Una coalición que hizo uso de la movilización pacífica en el espacio público mal podría sostener que “marchar no sirve para nada”. Al contrario, Cambiemos mismo es la mejor prueba de que marchar (pacífica pero enfática y masivamente) sí sirve.

Esto no significa que el estado deba renunciar a su legítimo monopolio de la violencia, ni que cualquier tipo de activismo social sea maravilloso. Nada más lejos de la verdad. Es importante rechazar también el optimismo asociativista ingenuo que supone que cualquier movilización social es virtuosa de por sí. Hay una literatura extensa sobre la “mala sociedad civil” y los riesgos de violencia y exclusión que presentan a la democracia liberal grupos de la sociedad civil que incitan a la violencia contra las minorías (o las mayorías) y contra las instituciones.  No es democrática una acción colectiva que se moviliza para restringir derechos, o para afirmar jerarquías religiosas o de clase, o que utiliza la violencia.  El Ku Klux Klan no hacía lo mismo ni representaba lo mismo que el movimiento de los Derechos Civiles de Martin Luther King, y es importante y necesario comprender y teorizar las diferencias entre ambos.

El derecho protesta_04_der

Los gobiernos tienen no sólo el derecho sino la obligación de preservar la paz pública, y tienen una multiplicidad de herramientas policiales para hacerlo. Sin embargo, gobernar un país implica conocerlo y conducirlo tal como es, no como se desea que sea. Gobernar a Argentina implica realizar un esfuerzo pragmático para contener, encauzar, enmarcar el constante y amorfo activismo de los sectores sociales más diversos. Implica facilitar la participación de las organizaciones no gubernamentales en la vida pública mediante mecanismos formales de democracia directa, así como debatir y legislar protocolos de protesta y también regulaciones transparentes y claras al accionar de las fuerzas policiales.

Un proyecto que busque transformar a la Argentina en un país en donde no exista más la movilización en el espacio público requeriría una ingeniería social y política tan grande tan granular, tan abarcadora en términos de clase que sería finalmente imposible (porque en Argentina como se dijo, ocupan la calle en protesta los pobres pero también la clase media y aún los ricos). La historia nos tienta a ver lo nuevo en cada esquina, pero las continuidades, finalmente, se revelan.

LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ.

Fotografía: Sebastián Angresano

Compartir 0 FacebookTwitterWhatsapp
La Redacción

noticia anterior
Venezuela emite 100 millones de petros: ¿Qué activos respaldan esa criptomoneda?
noticia siguiente
2017, año del imperialismo sin tapujos. ¿Y el 2018? (I).

También le podría interesar

Vivir Quintana: “La diversidad es lo que realmente...

junio 13, 2025

¿Culturalmente, regresamos al tiempo pre-peronista de 1946 por...

junio 11, 2025

RESISTIR PARA REFUNDAR

junio 9, 2025

Visitantes en este momento:

442 Usuarios En linea
Usuarios: 28 Invitados,414 Bots

Blog: Perspectivas comunistas

Desde el Plantón magisterial en el Zócalo de la CDMX

Nuestras redes sociales

Blog de la Columna CORTOCIRCUITOS

Nuestros grupos de difusión

Artículos publicados por mes

Síguenos en Facebook

Síguenos en Facebook

Artículos por AUTORES

Artículos publicados por FECHA

junio 2025
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30  
« May    

Artículos más leídos esta semana

  • 1

    Del Acuerdo Educativo Nacional al Plan de estudios 2022.

    septiembre 13, 2022
  • 2

    Denuncian “plagio” en el Artículo: “Atribuciones causales del maltrato entre iguales. La perspectiva de los alumnos y del personal de escuelas de enseñanza media básica”

    noviembre 12, 2023
  • 3

    Incongruencias de la NEM de Marx Arriaga: luchar contra el neoliberalismo promoviendo un concurso de Círculos de estudio sobre Freire, con premios de 10 mil pesos a los ganadores y con mecanismos de exclusión

    septiembre 25, 2024
  • 4

    La Casa de los Famosos: ¿es posible no mirar?

    septiembre 19, 2024
  • 5

    REDALYC se deslinda de “Artículo” con denuncia de “plagio”

    noviembre 14, 2023
  • 6

    Ekaitz Cancela, autor de Utopías digitales: Imaginar el fin del capitalismo: “El diseño de la tecnología no es asunto exclusivo de las startups con sede en Silicon Valley”

    septiembre 17, 2024
  • 7

    Pago de seguros institucionales: burda simulación de Cuitláhuac.

    octubre 13, 2024
  • 8

    La revolución del amor vs la cobardía reaccionaria

    septiembre 27, 2024
  • 9

    CCH-UNAM consuma despido de profesor, señala que los motivos fueron políticos

    septiembre 8, 2024
  • 10

    La verdad sobre los 43 tras los muros del 27 batallón del ejército

    septiembre 24, 2024
  • 11

    DESPUÉS DEL DÍA 1, ¿QUÉ ES LO QUE VIENE PARA EDUCACIÓN?

    octubre 4, 2024
  • 12

     Reforma judicial: transición de la partidocracia a la coprocracia*.

    septiembre 15, 2024
  • 13

    Emilia Ferreiro, una y múltiple

    octubre 1, 2024
  • 14

    Honduras, un golpe en proceso: se intensifica presión y campaña mediática contra gobierno de Xiomara Castro

    septiembre 12, 2024

Rolando Revagliatti. Argentina

Raúl Allain. Perú

Juan Antonio Guerrero O. México

Vanesa Monserrat. Argentina

Carolina Vásquez Araya

Ilka Oliva-Corado

Javier Tolcachier

Columna: CORTOCIRCUITOS

Manuel I. Cabezas González

Luis Armando González

Iliana Lo Priore

Jorge Salazar

Adolfo del Ángel Rodríguez

Oswualdo Antonio G.

José Eduardo Celis

Daniel Suárez

Güris J. Fry

Jorge Díaz Piña

Ángel Santiago Villalobos

Andrés Brenner

Alejandra Cortina

José Carlos Buenaventura

Luis Palacios

@2020 - Insurgencia Magisterial

Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
@2020 - Insurgencia Magisterial

Leer también:x

¿Derechos o cárcel para la policía comunitaria?

marzo 9, 2025

Los campesinos y campesinas de la India...

noviembre 30, 2021

Macri es denunciado por coacción en arresto...

mayo 12, 2016