Por: Raúl Prada Alcoreza 10/07/2025
El sistema mundo capitalista nace con sus propias criaturas. No sólo nos referimos a su substrato colonial y de esclavización generalizada. Sino nos referimos a los Estados nación modernos, que nacen en el siglo XVII. Se trata de régimenes, que tienen que garantizar la dialéctica de la acumulación originaria y ampliada de capital. La diferenciación se comienza a dar cuando se va conformando la geopolítica del sistema mundo capitalista, entre centros y periferias. En los centros reside la acumulación ampliada de capital y en las periferias se desenvuelve el despliegue de desposesión y despojamiento de la acumulación originaria de capital. Hay Estados nación que nacen subalternos, debido a que las estructuras de poder predominantes en sus países, terminan aceptando esta condición de subordinación y dependencia, condenando a sus países al modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. Se puede decir entonces que el sistema mundo capitalista, también visto como orden mundial de las dominaciones, conforma estos Estados nación subalternos para garantizar el despojamiento y desposesión de los recursos naturales en los países periféricos. Uno de esos casos es Bolivia.
Hablando metafóricamente de la concepción trágica del mundo, diremos que la condena de Bolivia se encuentra ya antes de que sea una República, se halla tanto en la administración del virreinato del Perú, como en la administración posterior del virreinato de la Plata. Para resumir ilustrativamente, la principal condena de Bolivia es el cerro de Potosí, exuberantementé rico en el mineral de la plata. El entorno potosino corresponde a una geografía económica de irradiación de los circuitos y recorridos de la plata. Se puede decir que esta geografía se extiende desde Quito hasta Córdoba. Sin dejar de tener en cuenta los circuitos marítimos y los flujos de la plata potosina en los circuitos y recorridos del mercado internacional del sistema mundo capitalista.
Como decía Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina, la fatalidad del subcontinente es haber sido ricos en recursos naturales, sobre todo en aquellos que requería la vorágine del modo de producción del sistema mundo capitalista. Resumiendo, para ilustrar, continuando con la exposición, diremos que la fatalidad de Bolivia es haber contado con la riqueza de los yacimientos de plata, después del estaño, para continuar con la explotación de los hidrocarburos y, ahora, se pretende embarcar al país en el despojamiento y desposesión del litio, también quizás de otros minerales, como el cobre, el wolfram y el zinc, además de la exploración y explotación de las llamadas tierras raras. Es decir, la condena de Bolivia, de ser un país atrasado y dependiente, correspondiente al modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, persiste con la voluntad cipaya de sus gobernantes, sean de un estilo o de otro, se señalen de “derecha” o se proclamen de “izquierda”.
Los Estados nación subalternos de la inmensa periferia del sistema mundo capitalista se han conformado y constituido para servir al desarrollo hipertrofiado del sistema mundo capitalista. Sistema mundo moderno que se ilusiona con el desarrollo del fin de la historia, desatando apologías sobre la modernidad contradictoria, empero, termina destruyendo el planeta, dejando cementerios mineros por todas partes y huecos hidrocarburíferos, con el objeto de alimentar la hipertrofia de la monstruosidad de la valorización abstracta del valor, que parece una tautología metafísica de la contabilidad capitalista.
El examen de los candidatos
En un artículo titulado Seguridad jurídica y luz verde a los transgénicos: los candidatos de Bolivia debatieron en foro agropecuario, María Silvia Trigo escribe:
“La Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) en Bolivia reunió a tres candidatos a la Presidencia en un foro realizado en Santa Cruz de la Sierra, en el que discutieron propuestas sobre la industria agropecuaria y productiva del país. Asistieron el empresario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge Quiroga (2001-2002), que lideran la intención de voto en las encuestas; y Manfred Reyes Villa, que ocupa el cuarto lugar. Estaba invitado Andrónico Rodríguez, el candidato mejor posicionado de la izquierda, pero no asistió.”
“En líneas generales, los tres candidatos se manifestaron a favor de las principales demandas del sector, como seguridad jurídica y titulación de tierras, sancionar los avasallamientos y hubo consenso en la liberación de biotecnología y eventos transgénicos para la producción agrícola.”
