Por José Eduardo Celis Ochoa Cordero. ECO’s Rock. 16 de agosto de 2022
Hay ocasiones en que lo que planeas no se puede concretar por causas externas fuera de tu control las cuales precisamente por esa razón no se pueden realizar.
Como bien sabemos tiene más de dos años en los que nos hemos visto más que inmersos en esta situación de pandemia derivada del Covid.
En ese tiempo el plan original era retornar a Argentina y prolongar el viaje hacia Uruguay, sobre todo con el entusiasmo de que por aquellos tiempos salió un gran documental sobre la vida y obra de Pepe Mujica, así que la idea era inclusive ir a buscarlo en el pueblo uruguayo donde vive, pero como digo, la pandemia canceló muchos planes.
Afortunadamente con la gran ayuda de nuestro agente de viajes, pudimos salvar escollos, cambiar destinos, cambiar boletos de avión, hasta el momento en que esos pasajes ya estaban por fenecer del plazo otorgado por la aerolínea para hacerlos efectivos y como no era justo perder una buena lana, optamos por ver en la gama de destinos, el que no solo se adecuara a nuestras necesidades, sino que también nos permitiera viajar sin grandes restricciones, así que el destino elegido fue el bello país de Perú, en un viaje similar al que tuvimos hace como 10 años, con el ingrediente de conocer la montaña de colores y una isla que se llama Taquile.
Contrario a lo hecho en viajes anteriores, en los cuales he compartido con ustedes tanto fotografías de los viajes como datos estadísticos o biográficos de los sitios visitados, en esta ocasión, me limitaré a comentar aspectos que me causaron un acercamiento espiritual con ese bello país y, sobre todo, porque al regresar a nuestro país me topé con una inesperada sorpresa que me ha hecho reflexionar mucho en cuestiones como ¿de haberlo sabido, ¿qué hubiera hecho?
La capital de Perú, Lima, es una ciudad en la cual solo pasamos una noche para de ahí, el segundo día, emprender un vuelo interno hacia la legendaria ciudad de Cusco (un par de noches), después trasladarnos hacia la zona que se conoce como Valle Sagrado (otro par de noches), de ahí dirigirnos hacia la espectacular Machu Pichu, para retornar vía terrestre a Cusco, en donde también pasamos otro par de noches y de ahí, trasladarnos hacia la ciudad de Puno dos noches que significaron el fín del tour, al término del cual nos trasladaron a la ciudad de Juliaca en donde está un pequeño aeropuerto el cual nos llevó al aeropuerto internacional de Lima, haciendo una escala de poco más de seis horas para de ahí volar hacia la CDMX, descansar ahí una noche y posteriormente retornar a nuestra ciudad de Xalapa.
Algo que a mí me ha fascinado de nuestros viajes, es cuando el encuentro con otras culturas, me hace tener un acercamiento espiritual con ellas, al margen de cualquier atisbo religioso, pero eso sí, respetando las creencias de esos países. China, Japón, Corea del Sur, Tailandia, Marruecos, han provocado ese sentir en mi persona, pero también en nuestro país lo han hecho culturas como la rarámuri o los tzotziles.
Lejos estaba yo de imaginar que -para mi fortuna- la experiencia se viviría en Perú, en este reencuentro que tuvimos con ellos mi adorada esposa y yo.
Prácticamente desde el tercer día del tour en que estuvimos en Cusco, comencé a sentir un leve malestar en la garganta, recordemos que en el hemisferio sur en esta época están en invierno y en particular en Perú el frío arrecia mucho, así que -según yo- los enfriamientos vividos por ejemplo en Sacsayhuaman, en donde pese al sol de repente se soltó un viento muy frío, esa pudiera ser la causa del malestar, así que la verdad de las cosas no le di mayor importancia, ya que todos los sitios visitados -aunque algunos por segunda ocasión- son en verdad interesantes y fascinantes.
Ir de Cusco hacia la zona del Valle Sagrado también es muy interesante, la escala en el pueblo de Pisac fue muy rica en contenido, no solo por sus paisajes o sus artesanías, sino porque en el mercado de artesanías, al estar deambulando por el lugar, de repente me encontré con varios niños que se estaban poniendo de acuerdo para jugar, en una de esas, llegando a la parte posterior del mercado los encontramos sentados en una banca y les dijimos ¡hey chicos, somos de México y les queremos sacar una foto!, ni tardos ni perezosos aceptaron la invitación y luego de las poses y las tomas, uno de ellos gritó ¡somos famosos! Algo muy divertido.
