Por: José Yorg. 08/07/2025
“Los políticos deberían entiender que ya no se trata de representar al pueblo, sino de ser parte de él. Y si no hay quien lo entienda, el silencio del pueblo seguirá gritando. No por apatía. Sino por claridad”. https://periconoticias.com.ar/
El desarrollo capitalista argentino se organiza bajo patrones de concentración y distribución del ingreso que hacen imposible que el conjunto de su población pueda participar de manera plena del desarrollo económico y de la vida social. Las consecuencias directas de estos procesos se hacen visibles a través de dos fenómenos relevantes para la sociedad argentina: a) el desarrollo de una marginalidad económica asociada a un aumento de excedentes absolutos de una población excluida de todo progreso, y b) la proliferación de estrategias, planes, programas y acciones en materia de política social centralmente orientada a proveer de una transferencia monetaria de ingresos hacia los sectores más vulnerables. En este marco “salir de la pobreza, la desigualdad social y la crisis del empleo demanda un cambio de rumbo sistémico”. Agustín Salvia y Eduardo Donza.
Desde una mirada crítica y comprometida con la realidad social, en mi condición de educador e investigador social y cooperativo, con ojos curiosos puse el foco en el proceso electoral en la Provincia de Formosa-Argentina-y comprobé la escasa repercusión en la mejora de las condiciones de vida del pueblo. En declaraciones a medios periodísticos, lancé, consecuentemente, una afirmación que interpela: “Las elecciones pasan y el pueblo sigue pobre”.
Fruto de analisis y reflexiones señalo que es claro que el indicador más potente que se observa se expresa en los gestos inequívocos de frustración que se vienen acumulando. Esa frustración es el reflejo de una continuidad de políticas públicas que no mejoran la vida: no mejoran la educación, la salud, el trabajo ni la pequeña y mediana producción.
Subrayó además otro dato relevante que dejan las urnas: La apatía, el desinterés y el hartazgo del pueblo sufriente frente a la política. No se perciben mejorías, al contrario, todo empeora.
Precisamente lei en https://periconoticias.com.ar/ de otra provincial argentina demorada, Jujuy: “Apatía o Alerta: cuando el silencio del pueblo es un grito contra la ficción del poder”.
“Ni las boletas empapeladas logran ocultar lo que vibra en el aire: una sociedad hastiada, descreída, desfondada anímicamente, no solo por la crisis económica, sino por una política que ya no habla su idioma. La inflación desintegra el salario en tiempo real, los tarifazos estrangulan hogares que antes se sentían de clase media, y la promesa de “vivir mejor” se convirtió en una reliquia narrativa que ya no enciende ni a sus propios emisores. ¿Dónde está la política? ¿Dónde están los proyectos? ¿Quién puede, hoy, mirar a los ojos a un jujeño y decirle que hay futuro?”
Llegó la hora de la democracia participativa.
Frente a este panorama desalentador planteo la necesidad de un cambio profundo: Es urgente organizar y direccionar de manera inteligente y colectiva un gran diálogo para encontrar y plasmar en la nueva constitución que se elaborará próximamente un rumbo político y económico de prosperidad popular.
¡El infortunio del pueblo no puede seguir, basta de promesas vacías!
Al afirmar que llegó la hora de la democracia participativa me refiero a un llamado a la acción para que la ciudadanía participe más activamente en las decisiones políticas que contemplen el mejoramiento de la vida ciudadana, Implica que es momento de implementar mecanismos y espacios que permitan a la ciudadanía influir directamente en las decisiones que les afectan.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
Fotografía: José Yorg