Recordando algunas frases emitidas por los candidatos, rememora lo que dijo Reyes Villa: “Vamos a abrir la normativa para todos los eventos necesarios”. En cambio “Quiroga dijo que “homologarán todo desde el arranque del próximo Gobierno”. A su vez, “Doria Medina dijo que se van a eliminar ‘todas las restricciones’, además de crear mecanismos de investigación y desarrollo para las características propias del territorio.”
La autora del artículo recapitula, dice que:
“Uno de los temas centrales” fue “la subvención de los combustibles, que significó un beneficio económico importante para el desarrollo del sector agropecuario durante las últimas décadas”. Anota que, “en Bolivia el litro de diésel y gasolina se vende al 0,53% dólares, casi una tercera parte del precio internacional, lo que ha provocado una agudización de la crisis económica.”
Al respecto menciona que:
“El candidato Reyes Villa ofreció un precio estándar equivalente a 0,70 dólares, Quiroga propuso eliminar la subvención solo para el diésel, en tanto que Doria Medina dijo que eliminará totalmente la subvención y consideró que el precio del combustible no es relevante para sus costos operativos, pese a que no pagan ni la mitad de lo que pagarían sin la subvención del Estado. “No les voy a ofrecer diesel barato, les voy a ofrecer la seguridad de que va haber carburantes”.
Por otra parte asevera que”
“El sector agropecuario en Bolivia también se beneficia con privilegios económicos, que no fueron ampliamente abordados en el foro, como los regímenes tributarios especiales, las inversiones del fondo de pensiones o la exención de aranceles para importaciones de ciertos insumos agrícolas. Los candidatos Quiroga y Reyes Villa ofrecieron ampliar aún más los beneficios en materia impositiva, a diferencia de Doria Medina que afirmó que pensar en reducir los tributos en el corto plazo no es realista, debido a la crisis económica que enfrenta el país.”
María Silvia trigo contrasta, dice que:
“A pesar de que el programa de Gobierno de Doria Medina, primero en las encuestas de intención de voto, incluye conceptos como justicia ambiental y uso sostenible de la tierra, en el foro manifestó que “si hay contradicción” entre el medioambiente y la producción agroindustrial, se decantará por lo segundo. “Nos interesa un desarrollo ambientalmente responsable, pero como les he dicho a los agropecuarios: en los próximos años, si en algún momento hay contradicción entre el medio ambiente y la producción, no voy a dudar en definir por la producción”.[1]
En otro artículo Cecilia Martinez Gutiérrez, respecto al mismo evento, escribe una interpretación esclarecedora, titulada Sobre el Foro Agropecuario: una puesta en escena anunciada. Dice lo siguiente:
“Resulta casi risible leer reacciones sorprendidas ante lo ocurrido en el Foro Agropecuario. ¿Sorpresa? ¿Por qué? Desde el inicio era evidente la línea que seguirían figuras como Tuto Quiroga y Manfred Reyes Villa: un discurso industrialista, antiambiental, sin disimulo. Lo han dicho antes y lo repiten ahora: la recuperación económica del país, según ellos, solo es posible a costa del extractivismo y del agronegocio depredador.”
“La ausencia de Andrónico Rodríguez tampoco sorprende. ¿Qué podía decir? ¿Que iba a respetar la Madre Tierra? ¿Que iba a enfrentar a los intereses agroganaderos de las logias cruceñas? Imposible. El “modelo socialista” de los últimos años ha sido una mezcla hipócrita: por un lado, retórica indigenista y ambientalista; por otro, concesiones millonarias al agronegocio, a los soyeros, ganaderos, mineros y camiseros blancos del oriente. Asistir al foro para decir la verdad habría sido políticamente suicida; mejor huir.”
“Y lo de Samuel Doria Medina fue casi una tragicomedia. Durante un tiempo trató de sostener una tenue fachada ambientalista —más que nada por tener a Cecilia Requena en su entorno—, pero la abandonó sin titubeos. En el foro no dejó margen de duda: reafirmó su lealtad al agroempresariado con entusiasmo. No porque el sector lo necesitara —ellos ya conocen de memoria ese guion— sino porque había que escenificarlo para el país. Porque el agronegocio no solo busca beneficios, busca también visibilidad, dominación simbólica. Necesita que todos sepamos que tiene el poder.”