En esta parte del tour, algo que no nos tocó la vez anterior fue conocer las minas de sal, Maras se llama el sitio y las minas de sal se encuentran a flor de tierra, los habitantes de la zona crearon una cooperativa, así que todos son socios y en una parte construyeron unas terrazas, por las cuales fluye y se estanca agua muy salada proveniente de las montañas de los alrededores, así que al estar el agua estancada a no más de cinco o seis centímetros de profundidad en esa especie de mini albercas, el sol hace su parte y conforme se va evaporando el agua, los lugareños recolectan la sal, para después venderla para su exportación, pero obviamente ahí te encuentras vendimia de sal, no solo natural, sino también con especias, ahumada e incluso con chocolate. ¡Ah caray, pese al sol y el frío la molestia en la garanta no solo no ha amainado, sino se ha incrementado, pero hay que seguirle!
Algo que me gusta de los tours, es la convivencia que tienes con gente de otros países, en este viaje, pese a que no lo compartimos íntegramente con las mismas personas, sino que en algunos casos fueron cambiando, tuvimos la oportunidad de conocer a personas de Colombia, El Salvador, Brasil y Argentina y eso sí a muchos mexicanos de distintas partes de la república, ello permitió dialogar con muchos de ellos y repito lo que he mencionado en diversas ocasiones, el ser humano es universal y abierto al diálogo, quienes ponen el “frijol en el arroz” son los políticos fundamentalmente, así como algunos atavismos religiosos que le dan al traste a la relación humana, pero a lo largo de los años, hemos incluso creado lazos de amistad con personas que mantenemos a lo largo del tiempo gracias a las redes sociales.
Entrando en el sexto día del tour, salimos de Ollantaytambo para dirigirnos en tren hacia el pueblo de Aguas Calientes que es de donde se asciende por autobús (o lo puedes hacer a pie) rumbo a la montaña de Machu Pichu, no te comparto ninguna foto tradicional de ahí, sino alguna de otras partes muy interesantes de la montaña, previo al arribo, le pedí al guía me llevara a conseguir algún medicamento para mitigar el dolor de garganta, así que fuimos a una farmacia en donde me dieron medicinas, que de alguna manera mitigaron las molestias.
El ascenso a la “Montaña Vieja” es muy bonito, estás rodeado de naturaleza, el turismo se ha incrementado, así que te encuentras un buen número de personas, pero como dijo Rubén, el guía de Machu Pichu, “apenas nos estamos recuperando”, estuvimos reconociendo el lugar y digo reconociendo o recordando, porque en el tour anterior tuvimos la oportunidad de estar en Machu Pichu, en temporada de lluvia, pero con la buena suerte que cuando ascendimos dejó de llover. Rubén fue muy explícito en su narrativa, llegado el término del recorrido, bajamos para degustar la comida, algo que me impactó sobremanera fue que como afortunadamente comimos todos los 7 integrantes del grupo, mas Rubén en la misma mesa, se armó un buen diálogo, hasta que salió el tema del Covid, Rubén dijo “yo tuve Covid y estuve en coma varias semanas”, con alguna dificultad aclaré la garganta y le pregunté ¿cómo es estar en coma? Su respuesta fue impactante: “es como estar en el limbo, pero sueñas mucho” ¿escuchas lo que sucede a tu alrededor? “en realidad, no”. En ese momento por alguna razón pensé en Gustavo Ceratti ¿cuántas rolas habrá soñado mientras estuvo en esa situación y que nos quedó a deber porque no pudo salir del coma? Reflexiones de un rockero.
Bien, terminada esa parte retornamos a la estación del tren Ollantaytambo para regresar a Cusco en autobús en un recorrido de alrededor de cuatro horas ¿cansado? Te mentiría si te dijera lo contrario.
