Por: José Alberto Ojeda Parada. 22/06/2020
Consideraciones de la OMS con la salud pública en las escuelas y referencias de la UNESCO y la UNICEF para la reapertura de las escuelas.
Ahí, en el aula, donde se concreta la gestión educativa en su conjunto, se encuentra el valor más preciado de la institución social más importante de un país “la familia” niñas, niños y adolescentes se relacionan en el aula con sus docentes y la forma en que realizan los procesos de enseñanza, en cómo el currículum lo traducen en clases, en cómo evalúan y en la forma peculiar en la que interactúa con ellos, con sus madres y padres de familia.
Es desde ahí, donde todos podemos y debemos hacer más para mejorar la vida y el bienestar de niñas, niños y adolescentes, considerando que la UNESCO en esta emergencia sanitaria sostiene que a pesar de que todavía no contamos con suficientes pruebas para medir el efecto del cierre de las escuelas sobre el riesgo de transmisión de la enfermedad, las consecuencias adversas para la seguridad, el bienestar y el aprendizaje de los niños están bien documentadas, además que la interrupción de los servicios educativos también tiene consecuencias graves y a largo plazo para las economías y las sociedades como un aumento de las desigualdades, peores resultados en materia de salud y menor cohesión social. En este contexto en el mes de abril la UNESCO, la UNICEF, el Banco Mundial y el Programa Mundial de Alimentos, publicaron el Marco de referencia para la reapertura de las escuelas, resaltando que la apertura de las escuelas debe hacerse en condiciones de seguridad y de forma compatible con la respuesta general de cada país a la COVID-19, adoptando todas las medidas razonables para proteger a los estudiantes, el personal, los docentes y sus familias, simultáneamente en el mes de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS), emitió las Consideraciones para las medidas de salud pública relacionadas con la escuela en el contexto de COVID-19, señalando la difícil disyuntiva que tiene que enfrentar los dirigentes de todos los países para decidir si deben flexibilizar las medidas de aislamiento en medio de la incertidumbre existente y que medidas sociales y de salud pública deben de implementar para responder a las condiciones locales que satisfagan las necesidades de niñas, niños y adolescentes de aprendizaje, salud y seguridad.
Entonces, es desde ahí, desde el aula, donde se deben de empezar a adaptar las medidas razonables para la promoción y protección del derecho de todas las niñas, niños y adolescentes a la educación, la salud y la seguridad, además de la prevención a la salud de la practica docente, ya que a medida que cambia la epidemiología local de la enfermedad según la OMS, los países ajustarán (es decir, aflojará o restablecerá) estas medidas de acuerdo con la intensidad de la transmisión.
En este escenario de implementación y adaptación de medidas razonables en las escuelas para la promoción y protección del derecho a la educación, la salud y la seguridad, hay que tomar en cuenta que el alto Tribunal de México se pronunció que en la prestación del servicio educativo se activan deberes de la mayor relevancia, en donde los directivos y profesores tienen bajo su cuidado la integridad de las niñas, niños y adolescente en vista de su interés superior y el derecho a su protección integral.
En tanto, el organismo mundial de la salud en una revisión reciente en países individuales de COVID-19 en niños, sugieren que los niños son reportados con menos frecuencia como casos que los adultos, y que la infección generalmente causa una enfermedad leve. La enfermedad grave debida a COVID-19 se ve con poca frecuencia en niños, aunque ha habido casos raros de enfermedad critica. El papel de los niños en la transmisión sigue sin estar claro y se necesitan datos adicionales, incluso de encuestas seroepidemiológicas estratificadas por edad.
Hasta la fecha, ha habido pocas instituciones educativas involucradas con brotes de COVID-19, pero a partir de estos estudios, parece que la transmisión de enfermedades se relacionó principalmente con eventos sociales vinculados a la vida escolar en lugar de la transmisión dentro de las aulas. Estos estudios también sugieren que la introducción del virus fue probablemente por un miembro adulto del personal, aunque hay que destacar que la OMS actualizará el documento cuando tenga más información disponible conforme se aprendan lecciones de varios países sobre la reapertura de escuelas y que si algún factor cambia, emitirá una actualización adicional, caso contrario, el documento de orientación provisional “Consideraciones para las medidas de salud pública relacionadas con la escuela en el contexto de COVID-19” caducará 2 años después de la fecha de publicación.
Por otro lado, UNESCO y la UNICEF advierten que interrumpir la instrucción en el aula puede tener graves repercusiones en la capacidad de aprendizaje de los niños. Cuanto más tiempo los niños marginados dejen de asistir a la escuela, menos probable es que regresen. Los niños de las familias más pobres ya tienen casi cinco veces más probabilidades de no asistir a la escuela primaria que los niños de las familias más pudientes. La inasistencia escolar también aumenta el riesgo de embarazo en la adolescencia, explotación sexual, matrimonio infantil y uniones tempranas, violencia y otros peligros. Situación por la que plantean que el momento para reabrir las escuelas debe guiarse por el interés superior del niño y por consideraciones generales de salud pública, sobre la base de una evaluación de las ventajas, los riesgos y las pruebas intersectoriales y específicas del contexto, incluidos los factores socioeconómicos, educativos y de salud pública.
Queda claro que el problema no es la reapertura de las escuelas, sino la capacidad de respuesta para mantener las medidas de prevención y control de COVID-19 sin afectar el derecho fundamental de niñas, niños y adolescentes al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad, así como a participar libremente en actividades culturales, deportivas y artísticas.
Para acatar el ejercicio de estos derechos en circunstancias y tiempos de la pandemia en la reapertura de las escuelas, es necesario que la gestión escolar y pedagógica sea acorde a la nueva normalidad, y empezar a dejar de reproducir práctica escolares centradas en tareas y deberes, dejar de seguir prestando el servicio educativo como se venía haciendo, muchas cosas han cambiado con la experiencia de esta pandemia, si el aula es donde se concreta la gestión educativa en su conjunto, es desde ahí donde debemos de empezar a pensar en los cambio profundos que aún no se han concretado, me refiero a transformar la organización y el funcionamiento de las escuelas, optimizando el uso de los recursos, innovando eficientemente la administración escolar y renovando las condiciones de organización educativa para el funcionamiento eficaz y eficiente de la escuela, ya es tiempo de modificar acuerdos secretariales que aún siguen vigentes y que se publicación en el año 1982, sin sufrir ninguna modificación. Elaborando reglas claras con contrapesos, trabajo colaborativo y definiendo funciones precisas de figuras educativas en la organización y funcionamiento de las escuelas, a efecto de afrontar los retos de la política, práctica e infraestructura educativa y de capacidad para mantener las medidas de prevención y control para la promoción y protección del derecho a la educación, la salud y la seguridad de los alumnos, personal, y sus familias, que sugieren organismos internacionales y autoridades sanitarias.
Fotografía: Education International.