“El problema no son solo los candidatos. El problema somos todos. ¿De verdad alguien esperaba algo distinto? Ya lo había dicho antes: ningún aspirante a la presidencia tiene una agenda verde. Ninguno. Ni la derecha empresarial ni la izquierda que se disfraza de indigenista. Todos, sin excepción, están comprometidos con el mismo modelo: más extractivismo, más agronegocio, más destrucción. Y lo peor es que la ciudadanía lo permite. Mira para otro lado. Calla. Se conforma. Bolivia no está defendiendo su patrimonio, lo está entregando sin resistencia. Y no se engañen: la industrialización vendrá sí o sí, con el color político que sea.”
“Nadie quiere incomodarse, nadie quiere enfrentarse al modelo. Pero este modelo —el extractivista, el depredador— avanza, gobierne quien gobierne. Y mientras tanto, el verde de nuestra bandera se apaga. Se vuelve gris, como las cenizas que cada año cubren la Chiquitanía, la Amazonía, los parques nacionales. El futuro ya huele a humo.” [2]
Con esto se ratifica lo que hemos venido diciendo, Bolivia está condenada a la continuidad devastadora del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. Tiene dos versiones, una neoliberal y otra neopopulista. Los neoliberales declaran abiertamente ser partidarios de este modelo extractivista, en cambio, los neopopulistas se disfrazan de estar contra el modelo, pero lo continúan de una manera más intensa y extensiva. Es durante las gestiones del gobierno neopopulista, de la forma de gubernamental clientelar, que se han incinerado, de manera apocalíptica, los bosques primarios. Se lo hace de manera intermitente cada año, en periodos de chaqueo. Sin embargo, las cumbres de la deforestación pirómana han adquirido un vuelo impresionante y destructivo en el 2019 y en el 2024. Los neoliberales, que asistieron al Foro Agropecuario de Santa Cruz, lo dicen sin desparpajo que van a apostar por la agroindustria y los transgénicos, vale decir, en otras palabras, se inclinan por la destrucción de los bosques primarios, siendo ya El Estado Plurinacional de Bolivia el principal desforestador pirómano del mundo.
Volviendo a nuestra reflexión, ingresando al sexto siglo de la conformación y constitución del sistema mundo capitalista, observamos que la correlación de fuerzas sigue siendo adversa para la vida, para los ecosistemas, para los nichos ecológicos, para las sociedades y los pueblos. Van a seguir rigiendo el destino de los países los que hemos llamado metafóricamente los jinetes de apocalipsis.
Pregunta: ¿Qué pasa con el pueblo? Desde los comienzos mismos de la República el pueblo ha sido ignorado, sustituido por una minoría de terratenientes y empresarios mineros, que han apostado por la subordinación y la dependencia del país. Ha tenido momentos de inflexión cuando se intentó salir de esta condena y fatalidad del extractivismo capitalista. Sin embargo, rápidamente, después del estallido de la rebelión y la insurrección popular, los mecanismos, dispositivos y engranajes de la dependencia y la subordinación actúan para revertir esta liberación nacional y popular. Incluso se lo hacen en las propias filas del partido nacional popular, los eternos colaboradores del colonialismo y la dependencia. Esto ha ocurrido durante los doce años de la revolución nacional, de 1952 a 1964. Esto ha vuelto a ocurrir de manera más comediante, haciendo paráfrasis al libro El 18 de brumario de Luis Bonaparte, de Karl Marx, eso de que la historia no se repite dos veces, salvo una como tragedia y la otra como farsa. En la historia de Bolivia ha preponderado la comedia, incluso la grotesca comedia, lo que se parece al teatro burlesco. Aplastando, con su extensión en el tiempo, a los momentos de lucidez y coraje del pueblo, que se rebeló contra la historia y la realidad inventada por el poder, mediante actos heroicos.
