Por: Tzamtrecesemillas. 26/11/2021
Desde cierta tradición, el trabajo se ha ubicado como el motor fundamental que media entre la humanidad y la naturaleza, un motor que, dentro del capitalismo, se convierte en un proceso que se aprovecha de la fuerza de las personas, para convertir los bienes comunes naturales en mercancía y concentrar la riqueza en unos pocos. Desde otras tradiciones, el trabajo se reclama como el medio, festivo en muchas ocasiones, para hacer posible la vida mediante un esfuerzo que se realiza en común. De un lado tenemos el trabajo comunal que resuelve los problemas de la vida (un incendio, un deslave, una inundación) o que hace posibles deseos colectivos (una milpa comunal, la construcción de un edificio escolar o un área deportiva); del otro lado tenemos el trabajo asalariado en el sistema capitalista que arrebata los frutos del esfuerzo, despoja y esclaviza.
En medio hay una gama de fenómenos y posibilidades. En el punto que va de un extremo a otro, los pueblos indígenas han mantenido el trabajo festivo para cumplir deseos colectivos y resolver los problemas que la vida plantea pero por el otro, la explotación, el racismo y el despojo ha enfrentado a estos pueblos con la realidad del trabajo asalariado que se inscribe en la lógica del capitalismo. Desde los pueblos o’dam, ayuujk, mazateco, zapoteco, nahua, tsotsil, mazahua y totonaco nos llegan reflexiones, en forma de texto, poema, canción o imagen, de diez mujeres indígenas que se centran en el primero de los 13 temas, enunciados como demandas, en la Primera Declaración de la Selva Lacandona del Ejército Zapatista de Liberación Nacional: el trabajo.
La mirada occidental ha elegido a los varones como personas asalariadas, obviando, menospreciando e invisibilizando el trabajo de las mujeres que sostiene a las comunidades. En las reflexiones sobre la primera de las trece semillas, son las mujeres de diversos pueblos indígenas las que hablan sobre el trabajo en contextos de violencia, sobre el trabajo de las mujeres indígenas trabajadoras del hogar, sobre el trabajo en el campo, sobre el trabajo de la palabra en el periodismo y sobre los contrastes que van del trabajo comunal al trabajo asalariado, sus tensiones y horizontes. Son las mujeres que aquí siembran la semilla de su palabra en este primer surco.
“Mi papá se llamaba Juan y fue asesinado. El papá de mi papá se llamaba Juan y fue asesinado. Un tío se llamaba Juan y fue desaparecido, luego asesinado. Un Juan trabaja. Un Juan fue asesinado. Mi papá trabajaba. Eso me hace preguntarme si, ¿todos los Juan trabajan? ¿todos los Juan, invariablemente, serán asesinados?”
Selene Galindo Pueblo o’dam
“En 1970 yo era una niña, desde entonces empecé a participar en las reuniones y asambleas que se hacían en la ciudad para escuchar a las multitudes de mujeres jñatrjo, conocidas también como mazahuas. Ellas se organizaban para reflexionar y analizar todos los malos tratos que recibíamos, y aún recibimos todos los días, por parte de los malos gobiernos de la Ciudad de México.”
Magdalena García Pueblo mazahua
“Como una mujer indígena que hizo su vida en el campo, crecí pensando que el único trabajo que existe es el cultivo de nuestra tierra y me cuestiono a mí misma en qué nos ayuda el trabajo asalariado si nosotras y nosotros nunca hemos tenido un trabajo pagado, hemos trabajado desde siempre y creo que en el campo jamás nos hemos quedado sin trabajo.”
Guadalupe Vázquez Pueblo tsotsil
“El trabajo del hogar, desde tiempos remotos, se ha asociado con “cosa de mujeres”. Se dice que nosotras nacemos con ese don del quehacer, por esta razón se ve tan normal que las mujeres hagan las labores en su casa. Pero la situación es diferente cuando las mujeres tenemos que hacerlo a cambio de un salario.”
Lorenza Gutiérrez Pueblo mixe
“Desde hace una década decidí escribir sobre esas mujeres, sobre las que rajan la tierra con un arado y no les pertenecen ni las piedras, las que trabajan en oficios rudos y son estigmatizadas, las que son señaladas por vender cervezas para sobrevivir, las que realizan un trabajo comunitario después de una tragedia como un terremoto y son heroínas anónimas.”
Roselia Chaca Pueblo zapoteca
“En casa”, así le decimos nosotras cuando nos preguntan en qué trabajamos. Aunque por ahí vamos aclarando que, cuando decimos “en casa”, nos referimos a las casas que no son nuestras.”
Irlanda Ramos Pueblo totonaco
Te’n ëjts ja nan näjty y’anä’äny Ku tëë nayte’n ja tsye’tskjëëjp näjty y’awätskëjxn Ku te’n ja jëxtujk y’u’nk y’anä’äjk ojts takya’kkixy / Mi madre decía que también tenía ranuras en los pezones que en su carne se hacían huecos por sostener a siete hijos desvaídos…
Diana Domínguez Pueblo ayuujk – mixe
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Fotografía: Tzamtrecesemillas