Por: Edgar Quintero Herrera. 28/11/2024
El lunes en la noche un grupo de seis ministros de izquierda le pidieron al presidente Petro una reunión extraordinaria antes del habitual consejo de ministros. Los altos funcionarios fueron a pedirle explicaciones sobre la llegada del exembajador Armando Benedetti a la Casa de Nariño. “No nos negamos a entrar al consejo de ministros, pero la reunión se alargó hasta las 11:30pm”, explica uno de los funcionarios presentes. Por eso, el consejo fue cancelado y reprogramado para hoy a mediodía.
La escena revela la indignación que ha causado entre el petrismo la llegada de Benedetti al primer círculo del presidente. El nuevo asesor de Petro vuelve precedido de haber insinuado la comisión de delitos durante la campaña presidencial del 2022, de tener un proceso disciplinario abierto en la Cancillería por denuncias sobre violencia de género, de haber insultado a la número dos del gobierno, Laura Sarabia, y de representar como nadie las alianzas políticas non sanctas con las que la izquierda llegó al poder.
Ver al presidente sentado frente al hombre que lo traicionó, sin una explicación clara sobre su regreso para disipar la idea de que está siendo chantajeado, abre un dilema ético en la izquierda. Mientras un grupo de ministros manifiesta su desconcierto, otro sector pide tragarse el sapo que representa la movida, y aceptar a Benedetti con pragmatismo.
“Olvidan que gracias a los zorros políticos, Armando Benedetti y Roy Barreras, Gustavo Petro es hoy presidente”, escribió el caricaturista Matador.
El difuso rol de Benedetti
El rol de Benedetti sigue sin ser claro, pero su tono exuda confianza y desparpajo. El exembajador se ha autodenominado como “asesor en temas políticos” para el Congreso “del presidente”. “No estoy hablando de mermelada (…), que es lo que van a decir algunos tontos”, dijo en una entrevista a Noticias Caracol.
Benedetti no estará bajo las órdenes de Sarabia, directora del Dapre, quien lidera al grupo de asesores del presidente. Su trabajo caerá bajo la órbita del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, encargado de la relación con el Congreso. De hecho, Petro habló con Cristo antes de oficializar la llegada de Benedetti para anunciarle su decisión de darle responsabilidades frente al legislativo, según dos altos funcionarios de la Casa de Nariño.
Benedetti no tendrá un asiento en el consejo de ministros ni será ordenador del gasto, dos condiciones para darle tranquilidad al resto del gabinete. Sobre todo al ala más a la izquierda que, como contó La Silla, es la más reacia a su llegada, y que también presionó por la salida de Sarabia, a la que ven como corrupta y leal a la clase política tradicional.
En sus primeras declaraciones, Benedetti fue explícito en que trabajará desde el tercer piso de la Casa de Nariño, cerca al despacho presidencial y a la oficina de Sarabia. “La idea es no mirar para atrás”, dijo sobre su enemistad con la mano derecha del presidente. “Hay que rehabilitar la relación”, agregó con un juego de palabras a raíz del proceso de desintoxicación al que se sometió por su adicción a las drogas y el alcohol.
Sarabia, por ahora, seguirá al frente del Dapre luego de varias semanas en las que la izquierda del gabinete presionó por su salida, en medio del desgaste de la relación con el presidente.
Su permanencia es interpretada en la Casa de Nariño como una derrota para el sector más cercano al corazón ideológico de Petro. “Uno hubiera querido que una persona como Augusto Rodríguez llegara al lado del presidente. Es un hombre que quiere y cree en su figura política”, dice un alto funcionario del gobierno, quien pidió la reserva de su nombre.
La indignación de la izquierda
“Por la puerta por donde entra Benedetti me voy yo”, le dijo a La Silla un ministro antes de que se oficializara la llegada del exembajador a la Casa de Nariño. Las explicaciones pedidas por el grupo de seis ministros de izquierda a Petro fueron respaldadas por grandes líderes del Pacto.
“Me sumo al llamado de nuestras ministras y ministros que ayer plantearon una reflexión crítica sobre el fortalecimiento de personas cuyas posturas y acciones han sido incompatibles con nuestros principios”, tuiteó la senadora María José Pizarro, precandidata presidencial del Pacto para el 2026. En la misma línea se pronunció el senador Iván Cepeda, otro peso pesado de la izquierda.
El activismo digital del petrismo también salió al ruedo para cuestionar el regreso de Benedetti.
“Es una vergüenza. Estamos viendo a un presidente doblegado”, dice el youtuber conocido como “Beto” Coral sobre la idea de que Petro está siendo chantajeado porque Benedetti tiene en su poder información privada sobre el comportamiento del presidente durante la campaña presidencial del 2022. “Le estamos entregando el 2026 a la derecha. El proyecto de Gustavo Petro quedó reducido a su mínima expresión”.
“Devastadora noticia”, tuiteó la actriz Margarita Rosa de Francisco, seguidora del petrismo y cercana a la exministra de Salud, Carolina Corcho, una de las figuras emergentes de la izquierda.
El periodista Antonio Morales, otro entusiasta del gobierno, dice que la decisión sobre Benedetti está produciendo una nueva división al interior del Pacto. “Hay mucha gente azorada y disgustada. Todo el mundo dice que el proyecto del presidente no puede ser esto”, dice.
La unidad de la izquierda, históricamente dividida, fue uno de los factores decisivos para que Petro llegara al poder en el 2022. La reedición de esa unión hoy está en veremos por las discusiones alrededor del partido unitario del Pacto Histórico, amenazado por disidencias y organizaciones políticas que no están dispuestos a unirse a esa nueva estructura para competir en el 26.
El pragmatismo progresista
En paralelo, otros sectores de la izquierda empiezan a llamar a la prudencia y al pragmatismo frente a la decisión de Benedetti. “Cada cual puede tener su posición sobre Benedetti, pero la fronda ministerial está fuera de lugar. Es muy poco institucional”, tuiteó la senadora Clara López, del Pacto, criticando la movida de los ministros de izquierda para pedirle explicaciones a Petro.
Por la misma línea de López, el representante Jorge Bastidas, del Cauca, dice que Benedetti hace parte de las fuerzas del “frente amplio”, las alianzas con la clase política tradicional que impulsaron a la izquierda para llegar al poder. “Si algunas personas ven la decisión con desencanto, o como una traición, están haciendo una lectura equivocada del escenario político. No llegamos solos al gobierno”.
Incluso dentro de los altos funcionarios más a la izquierda del gobierno existen posiciones encontradas sobre Benedetti. Sobre todo pensando en reeditar una futura alianza en el 2026 con los sectores liberales del centro político, entre ellos, el grupo de políticos que pasaron por el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos, y que hoy están con Petro, como Cristo, el canciller Luis Gilberto Murillo, o el embajador ante el Reino Unido, Roy Barreras.
“La movida del presidente es pensando en el 2026. El camino para sobrevivir puede ser el santismo. El problema, ahora, es la unidad de la izquierda”, dice un alto funcionario del ala más a la izquierda del gobierno.
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Fotografía: La silla vacia. El presidente Gustavo Petro junto a su nuevo asesor presidencial, Armando Benedetti.