En las elecciones del 2025, se enfrentan dos oponentes, que se acusan a sí mismos, unos contra los otros, que se interpelan, entre ellos, que se señalan como culpables, sin embargo, se trata de enemigos que son complementarios en el círculo vicioso del poder. Ambos son partidarios, según su estilo, del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. En las elecciones del 2025 el pueblo no encuentra salida a sus penurias, a sus frustraciones, a sus fracasos y a sus derrotas. No encuentra salida a la crisis múltiple que amenaza la existencia del país. En estas elecciones se presenta más de lo mismo, analogías perversas que hubieron antes, en la dramática historia de Bolivia. Los que hablan a nombre del pueblo, para beneficiarse de este servicio, y los que se creen “salvadores de la patria”, una vez constatada la crisis que desataron los anteriores, a los que se puede llamar los destructores del país. Sólo que lo hacen con la misma demagogia, que se prendía antes, con las pretensiones de verdad de los actos comunicativos, en aquel entonces, cuando Víctor Paz Estenssoro dijo “Bolivia se nos muere”. Entonces se propuso salvarla. Ahora los neoliberales tardíos se presentan como “salvadores de la patria“. Lo hacen repitiendo prácticamente lo que dijo Paz Estenssoro, frase repetida sin imaginación, redundando en prácticamente lo mismo, sin considerar que se trata de otro contexto, de otra coyuntura y de otra crisis. En este caso, también vuelve a repetirse aquello de que la historia no se repite. Los neoliberales tardíos son unos comediantes, en relación a los neoliberales de fines de la década de los 80s y comienzos de la década de los 90s. En verdad, aquellos también lo fueron de alguna manera, aquella vez. El que dijo la frase, “Bolivia se nos muere“ fue alguien involucrado en la revolución nacional de 1952, el primer presidente de la primera gestión de gobierno de la revolución nacional. Antes fue ministro de economía de Gualberto Villarruel López. No lo dijo cualquiera, lo dijo alguien que formó parte del ideología del nacionalismo revolucionario. A los neoliberales de fines de los 80s y comienzos de los 90s les faltaba esta experiencia. A los neoliberales tardíos de ahora les falta más que esta experiencia, que no la tienen, con absoluta certeza de este vacío que conllevan, les falta también ubicuidad histórica. Son estos “neoliberales tardíos desubicados, sin la experiencia que tuvo Víctor Paz Estenssoro, los que se presentan como “salvadores de la patria”.
Hemos dicho que el sistema mundo capitalista nace con sus propias criaturas. El monstruo nace con sus propios monstritos. Las condiciones de posibilidad históricas del sistema mundo capitalista, que corresponden a la conquista, a la colonización y a la esclavización generalizada, dan lugar a la globalización del modo de producción capitalista, que sobredetermina las formaciones sociales en todos los países. Lo que viene en su composición de despojamiento, de desposesión, de acumulación originaria y de acumulación ampliada de capital, tiene que ver con las disposiciones subjetivas a la extraterritorialización de los recursos naturales y a todas las formas de extractivismo, incluyendo a la ampliación de la frontera agrícola desmedida, que implica desforestación, contaminación y depreciación, envenenamiento de las aguas y los aires. Conlleva de suyo la conformación de los dispositivos de poder, de agenciamientos concretos de poder, las instituciones, que van a garantizar el funcionamiento del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. En esta composición retorcida de extractivismo y dependencia aparecen los discursos y la retórica política que buscan legitimar el saqueo del país.
Uno de los “salvadores de la patria” se presenta, asimismo, como ejemplo, como gran empresario. Después de varias décadas a lo que dijo Hernando de Soto, cuando publicó el Otro sendero, refiriéndose al sendero empresarial, en contraposición a Sendero Luminoso, ofrece nuevamente, tardíamente, esta ruta empresarial, como ruta alternativa para el país. Sin darse cuenta que no todos los habitantes del país pueden ser empresarios. Que el modelo capitalista se conforma precisamente en la desigualdad, en la desigualdad de las condiciones de partida, en la diferenciación social, configurando una estructura social donde una minoría está en la cúspide y las grandes mayorías se encuentran debajo de la cúspide de la pirámide. Los empresarios, sobre todo los empresarios propiamente capitalistas, son una minoría. Pero, obviando esta situación objetiva, ofrece demagógicamente la ruta del empresariado para los bolivianos. Sin embargo, sabemos lo que va a ocurrir, el eterno retorno del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, el eterno retorno del saqueo de Bolivia.
Otro de los salvadores de la patria, se presenta como el único antagónico al partido oficialista que todavía gobierna, que ha llevado al país al abismo, a la situación calamitosa en la que se encuentra la economía boliviana. Es este señor el que estuvo involucrado el 2019 en las negociaciones entre el MAS y la oposición, dando lugar a lo que se ha venido en llamar el “gobierno de transición”. Salvando de una insurrección polular, que se venía, que emergía de las entrañas de la sociedad descontenta, desencantada de un proceso de cambio que no se dio, a las cabezas de la forma de gubernamental clientelar, de perfil neopopulista. Perfil del barroco político que se mantuvo hasta entonces, que después retorno, sumando un periodo aciago más de gestiones de gobierno neopopulista, que dura dos décadas. Ese señor fue el vicepresidente del exdictador militar, Hugo Banzer Suárez, cuya trayectoria represiva está involucrada con el oscuro Plan Cóndor, elaborado conjuntamente con las otras dictaduras militares que asolaron Sudamérica.
