Jorge Salazar García. 03/10/2018
En política, la palabra de una autoridad no debería bastar para juzgar como cierto o falso un hecho de gobierno que nos afecta, aunque se nos repita mil veces. Tal afirmación viene al caso, por la costosa campaña desplegada por Peña Nieto en los medios de comunicación, buscando persuadirnos de haber dejado un país en jauja (donde reina la prosperidad y la abundancia) como resultado de su gestión. El derrame de autoelogios no se justifica, primero porque vende una imagen falsa y desgastada como la suya y en segundo término porque la gente vive otra realidad. Ni siquiera es útil para informar a sus cuates (Banqueros, grandes empresarios, los Duarte, Moreiras, Montieles, etcétera) sobre la abundancia que les otorgó, ya lo saben. De cualquier modo, lo cierto es que la bonanza cantada no coincide con la percepción de la mayoría de los mexicanos.
Entonces ¿Cuál es el propósito de ella? ¿Acaso se quiere sublimar los sentimientos de enojo y frustración de sus víctimas mostrando una Nación próspera, inexistente? o ¿El objetivo es trasladar la responsabilidad del inminente desastre al gobierno entrante? Conociendo la perversidad del copetón, puede presumirse que esa propaganda (diseñada por otros) la usará para satisfacer sus instintos de venganza en contra de los 32 millones de “ingratos” que lo maldicen un día si y el otro también. O acaso el señor de la casa blanca y la mafia del poder, ¿intentan minar la legitimidad de López Obrador para atarle las manos cuando crean peligren sus privilegios? Si es así, eso explicaría el alarmante incremento de la criminalidad (aumento de precios, despojos, robos, asaltos, fraudes, ejecutados, desaparecidos) después de las elecciones. Al grito pirata de ¡al abordaje! y amparados por la IMPUNIDAD garantizada por el corrupto poder Judicial, los favorecidos del régimen han lanzado sus mastines sobre la inerme humanidad del ciudadano. Lo evidente es que el copete engomado nos hereda una Nación en ruinas con un territorio sembrado de cadáveres y un suelo húmedo por la sangre (ejecuciones) derramada; desde todos sus rincones brotan ayes de dolor por los desaparecidos y secuestrados; en cada esquina urbana vemos rostros angustiados de los desempleados y niños abandonados; con un medio ambiente desbastado; con una crisis de salud (diabetes, adicciones, cáncer, hipertensión, etc); con pensiones saqueadas y una deuda descomunal.
Para resolver estos graves problemas, el gobierno entrante requerirá de firmeza y sabiduría acompañadas del apoyo paciente y organizado de la ciudadanía. De otra manera NO podrá crecer de inmediato careciendo de una planta industrial propia, con el agro desmantelado, sin bancos ni infraestructura suficiente, sin ferrocarriles, con playas, bosques, minas y energéticos entregados al extranjero. ¿De dónde obtener recursos para el desarrollo social (educación, salud, medio ambiente, vivienda) y generar empleos? De los impuestos no; AMLO prometió no incrementarlos. Lo que se obtenga por el combate a la evasión fiscal y la corrupción tampoco alcanzará.
Seguramente AMLO encontrará las arcas vacías y tendrá que posponer algunas de sus promesas de campaña; lo cual, sin duda, será aprovechado por los cancerberos del Capital para agitarle las aguas cuando así convenga. Otra salida sería pedir más préstamos pero la deuda esta llegando a niveles incontrolables. Su monto (10.3 billones) crece ¡2 230 millones de pesos diarios¡ y tan sólo para el pago de intereses, este año deberán erogarse 713, 843 millones de pesos. Esta cantidad, comparada con el presupuesto aprobado (5.3 billones, 2018)[1] representa el 13 % y es superior a lo asignado a Educación (676, 624 mdp) por ejemplo. En este aspecto, una solución sería exigir su revisión y renegociación o, de ser necesario, declarar una suspensión de pagos como lo hiciera Benito Juárez, en 1861. Aunque eso implica riesgos muy peligrosos.
Por lo anterior, es pertinente preguntarse ¿Podrán los mexicanos esperar más tiempo la Justicia Social negada por 80 años? ¿Se habrán dado cuenta que el DINOSAURIO sigue vivo y con poder amenazante?
La respuesta mi amigo, como dice Bob Dylan[2] en su canción de igual nombre, esta flotando en el viento.
[1] http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/PEF_2018_291117.pdf
[2] Canción publicada en el álbum de estudio The Freewheelin’ Bob Dylan en 1963.