Por: Egbert Méndez Serrano. 23/01/2025.
Seis años pasaron y las condiciones laborales en las dependencias públicas de la Ciudad de México no mejoraron sustantivamente. El mandato de Claudia Sheinbaum Pardo concluyó en la capital sin formular, y mucho menos realizar, una política laboral antineoliberal en beneficio de la clase trabajadora.
El gobierno saliente de la 4T, no combatió las agresivas condiciones laborales que los gobiernos pasados impusieron en los centros de trabajo. Heredaron la precarización laboral impulsada en tiempos pasados por el PRD (en sintonía con el PRI y el PAN) sin cuestionarla real y efectivamente. Ahora, trasfieren el problema al gobierno entrante de Clara Brugada.
Los bajos salarios —congelados en la mayoría de los casos—, los contratos inestables (eventuales, honorarios, “becarios”, outsourcing, etc.), el incumplimiento de juicios ganados, los despidos, entre otras formas de violencia que comanda el gobierno, han orillado a las y los trabajadores de las dependencias públicas a aglutinarse.
Para tal fin, hace casi dos años, en 2023, se creó la Coordinadora de Trabajadoras y Trabajadores de la CDMX, espacio en el que confluyen alrededor de 12 organizaciones. En julio del año pasado, se conformó otro esfuerzo parecido, en el que participan varias organizaciones de la misma Coordinadora: la Central de Trabajadoras y Trabajadores de la Ciudad y el Campo.
El día de ayer, se realizó una movilización unitaria, a la que convocaron ambos espacios, la Coordinadora y la Central. El lector debe saber que los esfuerzos conjuntos no siempre son fáciles, las diferencias ideológicas y de práctica política entre las organizaciones suelen impedir su unidad. Sin embargo, presionados por el aislamiento en el que quedarían las bases trabajadoras si no se suman en esfuerzos cada vez más amplios, se logró acordar la marcha unitaria que partió de Calzada de Tlalpan, a la altura del metro Chabacano, al Zócalo.

Uno de los ejes que rigen tanto en la Coordinadora como en la Central, es la independencia de clase, de patronales y gobierno. Es menester mencionarlo, pues el lopezobradormismo melló este principio que históricamente conquistó la lucha de la clase trabajadora. Parte de la construcción de la hegemonía cuatroteista consistió en fomentar el olvido, en su lugar se constituyó la retórica de una supuesta izquierda (representada por el partido MORENA-PT) contra la derecha (PRI-PAN-PRD-MC). Día tras día se machacó en esa dualidad, a tal grado que hizo pensar a amplios sectores populares que no se puede estar fuera de ella, “o estás con Morena o defiendes al PRIAN” —así se suele descalificar cualquier cuestionamiento al régimen—.
La persistente lucha de la clase trabajadora, en algunas entidades, ha echado abajo esa dualidad demagógica, que no es más que un golpe contra la organización de los sectores oprimidos y explotados, mostrando una vez más que lucha de izquierda tiene como sustancia el anticapitalismo, cualidad de la que adolece explícitamente la 4T.
Es la lucha anticapitalista a la que no le tiembla la mano para exigir que se acabe con el outsourcing, que López Obrador siguió permitiendo con la reforma de 2021; es la que quiere mejorar los contratos laborales, mientras que Morena se inventa nuevas formas de contratación sin derechos, como el caso de los beneficiaros del programa PILARES; es la que busca incrementar sustantivamente el salario para todas y todos los empleados, mientras que el gobierno cuatroteista prefiere seguir pagando deudas ilegítimas a acreedores parasitarios (FOBAPROA, deuda externa, etc.); es la que promueve un sindicalismo combativo y de autentica representación de sus agremiados, mientras que las autoridades pactan con sindicatos charros.
La marcha se nutrió de trabajadores estatales agrupados en Queremos Trabajo Digno, Sindicato de Trabajadores de Trolebuses, Tren ligero mexicano y Clabebús, SUTIEMS, Asamblea General de Trabajadores, UGTM, Trabajadores del Bosque San Miguel Topilejo y Brigadistas del Sindicato Nacional de Trabajadores de los Pueblos Originarios al cuidado del Bosque, entre otros.
Al arribar al Zócalo, ingresó una comisión de trabajadores con representantes del gobierno de la Ciudad. Ahí fueron atenidos por José Carlos Acosta Ruiz, designado por Brugada como Coordinador General de Capital Humano, quien tuvo un trato hostil con los manifestantes, los menospreció al decirles que no tenían representación legal; no es de sorprenderse, durante su gestión al frente de la Alcaldía Xochimilco fue denunciado en diferentes momentos de ser un represor y golpeador político contra las luchas populares. El escándalo reciente más sonado fue la represión que su administración ejerció contra la activista Hortensia Telésforo, a la que acusaron de despojo.
Por su parte, el subsecretario de gobierno, Fadlala Akabani Hneide —también presente—, mostró cautela al gestionar el conflicto. Él estuvo al frente de la Secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México en el gobierno Sheinbaum, pero su vida política la inició en el Partido Acción Nacional (PAN), en el que militó dieciséis años.
Fotografía: Norberto Soto Sánchez.