Por: Mariano Quiroga. Pressenza. 16/12/2018
Invitado por las organizadoras del Jallalla de Mujeres 2018 emprendí la aventura de volver a Jujuy, con la oportunidad de conocer e intercambiar tanto con miembros de la Tupac Amaru, como con integrantes de Comités por la Libertad de Milagro Sala de todo el país.
El encuentro de mujeres tenía como objetivo visitar a todos los presos políticos de Jujuy: Graciela López, Mirta Guerrero, Beto Cardozo, Gladys Díaz, Javier Nieva y Mirta Aizama. Además de acercarse hasta el edificio donde mantienen cautivos a Milagro Sala y Raúl Noro en la localidad de El Carmen. Allí se realizó una radio abierta en la que los presentes pudimos expresarle a los referentes de la Tupac, las razones que nos habían llevado a demostrarles nuestro acompañamiento y solidaridad, y reforzar la voluntad de la lucha para liberarlos de esta detención injusta y arbitraria.
La odisea comenzó en la sede porteña de la Tupac y desde allí emprendimos viaje en un micro cargado de donaciones para los jujeños y las carpas en las que luego haríamos campamento en las cercanías de la “prisión domiciliaria” de Milagro.
Mujeres de todas las edades y de distintas corrientes políticas e ideológicas fueron ocupando sus lugares. Muchas se conocían de otras actividades, pero para la mayoría se trataba del primer viaje para exigir la libertad de la líder tupaquera.
Desde Rosario, Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero, Río Negro y Salta se acercaron más mujeres y algunos compañeros que confluyeron en este encuentro asambleario de ambiente festivo y de fuerte compromiso social.
El Carmen
Tras una noche de bailes, comida conjunta y camaradería, a primera hora de la mañana nos dirigimos hacia la casa donde la Tupac tenía planeado abrir un centro de rehabilitación para drogodependientes, que las hordas del Virrey Gerardo Morales destruyeron y que fue arreglada en tiempo récord para que Milagro Sala pudiera cumplir allí la prisión domiciliaria por capricho del juez Pullen Llermanos.
Mientras subíamos por el camino de tierra que accede a la residencia, entonando canciones por la libertad de Milagro, la veíamos esperándonos desde lo alto del muro donde la policía jujeña puso alambres cortantes que convierten a la edificación en una cárcel. Un cerco de policías con armas largas y policías a caballo, completaban el cuadro del campamento que montó Gendarmería en la calle por donde se accede a la casa.
Junto a Milagro, también asomado a la tapia estaba Raúl Noro, compañero infatigable de la lideresa y sostén espiritual en los momentos de mayor crisis de “La Flaca”, como la llaman en Jujuy a Sala. También se asomaron a la tapia los hijos de la lideresa, Sergio y Claudia.
Mujeres originarias le agradecieron a Milagro por haberlas “hecho existir” y brindarles derechos que siempre les habían negado, denunciaron la prepotencia de los Blaquier y acusaron a Gerardo Morales de estar al servicio de la familia más poderosa de Jujuy.
Las palabras eran reconfortantes y el aliento reparador llegaba desde todos los rincones de la Argentina. Milagro agradecía cada testimonio y luego de escuchar a más de 50 personas, comenzó su arenga a viva voz.
“Estos uniformados obedecen órdenes y están tan amenazados como ustedes”, decía, y “hay que sumarlos a la lucha”. Nos hablaba a nosotros, pero también a ellos y les recordaba que formábamos parte del mismo campo popular y que un día tendrían que “sacarse los cascos y marchar junto con nosotros, como ocurrió hace poquito en Francia”.
Sala le pidió a los presentes que transmitamos su mensaje, que no era otro que “la única manera de solidarizarse con los presos políticos es organizándose, luchando por las calles de Argentina, los barrios y las villas. La única manera que nos pueden ayudar es trabajando la unidad del campo popular”.
“Nosotros no pedimos la libertad de los presos políticos, nosotros queremos también la libertad de la cabeza, dejar de tener miedo, no volver a agachar la cabeza”, arengaba la jujeña y nos pedía que no bajemos los brazos. Además, aseguró que si había que nosotros teníamos a favor “era la experiencia de haber reconstruido la patria” y habló de que “muchos dirigentes están bajo la cama y creen que porque ellos transan con el gobierno de turno nos van a hacer agachar la cabeza, no tengamos miedo de marchar, ellos no nos pueden ganar la calle”.
Compañero Raúl
Milagro Sala quiso contarnos la actualidad del estado de salud de su compañero, Raúl Noro. “Estoy dolida”, expresó, y explicó que los últimos estudios habían demostrado que Noro tenía cáncer, y al escribirse tantas mentiras sobre ellos, era necesario que ella pudiera decir con su propia boca, que su marido no se hacía el enfermo para no ir a declarar, como lo acusaban desde el sector de Gerardo Morales.
“No nos vamos a bajonear, porque todos los días nos enteramos de cómo militan ustedes las calles, gracias a ustedes es la fuerza que nosotros tenemos de este paredón para acá”, insistió, para luego asegurar que quiere que se terminen los juicios cuanto antes, “que se termine esta payasada”, manifestó.
