Por: David Auris Villegas. 05/07/2025
Hace unos días, me crucé en la universidad con un colega, un investigador distinguido, pero con el ánimo devastado. Me confesó que, tras leer mi última columna, se Googleó y apenas encontró algunas fotos institucionales. Dolido, comprendió por qué había perdido una oportunidad laboral frente a alguien con menos publicaciones, pero visible. Pensando en él, y en tantos investigadores en la misma situación, escribo este artículo.
Este caso simboliza una realidad dura: miles de investigadores publican en revistas de alto impacto, pero permanecen en un olimpo académico, desconectados de la tierra común donde realmente deberían hacerse visibles. Pues, estas revistas solo publican y algunos lo difunden en círculos especializados. Por eso, es urgente aprender a divulgar nuestros trabajos si realmente queremos que nuestros esfuerzos sean reconocidos y nos permitan desarrollarnos profesionalmente.
La divulgación científica consiste en traducir el lenguaje académico a uno sencillo y comprensible, incluso por un niño. El famoso divulgador Carl Sagan sostenía que divulgar es una forma de democratizar el conocimiento. Esta práctica visibiliza tus investigaciones y construye tu reputación académica, clave para destacar y acceder a nuevas oportunidades laborales. Hoy en día, tener presencia en línea es un poderoso currículum. Por ello, el concepto de “marca personal”, acuñado por Tom Peters, ya no es opcional: es una necesidad profesional.
Si ya has publicado un artículo en Scopus o Web of Science, el siguiente paso es convertirte en comunicador y hacer que ese conocimiento sea accesible para todos. A partir de tu publicación, puedes crear pódcasts breves o infografías visuales. Asegúrate de incluir tu fotografía, tu ORCID, el enlace del artículo y una breve presentación. Finalmente, difunde ese contenido en redes como LinkedIn, X, TikTok, Instagram o Facebook para ampliar tu alcance e impacto.
Sin embargo, nunca compartas exclusivamente archivos como PDF, Word o PPT por WhatsApp u otros medios cerrados, ya que estos no son rastreables por Google; es como si hubieras disparado al aire. Por ello, es fundamental adoptar una cultura digital consciente: cada vez que difundas un archivo, hazlo mediante un enlace, a fin de que Google pueda registrar tu huella digital y así optimizar tu visibilidad.
La autodivulgación no es un acto de vanidad, sino una forma legítima de hacerte visible y construir tu marca personal para el éxito y la prosperidad que mereces.
© David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, divulgador y creador del ABDIVCPCE.
Fotografía: REMA