Las emociones siguen a flor de piel, pernoctamos en Cusco, la coordinadora de guías nos entregó un documento que nos pidió leer y firmar, ¿qué es ese documento? Es una especie de advertencia de algo que no te imaginas va a suceder, resulta que al día siguiente (séptimo día del tour) el sitio a visitar era nada más y nada menos que la “Montaña de Siete Colores”, una montaña que está a 5200 msnm en su parte más alta, en el documento te explican de alguna manera las dificultades que te vas a encontrar en el ascenso, aunque difícilmente te imaginas lo que te espera, ese papel lo debes firmar de enterado y de alguna manera se exime de alguna responsabilidad sobre todo si cometes una imprudencia o se te ocurre subir en estado de ebriedad o drogado.
La verdad de las cosas, caminar por esos caminos tienen un grado de dificultad, sobre todo para una persona de nuestra edad y con los malestares que yo tenía, sin embargo, bien vale la pena el esfuerzo, es impactante ver y sentir la respiración de la gente que va detrás de uno y siendo más jóvenes, ver cómo te “rebasan”, hay un par de compañeros del tour que ni siquiera pudieron ascender dadas sus condiciones de salud, yo iba reflexionando si me derrotaría y me quedaría a medio camino -los guías te cuidan mucho- o si continuaría ¡ánimo José me decía Vero, la guía, ya falta menos! Mys iba muy delante de mí, en una de esas ví la forma en que se sujetaba de unas reatas que te permiten darte fuerzas para seguir escalando. Hay unos sitios de descanso en donde te puedes echar un te de coca, yo me tomé uno y le dije al vendedor ¿me regala unas hojas de coca? Claro me respondió, las mastica y traga la saliva, pero no se trague las hojas, al final escúpalas, también te venden un líquido que tiene alcohol con alguna yerba, pones unas gotas en tus manos, las frotas y aspiras, de inmediato sientes un alivio. Solo pudimos llegar al primer mirador, francamente llegar al segundo que está más arriba era una misión imposible para Mys y yo. El descenso es muy difícil también, en uno de los lugares donde hay unas bancas para descansar estaban unos peruanos ¿me regala unas hojas de coca? ¡claro que sí, con mucho gusto! Comimos en grupo, esta vez en una mesa con puros mexicanos, charlamos mucho y muy divertidos, retornamos a Cusco para pernoctar y al día siguiente, emprender la parte final del tour con destino a Puno.
El tiempo, ya prácticamente entrando la tarde noche en Cusco, fue muy rico, se nos ocurrió ir al mercado de artesanías que está enfrente del hotel al que arribamos, a lo lejos escuché una bella música peruana, se trataba de la ceremonia inca en honor de Pachamama, la diosa de la tierra, tuvimos la fortuna de ir a Perú en el mes de agosto, mes que es muy especial para los peruanos puesto que se inician las épocas de siembra y se le rinde culto a la madre tierra, lamentablemente nos tocó la parte final de la ceremonia, pero los videos que te comparto, valen la pena y hasta terminamos bailando con todos los peruanos que estaban presenciando la ceremonia: https://www.youtube.com/watch?v=on88wdEY8aE
Esta parte del recorrido, del día siguiente, también nos resultó familiar, puesto que ya la habíamos hecho, pero no por eso deja de ser interesante, logré tomar unas fotos prohibidas en la iglesia de Andahuaylillas, en donde además visitamos un pequeño museo en donde se dice está el cadáver de un extraterrestre. La guía que nos tocó era muy divertida, luego de pasar por diversos sitios, entre ellos la montaña nevada de La Raya, llegamos a nuestro destino final en la ciudad de Puno, en donde sería nuestra última etapa del tour.
El noveno y último día del tour, tuvo una parte familiar, ya anteriormente habíamos estado en las islas flotantes de los Uros, en esta parte del lago Titicaca que pertenece a Perú, pero en esta ocasión, el guía, Abel, junto con los lugareños hizo una gran explicación del modus vivendi de los Uros, actualmente los Uros se han convertido en un atractivo turístico, pero de hecho ya no viven en las islas, dadas las precarias condiciones de esa forma de vivir, pero, la despedida que nos dieron fue muy bonita puesto que lo hicieron con un bello cántico:
Una vez concluida la visita abordamos la lancha, para que, en un recorrido de alrededor de hora y media, llegáramos a lo que fue la cereza del pastel: la isla Taquile.