“Como dijo Cristina, yo tampoco me arrepiento de las cosas que hice”, dijo Sala, antes de invitar a todos los participantes del acto a formar una ronda, a abrazarse y a cerrar los ojos. Además de pedir por el bienestar de Raúl y de todos los presos políticos, pidió que visualizáramos el 10 de diciembre de 2019, que pensemos en el momento que esta pesadilla habría terminado. Que nos concentráramos en ese futuro que queríamos construir. Para finalizar con un deseo de “Paz, fuerza y alegría para todos y todas”.
Esta es la intervención completa de Milagro Sala desde el muro de la residencia de El Carmen:
La visita
Las compañeras habían gestionado con los abogados de los presos políticos, las visitas en cada uno de los penales y también en la propia residencia de Milagro y Raúl. Traspasar el portón, cerrado del lado de afuera y que solo pueden abrir los gendarmes, fue un momento de mucha intensidad, abrazarse por primera vez con Milagro, fuerte y largo, caluroso. Poder emocionarse con Raúl, anfitrión de lujo, siempre atento a los pequeños detalles que nos podían hacer más cómoda la estadía.
Apenas sentados en la mesa de la cocina, dispuestos a conversar compartiendo un mate endulzado con stevia, Milagro le mostraba a Raúl mi gorra, diciéndola que era una así la que ella quería que le compre. Por supuesto, le dije que si quería una gorra así, esa ya era suya. Y así fue como junto a los libros de Pressenza, le dejé a Milagro la gorra que ella usa durante la charla que mantuvimos y que, claramente, le queda mejor que a mí.
“La ceremonia con los ojos cerrados nos hizo demasiado bien a todas y todos”, le decía Ayelén, que había entrado conmigo y eso permitió que ella nos contara que “eso es la ceremonia humanista”. “Cuando venimos con mucha frustración, hacemos las ceremonias para estar tranquilos, perdonar a los otros, aceptar los errores y virtudes del otro. Eso nos ayudó mucho a crecer como organización”, explicaba. Y me preguntó si conocía a Ana López, ya que ella fue la persona que “la salvó” al enseñarle las cosas del humanismo. “Yo me creía que la revolución había que hacerla con las armas y con el humanismo descubrí que la revolución tenía que ser en la consciencia”, nos contó.
El encuentro se centró alrededor de los mismos temas que había expresado públicamente. La rabia por las mentiras que se dijeron sobre Raúl Noro, su exigencia de que le pidan disculpas. “Mi marido no dice mentiras “, afirmó y explicaba que muchas veces él le escondía a ella misma los dolores que pudiera tener.
Insistió en la idea de que es el pueblo organizado el que definirá la continuidad del gobierno de Mauricio Macri, que no depende tanto de los dirigentes, sino de la movilización popular.
“Es el trabajo de miles de compañeros que buscaron una vida mejor, no es Milagro”, nos decía, poniéndose como ejemplo de construcción colectiva. “No somos una lacra, como nos dicen, somos el orgullo de los pueblos originarios y nos hicimos respetar”, explicó.
Profundizando en el tema de la dirigencia dijo que era necesario “correr el Ego y no tener temor a la unidad del campo popular”. “No interesa cómo es el otro, ni el color de las banderas, tenemos que llenar las calles de miles de flores para renacer como pueblo”, dijo. “Si los dirigentes no se organizan, somos nosotros los que tenemos que organizarnos como pueblo, tenemos que demostrar que estamos vivos”, expresó, sin menospreciar el trabajo de los dirigentes, “yo también soy dirigente, pero si ven que no convoco, que no hago el trabajo que tengo que hacer, el pueblo tiene que salir solo”. Y nos hizo reflexionar sobre el país o colonia que les vamos a dejar a nuestros hijos y nietos.
Por eso nos dijo que la formación política se hace en la calle, “de nosotros va a depender lo que pase”. “Si la CGT no hace el paro, hagan la huelga, ustedes”, nos había dicho unos minutos antes y despreció a los dirigentes que se justifican en la inacción por miedo a los carpetazos. “Cuidan su quinta y no cuidan la finca entera”, manifestó y consultada por una compañera sobre si Cristina debía ser candidata, dijo que “tiene que presentarse”, porque “los votos no se traspasan” y ella “ya demostró que sabe conducir la nación”.
La salida de la casa fue un poco precipitada porque quedaban muchas compañeras todavía por entrar, así que volvimos a los abrazos y conversamos brevemente con Raúl.
Aquí se puede ver en el programa Continentes y Contenidos las imágenes completas que pudimos obtener del encuentro en El Carmen:
La despedida
De El Carmen, nos fuimos al penal de Gorriti donde se realizó un acto pidiendo la libertad de todos los presos políticos de Jujuy y luego se marchó hasta la gobernación.
Una marcha agitada, con las pilas renovadas por el mensaje transmitido por Milagro Sala, pero con el cuerpo desgastado de tanta intensidad. Aprovechamos el momento para intercambiar algunos souvenirs entre las distintas organizaciones y emprendimos la marcha entre agradecimientos múltiples. El nuestro por el hermoso recibimiento y por mantener viva la llama de la Tupac Amaru y el de las jujeñas y jujeños, por traerles solidaridad y acompañamiento desde todo el país, para que tengan en claro que no están solos y que en todos lados se pide la libertad de los presos políticos, como el repudio para Gerardo Morales ya es mundial.
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Fotografía: Mariano Quiroga/Pressenza