Por: DAN LA BOTZ. 15/11/2022
Al Partido Demócrata le fue mejor de lo esperado en las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos, evitando lo que los republicanos afirmaban que sería un tsunami rojo (el rojo es el color del Partido Republicano). “Ha sido un buen día para la democracia, y creo que un buen día para Estados Unidos”, dijo el presidente Joe Biden, que también anunció que pensaba presentarse a un segundo mandato como presidente.
Sin embargo, a día 11 de noviembre, las elecciones al Senado y a la Cámara de Representantes están demasiado reñidas. En Georgia, donde parece que ninguno de los candidatos al Senado obtuvo la mayoría, habrá una segunda vuelta el 6 de diciembre. Nevada y Arizona están demasiado igualadas y muchas de las elecciones a la Cámara de Representantes están aún sin determinar mientras avanza el recuento. Es posible que los Demócratas mantengan su mayoría en el Senado, aunque los Republicanos podrían hacerse con el control de la Cámara. El éxito Demócrata parece haberse basado en el voto joven, femenino y negro, y varios candidatos progresistas obtuvieron buenos resultados.
La elección fue una derrota para el ex presidente Donald Trump y sus candidatos de la extrema derecha del Partido Republicano y debilita sus posibilidades en las elecciones presidenciales de 2024.
Las intermedias fueron las elecciones más caras de las de su categoría en la historia de Estados Unidos, ya que ambos partidos se gastaron más de 16.000 millones de dólares. Los multimillonarios contribuyeron a ambos partidos, y su dinero representó el 20 % de todas las contribuciones Republicanas y el 14,5 % de las Demócratas. Los Demócratas suelen recibir más donaciones pequeñas que los Republicanos, que superaron a los Demócratas en solo 200 millones de dólares. Como siempre, los Demócratas contaron con el apoyo de varios sindicatos importantes, que movilizaron a sus miembros para la campaña puerta a puerta, las llamadas telefónicas y la movilización del voto el día de las elecciones, aunque muchos trabajadores blancos ‒de la construcción, del acero- votan por candidatos Republicanos.
El sorprendente éxito de los Demócratas
El éxito del Partido Demócrata en la contención de la marea roja fue una sorpresa tanto para él mismo como para los Republicanos. Estos últimos blandieron el tema de la inflación, la delincuencia y el control de la inmigración, mientras que los temas principales de los y las Demócratas fueron el derecho al aborto y la preservación de la democracia estadounidense. Y los temas de las candidaturas Demócratas parecen, para sorpresa de casi todo el mundo, haber provocado una gran participación de las mujeres y de las y los votantes más jóvenes. Pueden contar con algo así como el 80 % del voto negro; y aunque los Republicanos han logrado algunos avances entre la población latina, todavía se estima que un 60 % votó al Partido Demócrata.
Dentro del campo Demócrata, los candidatos y candidatas progresistas obtuvieron buenos resultados. La progresista Summer Lee también ganó en Pensilvania, al igual que Greg Casar en Texas, Maxwell Frost en Florida y, con el respaldo del senador Bernie Sanders, también lo hizo Rebecca Balint en Vermont.
John Fetterman, que rechaza la etiqueta de progresista, pero tiene opiniones progresistas, se presentó como el candidato de la clase trabajadora y ganó el escaño en el Senado de Estados Unidos por Pensilvania. Palabras de Fetterman: “Por todos los puestos de trabajo que se han perdido, por todas las fábricas que han cerrado, por todas las personas que trabajan duro pero nunca salen adelante, estoy orgulloso de lo que hemos defendido en la campaña.” Fetterman, que sufrió un derrame cerebral durante la campaña, también dijo: “La sanidad es un derecho humano fundamental. Me salvó la vida, y debería estar ahí para cuando la necesites.”
En el Estado de Nueva York, donde le fue mal al Partido Demócrata, perdiendo escaños en el Congreso, la socialista Alexandria Ocasio-Cortez ha pedido una reorganización de raíz del partido estatal. “No es ningún secreto que gran parte de la dirección del partido en el Estado de Nueva York se basa en la gente rica y en la política de la vieja escuela, de estilo mecánico anquilosado, que crea una base electoral muy anémica y desmovilizada que en muchos casos ni siquiera se ha registrado para poder votar”, dijo Alexandria Ocasio-Cortez. “Tenemos que reconstruir el aparato del partido desde la base.”
