Por: Farid Reyes. La Izquierda Diario. 09/08/2018
Desde hace algún tiempo en redes sociales e internet la escuela austriaca de la economía o las posiciones ultra liberales han tomado cierta relevancia, ¿qué representan estas posiciones políticas?
La derecha tradicional se encuentra fuertemente desprestigiada, producto de los gobiernos que han llevado a crisis y enormes niveles de pobreza, millones de personas no confían más en los partidos tradicionales (no sólo de derecha).
En este contexto los “libertarios” de derecha intentan emerger como una nueva fauna en internet que atrae a jóvenes por sus posiciones “radicales” a favor de la “libertad” y el individuo. Pero ¿quiénes son realmente estos ideólogos juveniles y que intereses defienden?
“No somos de derecha”: libertarios
En primer lugar, hay que decir que no son de la derecha tradicional ya que, efectivamente, muchos de ellos se oponen al conservadurismo religioso que genera poco entusiasmo en la juventud. Sin embargo, no tienen problema en aliarse con fuerzas políticas conservadoras para oponerse a las posiciones política de izquierda, así sean las más retrógradas o incluso neofascistas.
Estos “libertarios” comúnmente argumentan que son de derecha porque defienden al individuo y las libertades individuales y que por tanto sus posiciones no encajan en las clasificaciones clásicas de izquierda y derecha. Según ellos son una tercera posición, que defiende el capitalismo más salvaje (libre mercado “puro”), pero al mismo tiempo, supuestamente no comparte las posiciones que limitan, por ejemplo, los derechos de la diversidad sexogenérica mientras algunos otros están también por la legalización de las drogas.
Esta posición liberal supuestamente “clásica”, en realidad es justamente la que defiende históricamente buena parte de la derecha política. Las ideas “libertarias” de derecha no son nuevas, como tampoco lo es la escuela austriaca de Hayek o Mises. El grito de guerra de las posiciones reaccionarias es: tradición, familia y propiedad. Y los “libertarios” lo toman como propio, aunque lo disfracen.
Al igual que la derecha “alt-right” (con la cual la mayoría de las veces comparten visión), las posiciones libertarias derecha son pragmáticas y lo único que intentan es frenar el avance de posiciones progresistas o revolucionarias.
Así, por ejemplo, Javier Milei, economista “ultra ortodoxo” se opone abiertamente al derecho al aborto por considerar que no se respeta “la vida de una persona” (una visión ultra conservadora contradictoriamente), al mismo tiempo que es parte del Consejo Consultivo de la Fundación Libre del reaccionario y anti-feminista Alejandro Laje.
Del mismo modo, el youtubers “libertario”, Sebastián Izquierdo, conductor del canal “Capitalismo Revolucionario”, defiende la familia tradicional como núcleo fundamental de la sociedad.
Defensores radicales del capitalismo, defensores radicales de los empresarios
No hay un solo video de alguna conferencia o entrevista, donde personajes como Gloria Álvarez no mencionen el Índice de libertad económica y hable de que los países más libres son donde hay menor pobreza y todos son más felices.
Este índice que se publica en el Wall Street Journal es realizado por la corporación política de extrema derecha llamada “Fundación Heritage” ligado al partido republicado en Estados Unidos la cual ha sido acusada de financiar y promover golpes de estado en distintas partes del mundo.
Este índice (los libertarios se ufanan de manejar muchos datos y según ellos con eso “ganan” los debates), tiene por otra parte parámetros tan absurdos que señalan, por ejemplo, que China (donde gobierna un partido único con medidas cuasi totalitarias) es más libre que Inglaterra, Estados Unidos y Alemania o que Francia y España son menos libres que Perú y Jamaica (donde los niveles de pobreza y marginación son enormes).
Pero más allá de estas “fuentes” desde las que debaten estos derechistas, la clave de su pensamiento está en la defensa a ultranza del sistema capitalista como el único sistema que genera riqueza y que, según dice, ha logrado que millones salgan de la pobreza, veamos.
Para los libertarios de derecha, no importa redistribuir nada (por eso odian a Keynes), lo que importa es crecer económicamente, para lograrlo hay que darles todas las garantías a los inversionistas (acabando con todos los derechos laborales o legislaciones que impidan contaminar el medio ambiente), así el mercado “libremente” se encargaría de administrar eficientemente los recursos disponibles. Una versión recargada de la visión neoliberal.
