Por: PATRICIA RUIZ. 24/06/2022
¿QUÉ HAY DETRÁS DEL TÉRMINO RESPONSABILIDAD AFECTIVA Y POR QUÉ CADA VEZ HAY MÁS INTERÉS EN ÉL?
El término de “responsabilidad afectiva” es muy nuevo. No hay una idea clara de dónde vino, ni quiénes fueron los primeros en usarlo. Cuando escuchamos el término responsabilidad afectiva podemos pensar que vino de la psicología. Pero la verdad es que no es un término propio de las disciplinas “psi”.
Aunque no parece haber un origen claro de este término, se ha hecho muy popular. El problema de un término tan nuevo como éste, es que no hay una definición clara a partir de la cual entenderlo, sino que cada quien llena este término como lo entiende y como le conviene en su vida práctica y personal.
En general, responsabilidad afectiva se usa ampliamente en las relaciones de pareja, no importa si es heterosexual u homosexual, no importa si es una relación monógama o una abierta o una poliamorosa.
Actuar en función de la responsabilidad afectiva se ha vuelto el nuevo deber ser para relacionarse con otras personas, no importa el tipo de relación. La lógica es la misma: el otro es quien tiene que ser responsable de lo que me hace sentir.
Tal vez es más común asociar la responsabilidad afectiva con ciertas posturas feministas, en la que las mujeres son quienes le piden a los hombres ser responsables con sus sentimientos. Casi como una exigencia, casi como pedirle al otro que se haga cargo de los sentimientos propios. Esto resulta problemático. Cuando se asume que es la mujer quien debería de exigirle responsabilidad afectiva a un varón, se puede caer en que las mujeres son buenas y los varones son los malos, despistados o desinteresados. Es casi como decir que los varones son malos por naturaleza, y la naturaleza de las mujeres es ser buenas.
Pero todos sabemos que cualquier relación, con cualquier persona, conlleva conflictos. Ninguna relación está libre de duda, ni de angustia, ni de discusiones. Y esto no quiere decir que sea malo (hablamos de las relaciones comunes, no de una relación donde existe violencia física o psicológica). Una relación se conforma de por lo menos dos personas, con sus propias experiencias, sus propias maneras de interpretar y resolver su vida. Una relación de pareja entre dos personas diferentes, por supuesto que trae conflictos, no por ello significa que se está en una mala relación.
Hoy, con el auge que tienen los diferentes feminismos, se reivindica a las mujeres en diferentes espacios de los que históricamente habían sido relegadas o invisibilizadas. Incluso dentro del ámbito privado, en relaciones familiares y de pareja. Los feminismos han dado a las mujeres muchas herramientas para reclamar los derechos que les habían sido negados.
Los logros históricos de los feminismos son innegables, la cuestión con el tema de la responsabilidad afectiva es que no invita a las mujeres a tomar una posición autónoma con respecto a su vida, sino que crea la falsa ilusión de que sólo por el hecho de ser mujer, tiene el derecho o la autoridad de exigir que otro se haga responsable de lo que ella sienta. Además, un término como este puede resultar mucho más confuso porque hoy en día la violencia sistemática con la que viven millones de mujeres alrededor del mundo se visibiliza más fácil y rápido. Ante situaciones que son graves, que ponen en peligro la integridad de la vida de muchas mujeres, los feminismos son una herramienta para reconocer actitudes violentas y machistas. Tal vez antes estas situaciones, que sin duda son graves, la responsabilidad afectiva sea tan atractiva. Pues parece que es un mecanismo para evitar todo tipo de conflicto, un mecanismo que nos asegura relaciones buenas, sin angustia, sin problemas y que no representen una pérdida de tiempo. Pero no todo lo que no nos gusta en una relación de pareja es resultado del machismo, ni es violencia. Exigirle al otro responsabilidad afectiva es deshacernos de lo que nos toca a nosotros mismos, es impedir que haya diálogo, es negar que existe la otra persona, en tanto persona diferente.
No se trata de declarar a la responsabilidad afectiva como algo bueno o malo. Cualquiera de estas dos posturas se convertiría en el nuevo deber ser a partir del cual relacionarnos con cualquier persona, en especial con una potencial pareja. Se trata de cuestionar el término: ¿qué significa la responsabilidad afectiva en nuestras propias relaciones? ¿Será mejor relacionarnos a partir de nuestra diferencia y no a través de un término ambiguo?
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Fotografía: La tercera