Por: Victoria Sendón De León. 04/09/2022
Que a estas alturas tengamos que estar definiendo conceptos que tendrían que estar más que sabidos, es una pesadez. Bueno, hay gente que nos señala como blancas, cis, burguesas, ilustradas, carcas, viejas y unas cuantas chorradas más que nos tiran a la cara para insultar con el reclamo de la progresía, la disidencia, la alternativez, la abyección y otros cuentos chinos como el virus, o rusos como la guerra o del mono como la viruela. Vienen ya con su adjetivo puesto para que no haya dudas. Sin definir nada, claro, sólo con palabros a ver si cuela.
Otra vez con el tema, pero nos está dando para aquilatar conceptos y definir lo indefinible porque no existe. Es como en la filosofía escolástica el sexo de los ángeles, los atributos de Dios, la virginidad de María o la Santísima Trinidad. ¡Qué cruz! Definir el sexo de los ángeles era imposible porque no tenían cuerpo, por tanto, eran no binarios y representados todos en masculino, es decir, con género o expresión de género. No conocemos ninguna ángela (tan es así, que el corrector me lo subraya en rojo) Todos los ángeles son representados con atributos muy de macho: espadas, lanzas para matar al dragón –que, por cierto, es una dragona – como aviones supersónicos surcando los cielos, como los chemtrails, autorizados en el BOE del 17 de abril del 2020 para desinfectarnos del SARS-CoV-2 según dice la orden, aunque no se supiera de qué iba. Antes no sé de qué nos querían desinfectar, porque llevan años, pero bueno. Cuatro trabajadores de la Agencia Estatal de Meteorología confesaron que aviones están esparciendo dióxido de plomo, yoduro de plata y diatomita. Sé que es verdad porque Newtral lo califica como bulo. No falla.
En unos pocos días se han celebrado reuniones de alto nivel como el Foro Económico Mundial en Davos, la OTAN en Madrid y hasta, dicen, el Club Bilderberg no sé dónde. No sólo están cambiando el clima, sino la geopolítica mundial. Y nosotras, las mujeres, mirando pasmadas o yendo de compras como las primeras damas y cuatro damos en Madrid. Esto es la repanocha, que diría un castizo. Pero ¿qué demonios está pasando? Por si faltaba algún término en la ecuación, el Gobierno (o el Parlamento) aprueba el proyecto de ley para la igualdad de las personas trans y la garantía de los derechos LGTBI. ¡Todo al mismo tiempo! Vaya atracón de acontecimientos preparando el futuro. Y eso también lo sé porque Klaus Schwab (el de Davos) ha dicho literalmente: ““El futuro no llega, sino que lo construimos nosotros con el esfuerzo coordinado de nuestra comunidad”. Olé, pasamos de los ángeles al Dios hacedor creando el mundo.
Las mujeres, las feministas, no formamos parte de ese “nosotros” ni de esa “comunidad”, sin duda. No sé ya ni de qué formamos parte o si somos una especie a extinguir, que no en extinción, porque hembras humanas “haberlas, haylas”. Y somos un montón. Creo que se va acercando el momento en que tendremos que tomar las riendas porque la deriva del mundo, de nuestro mundo, de nuestra Tierra va “cuesta abajo en la rodada”. A propósito, menos mal que el Gobierno de Buenos Aires, en un ataque de sensatez, ha decretado que en los colegios de la capital argentina ya no se podrán utilizar expresiones como “chiques”, “chicxs” ni “chic@s” dados los malos resultados que está dando la infancia y la adolescencia en las últimas evaluaciones de lectoescritura. Que los mayores sigan diciendo todas las estupideces que quieran bajo su responsabilidad.
Y hablando de estupideces, nuestra ínclita ministra Montero, Irene, no deja de sembrar sus ocurrencias en las débiles mentes de niñas, niños y niñes, sobre todo en las de sus mamás, papás y papés/mamés que también afectan a jueces que se les supone madurez mental, aunque no tanta como la de un niño de ocho años al que un togado de Ourense le ha concedido el cambio de sexo porque tienen la “suficiente madurez”. ¡Toma ya! No sé si esto tiene que ver con lo que dice el divulgador José Antonio Ruíz de que “el hombre está en condiciones de alterar deliberadamente el rumbo de su especie”. Lo que me da miedo es que podamos pasar del Homo Sapiens al Homo Zombi, al cual nos estamos acercando. Y cuando la ministra –citada ad supra- dice que “No hay mayor libertad que la de ser tú mismo”, no sé si quiere responder a la pregunta de “¿Qué eres?” o de “¿Quién eres?” Más bien supongo que ni se lo ha planteado. No llega a tanto, creo.
¿Qué es ser tú mismo? Según Jung el “Self” es “llegar a ser tú mismo”, que sólo conseguimos al final del largo periplo de la vida, cuando el consciente supera y derrota a los monstruos del inconsciente. Y lo que sucede ahora es que hemos dado rienda suelta a todos los monstruos, los delirios y las quimeras para que antes casi de empezar a vivir se apoderen de nosotras y nosotros, débiles mentes en formación. Una cosa es acompañar, escuchar y proteger a las personas que pasan por una crisis de identidad y otra es la de ¡viva la Pepa! ¡Barra libre para todes! Y no te digo para la Big Pharma. ¿Más puertas giratorias? No lo sé, pero es todo tan raro y tan de repente. Y el Schwab amenazando con crear él solito el futuro con sus amiguitos del alma.
Chicas, hay que remangarse y empezar a creerse en serio que nosotras también podemos crear un mundo y no sólo hacerlo igualitario. Está claro que hay que ir más allá. En cuanto a lo demás, dejar hacer a la Naturaleza y a la Ciencia no interesada, porque sin sexo no hay género.
LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ
Fotografía: Tribuna feminista