Por: Gilberto Dorantes Álvarez. 04/08/2017
¿Quién o quiénes organizan a la delincuencia en México? Cada día tenemos mayor obviedad de que los gobiernos de estado, esos que elegimos mediante el voto, están coludidos con las mafias dedicadas a todo tipo de negocios ilícitos.
No hay día en el cual, los medios no hablen de las atrocidades cometidas por grupos delincuenciales que desde hace varias décadas operan en el país, siendo la actividad principal el trasiego de estupefacientes que tienen como destino el vecino país del norte.
Actualmente se sabe que estas bandas de malhechores han incursionado en otros senderos que al igual que las drogas, los dividendos son enormes, pues tanto el secuestro, el contrabando de mercancías y robo de combustibles están al orden del día, los robos y asaltos que hace algunos años eran noticias a nivel nacional, ahora es el común denominador en las notas periodísticas de las principales ciudades de nuestro territorio nacional.
Las formas operacionales de estas organizaciones criminales, son las que mantienen en jaque al gobierno, pues ellos, “los hombres malos” saben siempre el lugar exacto donde cometer el ilícito sin que la autoridad se entere sino hasta mucho después de sucedido el delito. Y ya no sorprende la ineptitud (¿o es corrupción?) De nuestras autoridades, pues de los miles de casos por resolver, no tienen ni un diez por ciento resueltos.
Sabemos que existe un proceso judicial demasiado lento y que al delincuente se les dan todos los tiempos para que a su favor recaben pruebas inexistentes, pero válidas en los tribunales para salir libres y poder continuar delinquiendo bajo el manto protector de la “justicia”. Todo se hace demasiado sospechoso y la duda empieza, ¿Desde dónde se teje toda la trama criminal que reina en México? ¿Quién o quiénes se encuentran realmente organizando las distintas bandas criminales que son sembradoras de terror en toda la nación? ¿A quiénes les beneficia el miedo que se genera en nuestro México?
Todo sigue apuntando hacia el mismo lugar, y es que con el actuar al dizque impartir justicia, se está evidenciando. Y todos los desvíos de dineros que hacen los administradores públicos sean gobernadores, secretarios de estado, o presidentes municipales, nunca los regresan completos, aunque encuentren el lugar donde quedaron esos recursos económicos.
En los casos que atrapan al delincuente, dan la noticia con bombo y platillo, pero de los dineros mal habidos solo dicen que fueron a parar a alguna institución de gobierno, y jamás nos aclaran en que se invierten, pues en el trayecto y al pasar de una mano a otra es muy probable que vayan regando el camino con esos dineros como es el caso de Javier Duarte, que aunque lo hayan apresado, no han hecho que devuelva el dinero hurtado a todos los Veracruzanos y el susodicho solo reparte culpas entre todos sus ex colaboradores, y al parecer le creen a sabiendas que su familia se encuentra en el extranjero, gastándose un dinero que no le pertenece.
La justicia en nuestro país está muy escasa, no alcanza para todos y solo se le aplica al pobre, al sujeto que no tiene manera de defenderse, o al delincuente que no obedece las órdenes superiores y quiere actuar por cuenta propia y todo esto se vuelve a hacer demasiado sospechoso, como si el mando superior de la delincuencia organizada fuera… ¿Quién? Alguien, pero “alguien muy, pero muy pesado”. ¡Reflexionemos mientras llega el próximo café!
Fotografía: mipuntodevista