Por: Claudio Escobedo. Coahuila. 05/05/2018
Los mismos de siempre, los privilegiados, los favorecidos, los traficantes de influencias, los mismos que han amasado grandes fortunas al amparo y con la protección de la clase política corrupta que ha gobernado el país en los últimos años, sí ellos, los saqueadores de siempre están muy molestos con AMLO, están tan irritados que no los calienta ni el sol.
Su desencuentro con López Obrador los pone nerviosos, los intranquiliza, están frenéticos, el riesgo de perder su intocable hegemonía de mando en los destinos del país no los deja dormir, les causa náuseas y les genera insomnio, su enojo es tan grande que no alcanzan a ver su sensible conducta malhumorada.
Andan como toros de lidia, no encuentran su lugar, su insaciable gusto por el poder los hace furibundos, buscan aquí y allá alternativas para pegarle y deshacerse de la causa de su malestar, buscan como pegarle al puntero que los incomoda. No escatiman las formas ni los métodos, abiertamente y sin restricciones quieren pegar un nocaut a AMLO, están ansiosos de recuperar su sueño, su paz, su seguridad, quieren seguir siendo los intocables de siempre.
Le apuestan a todo, le echan montón como en el barrio, lo descalifican cizañosamente como populista, se burlan de su persona, conspiran perversamente con los rivales políticos de AMLO, todo, absolutamente todo lo que sea necesario están haciendo para golpear y derribar a Andrés Manuel López Obrador.
Cabildean en lo oscuro, regañan a sus aliados políticos, exigen soluciones urgentes, sienten que el tiempo electoral se les acaba y con ello finaliza su poder y su negocio, por eso están dispuestos a todo, incluso a sacrificar a su gente, a sus incondicionales. A los saqueadores no les importa si Meade es inmolado, a ellos como siempre, les interesa mantener inmaculados su poder que está en riesgo.
Bailléres, Ramírez, Larrea, X. González y Tricio están iracundos y biliosos, su hábito y costumbre de hacer y deshacer en el país, de imponer su santa voluntad, los hace romper protocolos, los lleva a perder los estribos, manotean como siempre tratando de intimidar a sus rivales, gritan y amenazan por medio de la diatriba para imponer su rango de jefes absolutos.
Hablan a nombre de todos los empresarios de México, como si todos fueran como ellos, asumen categóricamente que los empresarios del país no comulgan con López Obrador, “Así no” espetan en todos los diarios nacionales, en el mismo costal meten tramposamente a empresarios saqueadores y a empresarios honestos y comprometidos con la transparencia y la no corrupción.
Piensan y asumen que todos son de calaña y en nombre de muchos se erigen como salvaguardas de los mexicanos, refieren los empleos que generan para la nación, utilizan el chantaje y la recriminación para seguir dominando y saqueando al país. Olvidan que la inmensa mayoría de esos empleos tienen bajos salarios y esto les ha generado inmensas ganancias que al juntarlas con los beneficios fiscales y las regalías que obtienen del erario público, los ha convertido en poco tiempo en los grandes multimillonarios de México y el mundo.
Que mal se ven, su ambición y avaricia los hace perder su ecuanimidad, su sed de poder absoluto y enfermizo los hace actuar como vulgares mafiosos, hacen lo que sea y como sea con tal de salirse con la suya, que triste.
Que desafortunada es su conducta, que lamentable que así sean, lo bueno es que son sólo unos cuantos, si bien es cierto son los más poderosos e influyentes, existe la confianza que la gran mayoría de empresarios terminaran por darles la espalda y se sumaran a la institucionalidad, al marco de la legalidad y la limpia competencia. Ya no queremos un país para los privilegiados de siempre, queremos un país para todos, donde a todos se nos tome en cuenta.