El anuncio de Biden de que piensa presentarse a la presidencia ‒pendiente de su estado de salud y de una conversación con su familia‒ puede ser un problema para los Demócratas. Biden tiene 79 años, demasiado viejo a los ojos de muchos, y no hay una alternativa obvia en este momento. Y Bernie Sanders, que ha perdido dos carreras presidenciales, tiene ahora 81 años.
La dirección Republicana, cuestionada
Donald Trump, que en los últimos años se hizo con el control del Partido Republicano, había respaldado a una serie de candidatos para el Senado y la Cámara de Representantes, así como para las elecciones estatales. Muchos de ellos, siguiendo a Trump, negaron los resultados de las elecciones de 2020, afirmando que Trump había ganado realmente y que Biden no era el presidente legítimo. Otros profesan una variedad de teorías conspirativas -antivacunas y seguidores de Q-Anon‒, algunos están vinculados a milicias de extrema derecha y al menos uno había estado en el Capitolio en el momento de la insurrección del 6 de enero de 2021. Algunos están simplemente chiflados.
Los y las votantes consideraron que muchos de estos candidatos son demasiado excéntricos y se negaron a votar por ellos. Así, por primera vez en años, varios políticos Republicanos y figuras mediáticas de la derecha han criticado a Trump y han sugerido que ya no debería ser el líder del partido. A sus 76 años, algunos también piensan que es demasiado viejo.
Al mismo tiempo, el rival interno de Trump, el Republicano Ron DeSantis, de 44 años, obtuvo una contundente victoria en su carrera por la reelección a gobernador de Florida, recibiendo casi el 60 % de los votos. DeSantis desafiará y podría desplazar a Trump como candidato presidencial y líder de los Republicanos. DeSantis, que es tan conservador como Trump, ha llevado a cabo políticas de inmigración represivas y racistas, se opone al aborto, se opone a la teoría crítica de la raza (una expresión clave en los debates sobre el racismo) y se hizo famoso por su legislación Don’t Say Gay, que prohíbe al profesorado de primaria hablar de género e identidad sexual en clase.
Es demasiado pronto para decir si Trump perderá su dominio sobre el Partido Republicano, pero su control parece estar menguando.
La izquierda en los márgenes
Históricamente, la extrema izquierda estadounidense argumentaba que los Partido Republicano y Demócrata eran prácticamente lo mismo, ambos partidos capitalistas, Patachunta y Patachún, y que la clase trabajadora necesitaba su propio partido. Algunos sostenían que debía ser un partido revolucionario, otros que debía ser un partido obrero, y varios partidos comunistas y socialistas se ofrecieron. En 1996, un grupo de sindicatos fundó el Partido Laborista, aunque nunca presentó candidaturas a nivel nacional. Más tarde, muchos y muchas activistas de la izquierda apoyaron al Partido Verde. Sin embargo, siempre existe el temor de que el apoyo a un candidato de la izquierda reste votos a los Demócratas y contribuya de rebote a que resulte elegido un Republicano.
Desde la campaña presidencial de 2016 de Bernie Sanders en el Partido Demócrata, apoyado por la corriente Democratic Socialists of America y con la amenaza de la política de extrema derecha de Trump, la mayoría de la izquierda apoyó al Partido Demócrata como baluarte contra Trump y el fascismo. El resultado es que los socialistas que se presentan en el Partido Demócrata o de otra manera no tienen prácticamente ninguna posibilidad de ser escuchados, y mucho menos elegidos. Cuando los Verdes u otros partidos de izquierda presentan candidatos, generalmente obtienen muy pocos votos.
El debate en la izquierda es si se puede construir un futuro partido socialista dentro del Partido Demócrata o hay que presentar candidatos socialistas independientes como en el pasado. En general se está de acuerdo en que hasta que no haya un movimiento de masas de la clase obrera, la creación de un partido socialista no está en la agenda. En cualquier caso, el fracaso de la temida ola roja nos da otros años para construir el movimiento y encontrar el curso político correcto.
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Fotografía: Viento sur