Según ellos “gracias al capitalismo” hay menos pobres proporcionalmente que hace mil años (sic). Aunque sea risible este tipo de argumentos, son los que utilizan en sus “cátedras” donde comúnmente enfrentan a quienes les debaten con el relato de que el comunismo ha matado millones de personas y que si votas por cualquier político progresista tu país “se va a convertir en Venezuela”.
Por otro lado, estos radicales defienden posiciones ultra reaccionarias como el asesinato de policías a niños pobres que roban algún alimento o la represión a pueblos indígenas que luchan por sus derechos.
Contra “los políticos” y por la privatización total
Aprovechándose del enorme descontento que se vive en el mundo por los partidos políticos empresariales tradicionales, permanentemente estos libertarios de derecha atacan a la casta política. Según ellos todos los problemas de la sociedad vienen del Estado que nos obliga a pagar impuestos y por lo tanto para ser libres deberíamos terminar con el Estado y darle el control de la economía y la sociedad a los “ciudadanos”.
Lo que no dicen es que los políticos tradicionales todo el tiempo votan leyes que les convienen a las grandes empresas y que todo el sistema político está diseñado para defender el interés del capital. Los derechos laborales o sociales son conquistas que se han logrado con enormes luchas y, si algo está desprestigiado hoy en día, es esa política al servicio de los intereses de clase de la minoría rapaz capitalista.
Basta recordar el enorme movimiento que se dio en Estados Unidos hace unos años, el Occupy Wall Street, que planteaba que somos el 99% contra el 1% más rico que está acabando con el planeta.
Su “radicalidad” contra los políticos, se acaba cuando vemos cómo actúan en realidad: Gloría Álvarez recientemente vino a dar conferencias a diputados del conservador PAN en México (un partido por demás odiado por millones), mientras que Javier Miel es un gran amigo del diputado/empresario más reaccionario de Argentina: el retrógrada Alfredo Olmedo.
Al mismo tiempo, la escuela austriaca con personajes como el economista del Estado español Jesús Huerta de Soto plantea que la clave para salir de la crisis es privatizarlo todo (salud, educación, agua, bosques y hasta policías según los más radicales). Es decir, los libertarios de derecha no son sino promotores de una dictadura abierta del capital y de las empresas sobre las masas trabajadoras. Según ellos así los empresarios cuidarían y administrarían eficientemente los recursos, como si no fuera claro que el móvil del capital es la ganancia a costa de la vida cuando así es necesario.
¿Cómo debatir con un “libertario” de derecha?
Estos “intelectuales” que gustan de reclamarse defensores de la libertad no tienen capacidad de debatir seriamente las ideas socialistas. Para ellos marxismo es igual a estalinismo y llegan al extremo absurdo de decir que personajes como Barack Obama o Enrique Peña Nieto son socialistas.
Hay que explicar que el socialismo es un sistema económico, político y social que plantea terminar con la propiedad privada de los medios de producción para dar paso a una planificación racional y democrática de los recursos y de la producción.
Por eso, el estalinismo no es socialismo, los socialistas no planteamos una sociedad totalitaria con un partido único en el gobierno (hay que dejar ya esa caricatura), los socialistas planteamos una sociedad mil veces más democrática que esta. Esto no es una invención reciente, ya autores como Lenin (en libros como El Estado y la revolución), Marx (cuando escribe sobre el funcionamiento de la Comuna de París) o Trotsky (al escribir sobre cómo funcionaban los soviets y al criticar al estalinismo) han abordado cómo funcionaría una forma de sociedad superior al capitalismo.
Por otra parte, Venezuela no es socialista, el gobierno de Maduro es un gobierno nacionalista- burgués, en este país sigue habiendo propiedad privada de los medios de producción, banca privada, se sigue pagando la deuda externa y no gobierna el pueblo trabajador a través de consejos. La economía de Venezuela está en crisis porque es un país capitalista rentista dependiente del petróleo donde no se ha diversificado su producción y donde hay en efecto una burocracia parasitaria que gobierna.
Keynes por otro lado es un pensador burgués, su pensamiento no tiene que ver con un programa socialista, lo que el keynesianismo busca es fortalecer la demanda para que haya consumo y por esa vía se pueda mantener el capitalismo.
Por último, los socialistas no buscamos hacer “más grande” este Estado capitalista, y claro que sabemos que la corrupción es inherente a la administración del Estado burgués, por lo tanto, queremos terminar con la casta política empresarial y construir un Estado de nuevo tipo, donde gobiernen los trabajadores y el pueblo.
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Fotografía: La Izquierda Diario