Un tercer salvador de la patria, se presenta como el único que puede unificar a la oposición, poniendo como ejemplo sus administraciones en la alcaldía de la ciudad de Cochabamba. Donde se dice comúnmente, refiriéndose a este candidato y a sus gestiones, que aunque robe también cumple.
Los tres salvadores de la patria, y otros más que todavía no están incluidos en la papeleta, y posiblemente no los incluyan, dicen algo parecido, sin mucho ingenio, que se puede resumir ilustratiamente en una frase parecida de la de Luis XIV de la Francia monárquica, que dijo Yo soy el Estado, ellos dicen, cada uno, Yo soy la salvación de la patria.
El invitado ausente
En lo que respecta al cuarto invitado, ausente, se presenta como el continuador de la obra del caudillo déspota. Con eso sabemos a lo que viene o, mas bien, no viene. Continuar con el asesinato del proceso de cambio, más alla de la muerte; más bien, después del asesinato del proceso de cambio se trata de destrozar al cadáver. ¿Qué queda? El cadáver, contemplando sin contemplar su propia ausencia, habitando un pueblo de muertos, como en Pedro Páramo, de Juan Rulfo. ¿Entonces, se trata de quemar el cadáver, de cremarlo, de convertirlo en polvo, con los restos diseminados en el aire? Respecto a la destrucción del país, en esta destrucción, contenida la destrucción de la economía del país. ¿Qué queda? ¿Incinerar el país? Como se lo ha venido haciendo con la quema de los bosques primarios. ¿Quemar lo que queda del país, de sus bosques primarios, saquear los últimos recursos naturales? ¿También hacerlos polvos y esparcirlos en el aire, para que nadie más se acuerde que hubo una vez un país que se llamaba Bolivia?
El problema de toda la militancia neopopulista, si es que se puede hablar de militacia a corporaciones clientelares, es que cabaron su propia tumba, prepararon el terreno para que lo que ellos señalan como “derecha” retorne. No sólo asesinaron al proceso de cambio, sino que trivializaron los conceptos que estan vinculados tanto a la revolución socialista, así como a la revolución nacional, así mismo como a la descolonización. Vaciándolos de sus contenidos históricos y conceptuales, a tal punto que se han convertido en palabras vacías, que sólo se pronuncian por inercia en discursos estridentes, altamente demagógicos. Todo el contenido crítico que tenían estos conceptos ha desaparecido, emitida por la boca y en la retórica neopopulista, que ha encubierto, con los mismos términos, la expansión atroz del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente.
En el caso del neopopulismo, del esquematismo dualista usual, de su oposición aparente con el neoliberalismo, es el mejor antecedente que puede tener el retorno al neoliberalismo. Al que se le prepara el terreno. Pues los neopopulistas destruyen el tejido social, destruyen a las organizaciones sociales, hacen desaparecer a los movimientos sociales, sustituidos por apócrifas organizaciones y conglomerados de clientelas. En estas condiciones ya no se puede defender nada; en primer lugar, porque ya no hay nada que defender; en segundo lugar, porque las fuerzas populares se encuentran desmoralizadas, desmanteladas y fragmentadas. Si la “derecha” es lo opuesto a lo que requiere el pueblo para salir de la pobreza, de la explotación, de la discriminación, de la continuidad de la colonialidad, peor que este antagonismo es esta imitación, esta caricatura, de lo que fueron, en su momento, los y las revolucionarias. Estos arlequines convierten en comedia burlesca lo que fue, en otro momento, el acto heroico del pueblo.
Notas
[1] María Silvia Trigo: Seguridad jurídica y luz verde a los transgénicos: los candidatos de Bolivia debatieron en foro agropecuario. INFOBAE.
[2] Cecilia Martinez Gutierrez: Sobre el Foro Agropecuario: una puesta en escena anunciada. Facebook.



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Fotografía: Pradaraul