Por: Jorge Salazar García. 23/05/2023
“No debe haber tapado o dedazo…
(si lo hay) no debe preocuparnos, es normal “(AMLO).
Con la declaración escrita en el epígrafe de este artículo, AMLO ha develado lo que todos suponían pero sus fanáticos niegan: tiene un tapado y va a haber dedazo. Evidentemente al recurrir a esa práctica porfirista incurre en contradicción con lo expresado en su 92avo. compromiso de gobierno (El poder ejecutivo dejará de ser el poder de los poderes). Al pueblo pobre le ha ofrecido sus corcholatas esperando que las haga suyas o aceptando de buena gana a quién elija, aun sin ser alguna de las señaladas, pues en él confían.
Por lo pronto el reto más inmediato de las corcholatas y MORENA son los próximas procesos electorales (4 de junio) de los estados de México y Coahuila donde se elegirán sendos gobernadores. Dado que las campañas han sido contaminadas con todos los vicios conocidos en estas lides, han convertido dichos procesos en elecciones de Estado, por donde se le vea. Indudablemente a nivel federal fue AMLO el que ordenó a gobernadores y funcionarios apoyar con todo a Delfina y a Guadiana. Lo mismo hace Alfredo del Mazo (gobernador en el Estado de México) desviando recursos públicos hacia la contienda. En los dos casos ningún subordinado se atrevería a desobedecerlos, muchos menos quienes esperan algo a cambio.
A tiros y troyanos se les ve actuando en ese sentido. Basta leer las noticias que dan cuenta de los múltiples (y hasta histéricos) llamados a la unidad pidiendo a la militancia posponer rebeldías e inconformidades. Tales llamados, desde luego debería ser acatados por disciplina y respeto a las normas estatutarias que los rigen. Una respuesta positiva sería lo normal en estos casos de disputas políticas, siempre y cuando los partidos y las dirigencias contaran con respetables niveles de credibilidad. Como consecuencia del nulo acatamiento de los principios o programas partidistas eso no sucede. Al contrario, en lugar de democratizar las estructuras y decisiones partidarias han construido altos muros de ilegitimidad, dentro de los cuales negocian la legalidad. Los aliados, junto con los de casa, seguramente le han prometido al presidente (una vez más) obtener los votos necesarios para mantener las prerrogativas (billetes) y ganar los espacios de poder que hagan posible conquistar la mayoría en el congreso federal del 2024. Como van las cosas, volverán fallar igual que lo hicieron en el 21.
Los desencantados del sistema de partidos dirán que dichos institutos no tienen remedio, probablemente les asista la razón. Como sea, eso por el momento no cambia lo esencial: los partidos perdieron legitimidad por su antidemocracia y corrupción. Igual sus espurios dirigentes. Algunos seguidores piensan que las convocatorias a la unidad son para evitar que la patria caiga en manos de la derecha, sin percatarse que estamos inmersos en esos lodos. Finalmente lo que está en juego es el destino del país.
Cosa distinta son los llamados a la unidad provenientes de la militancia crítica. Lamentablemente, ante la sordera y ceguera crónicas de las cúpulas, difícilmente romperán los esquemas viciados de sus líderes. Naturalmente debe darse la bienvenida a esas rebeldías internas cuyo ejemplo podría conducir a otros hasta la renuncia, quizás. Por supuesto, a la gente traicionada, engañada, ignorada y pisoteada por los simuladores, les conviene unirse con el objetivo de construir otras alternativas y modos de hacer política.
Quienes salgan electos el domingo 4 de junio (gobernadores y diputados) pecarán de ilegítimos pues no obstante contar con certificados de legalidad estos provendrán de autoridades que habrán negociado sancionar facciosamente a operadores electorales sin tocar el fondo. Esto ya no tiene remedio y su tendencia es empeorar rumbo al 2024.
De uno y otro lado habrá reclamos, las partes judicializarán de esta manera la repartición de votos y puestos anulando la voluntad popular expresada a través del sufragio. Respecto a los Estados donde gobierna MORENA, los ejecutivos han creado cerrados cotos de poder repartidos entre las tribus que aceptan someterse a lo ordenado desde arriba. Habrá acuerdos entre ellos, sobre todo para no matar la gallina de los huevos de oro. Cada parte recibirá su espacio en pago a su servidumbre, pregonarán haber limpiado la elección y cada quién enterrará sus “muertos” bajo la alfombra. El mundo de la delincuencia legalizada continuará protegido por ese halo de impunidad por haber hecho bien su trabajo: dividir y fanatizar al pueblo. Por eso les pagan tanto.
¿Cómo vencer a esos demonios?, ¿Mandándolos al diablo como dijera AMLO? La salida siempre ha estado al alcance de los principales afectados pero confinada en un artículo constitucional que poco se menciona durante las crisis políticas, como la actual. no debe ser prerrogativa de tribus ni mafias. El poder real de la gente, reconocido en el artículo 39 de la carta magna, debe hacerse efectivo desde los centros de trabajo, los barrios, centros educativos, culturales, pequeñas y medianas empresas trazando rutas de acción que vinculen a comerciantes, estudiantes, académicos y campesinos para construir una fuerza social al margen de los desacreditados partidos.
Es inocultable que el sistema de partidos es un artilugio destinado a perfeccionar el control sobre la población. Obstruyendo la democracia, no alentándola como es su obligación, cumplen con lo mandatado por las élites, convirtiéndose en pesados lastres para el desarrollo democrático del País. Esta prostitución política, en vez de reforzar fobias y apatías, debiera ser acicate para participar en la cosa pública. La auto marginación no debiera ser opción.
Las posibilidades de que a nivel local o federal MORENA logre la unidad existe, pero viendo su descomposición es absolutamente improbable. La insensibilidad de la mayoría (siempre hay excepciones dignas) de los funcionarios de partido y de gobierno están destruyendo la esperanza de quienes resisten en barrios, pueblos, comunidades y plazas públicas. Han dejado solos a los defensores de libertades y recursos naturales, maltratan y engañan a los familiares de desaparecidos, siembran la decepción y, con ella la frustración.
Afortunadamente el espíritu libertario es indomable. La dignidad adherida a la utopía hará realidad las palabras del presidente chileno Salvador Allende pronunciadas mientras era bombardeado por los traidores pagados por la derecha y apoyados por los yanquis: mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.
Fotografía: telesur