Por: Jean Sovon. 31/04/2024
Acumulamos crisis políticas con condiciones miserables para la población
En Madagascar, la independencia de los medios sigue siendo una ecuación difícil de resolver. La mayoría de medios dependen de hombres de negocios con motivaciones políticas, ya sean cercanos al poder o a la oposición.
Según la clasificación mundial de la libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF) en 2024, Madagascar ocupa el puesto cien de 180 países. Sin embargo, en 2021, el país había tenido avances en libertad de prensa y estaba en el puesto 57 de la clasificación de RSF. Esa ubicación en caída libre de la gran isla muestra el nivel alarmante de mordaza de la prensa.
Otra consecuencia de esta inclinación vinculada a la polarización y la politización de los medios tiene como consecuencia una falta casi total de periodismo de investigación en el país. A eso se enfrenta Damy Govina, joven periodista que en 2019 fundó Independent Reporter, medio bilingüe (inglés y francés) dedicado al periodismo de investigación. El medio tiene un sitio web de actualidades, información e investigación, esencialmente sobre política, cultura, economía, sociedad, deportes, sector industrial, ambiente, turismo y malgaches en el extranjero.
Global Voices entrevistó a Govina para comprender su recorrido a veces atípico, su motivación y compromiso para aventurarse en un terreno con muchos riesgos.
Jean Sovon (JS): ¿Cómo te hiciste peroidista?
Damy Govina (DG): Para que conste, nunca estuve predestinada a ser periodista. Estudié idiomas extranjeros. Pero un día mi hermana vio un anuncio en un diario local y me dijo: «Te gusta corregir periódicos, aquí tienes una oferta de trabajo para corrector de periódicos». Un año y medio después, el periódico se puso en contacto conmigo para que probara, y de la noche a la mañana me encontré en el mundo del periodismo. El periódico no tenía periodistas culturales, así que me pidieron que escribiera sobre cultura, y empezó la aventura. A pesar de mi capacidad para escribir en otras columnas, me quedé en el periodismo cultural, que luego me llevó al periodismo de investigación.
JS: ¿Por qué hacer investigación en un país donde ese concepto es bastante raro?
DG: Sed de justicia. El país ha sido incapaz de levantar cabeza durante casi medio siglo de independencia. Hemos tenido una acumulación de crisis políticas, con condiciones miserables para la población. Así que tuvimos que preguntarnos por qué estamos en esta situación y cómo podemos salir de ella. Fue el periodismo de investigación el que me dio las respuestas; no todas, es cierto, pero sí respuestas esenciales que arrojaron luz sobre la caída en picado de la economía del país, la mala gobernanza centralizada y, sobre todo, un sistema político poco claro.
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JS¿ ¿De qué investigaciones te enorgulleces más?
DG: He hecho muchas investigaciones a lo largo de mi carrera. La más llamativa fue una investigación sobre tráfico de recursos naturales. No puedo mencionar la empresa que pidió el servicio, porque era confidencial, pero fue una de las investigaciones más difíciles que he tenido que hacer. Me enfrenté a todo. Podría haber muerto. La segunda fue una investigación que hice con una cadena de televisión internacional sobre la hambruna en el sur del país, en un contexto difícil: las condiciones sobre el terreno, fuentes que no querían hablar, las autoridades que eran tan desconfiadas como siempre. Y por último, la investigación sobre Bonne Viande de Madagascar (Bovima). Es una investigación que no interesó a los periodistas, pero estamos orgullosos de nuestro trabajo y esperamos la próxima parte de la historia.
JS: ¿Trabajen en malgache y en francés? ¿Cómo se juega la diferencia lingüística a nivel periodístico?
DG: Trabajamos en tres idiomas: malgache, francés e inglés. A menudo hacemos nuestras investigaciones y entrevistas en malgache, y luego las transcribimos y traducimos al francés o al inglés para los lectores internacionales. Por tanto, somos el primer sitio web de noticias bilingüe inglés-francés de Madagascar. Nos estamos posicionando como un medio internacional frente a nuestros competidores. La diferencia lingüística nunca ha sido un obstáculo para mí, porque también soy intérprete de profesión y es algo que me encanta. Es cierto que nos toma bastante tiempo, pero nunca ha sido un obstáculo al procesar la información. Incluso diría que es una ventaja en comparación con otros medios malgaches.
Otro gran desafío del país es la tasa de alfabetización: en 2022, según el Ministerio de Educación de Madagascar, la tasa de alfabetización es de 76,7% para una población de más de 30,5 millones de habitantes.
JS: ¿Cuáles son los riesgos y dificultades de este trabajo y cuál es tu estratagia?
DG: Los riesgos de ser periodista en Madagascar son el miedo a las represalias, a ir a la cárcel. Los medios suelen ser propiedad de políticos o afiliados políticos, y la libertad para trabajar es mínima. Los periodistas tienen pocos derechos frente a los directores de medios, y a menudo les resulta difícil contrariar sus decisiones. Cuando hay un conflicto político, los periodistas enfrentan una auténtica guerra de comunicación. Para una mujer, el riesgo es siempre la falta de confianza en los hombres protagonistas, sobre todo cuando se trata de reportajes de investigación. Pero, una vez más, todo está en la mente, porque con el paso del tiempo, la cuestión del género en el periodismo ha dejado de ser de actualidad. Simplemente hay que actuar, seguir adelante y la profesión mejorará.
Mi estrategia consiste en hacer el trabajo como se debe: ser neutral, respetar las cinco preguntas esenciales, mantener siempre la profesionalidad y evitar dar un solo ángulo de análisis o dar la razón a los demás y acusar a algunos.
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JS: ¿Cómo se presenta la libertad de prensa en Madagascar?
DG: Es un tema de debate como cualquier otro dentro de la comunidad periodística malgache. Es más, el 3 de mayo de 2024, Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Orden de Periodistas de Madagascar (OJM), presidida por Monica Harimbola Rasoloarison, señaló que uno de los obstáculos que enfrentan los periodistas en Madagascar es la falta de acceso a la información. Es prácticamente imposible obtener documentos oficiales, aunque sean públicos.
Los periodistas también se autocensuran por miedo a las represalias, principalmente políticas, ya que la gran mayoría de los medios son propiedad de políticos que a menudo defienden sus intereses frente al Ejecutivo. Yo trabajé para una agencia de prensa gubernamental bajo otro gobierno, y eso podría haber repercutido en mi carrera, porque me etiquetaron como asociada a un partido político. Pero mi único vínculo era trabajar en este medio.
JS: ¿Cuál es el rol de los malgaches en el extranjero en todo esto?
DG: De momento, tenemos una sección llamada «Diáspora» en la que nos gustaría destacar a los malgaches de todo el mundo, pero no es fácil porque hay una especie de desconfianza sobre «¿Quién está detrás de ti?». Los malgaches en el extranjero aún no tiene un papel específico en el periodismo.
Los malgaches en el extranjero se concentran principalmente en Francia, donde se estima que hay más 140 000 personas.
Pese a todos los obstáculos, y a veces las amenazas, Damy Govina parece determinada a contar la historia de Madagascar de otra manera, a través de su trabajo de investigación.
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Fotografía: Global voices