Desde el momento en que llegamos, yo tuve una experiencia impactante, lo primero que vi fue un muro con la siguiente leyenda: “Bienvenidos a la isla Taquile: la basura no vuelve sola, es parte de tu equipaje, llévala siempre contigo hasta llegar a casa” yo no me ubiqué en la basura física, sino en la basura emocional que en algún momento de nuestra vida podemos tener y que nos contamina ya sea personal o socialmente hablando.
Así que, con esa emoción, el guía nos hizo -para variar- subir una pequeña montaña, la cual sería nuestra última subida del tour.
Cuando llegamos a una parte en la que se domina el paisaje, el bello cielo peruano nítido y en el horizonte el lago Titicaca, de repente nos dijo “vamos a hacer un alto” y quiero que hagamos un círculo ¿para qué nos cuestionamos? Abel comenzó a sacar de su morral una pequeña flor roja que nos fue entregando a cado uno de los integrantes del grupo, luego dijo, quiero que me acompañen repitiendo conmigo esta oración en quecha en honor de Pachamama y otros elementos de la vida, me puse a investigar el significado de la oración y esto es lo que encontré:
“Querida pachamama, tú que reinas en el universo con la inteligencia del sano equilibrio, escucha a tus hijos, intercede por nosotros con los grandes vientos, habla con el agua, con el fuego y con la tierra.
Hoy te pedimos dibujar la esperanza en nuestros rostros, dános la gracia de tu aliento eterno, cobíjanos con tu brillante Sol, guíanos en la noche de nuestras vidas con la luz de las estrellas y la sabia luna, acompáñanos en nuestro viaje visionario por medio del sueño sagrado y los tambores de luz.
Hoy te pedimos regresar las fuerzas de tempestad a su sitio, te pedimos calmar las aguas turbias, aquietar el fuego interno. Que tu sabia inteligencia se lleve muy dentro nosotros aquello que pulula y exacerba en exceso creando caos.
Hoy te pedimos que nos acompañes en la curación de nuestro cuerpo y espíritu. Tú que eres sabia haz de nosotros tus hijos instrumento de salvación, hoy te pedimos que tu manto de luz nos purifique y sane las heridas y errores de nuestro pasado, te pedimos que nos ayudes a limpiar nuestro sendero de luz.
Querida pachamama te glorificamos por tus flóres, tus fragancias, la abuncancia de tus alimentos y las aguas que hemos de beber. En agradecimiento te brindo mis sensibles prédicas, te rindo culto, te hablo en meditación y silencio, siempre muy presente estás en mis plegarias.
Querida pachamama, me comprometo a limpiar mis pasos errados, mis equivocados pensamientos y desleales actitudes, me comprometo en beber del río sano, en curar mis hermanos los animales y proteger los bosques, hoy me comprometo a dar alimento al pobre y quién estira la mano.
En ti nuestra vida nace, crece y reposa, en ti nuestra vida se enciende y se apaga. Somos tu luz, somos tu cuerpo, tu espíritu. Con solemnidad llegaré a ti convertido en polvo cuando mejor lo decidas. Munay pachamama, munay, ¡MUNAY!”.
Es muy probable esa sea la traducción de la oración que Abel nos invitó a decir en quechua, al terminar, nos pidió que nos diéramos un abrazo entre todos, cuando abracé a mi esposa, lloramos y nos dimos un beso, fue un momento espiritual único y quizá irrepetible porque no sé si algún día podamos volver a ese bello lugar, pero de lo que sí estoy seguro es que la unión espiritual que tengo con mi familia es muy fuerte y muy bella.
Luego de una agradable comida y diálogo con nuestros compañeros de viaje, retornamos a Puno, para la última pernocta del viaje.
Hay muchas reflexiones que he tenido en estos días en torno al viaje, pero la principal y que me tiene con un vilo de emociones es la siguiente: al regresar a México, los malestares no habían terminado, fui a ver a una doctora quien luego de auscultarme, me dijo algo que me dejó frío: estás bien, pero lo más seguro es que hayas tenido Covid en Perú, aunque vas saliendo del cuadro. Al llegar a Xalapa, obviamente me hice la prueba y el resultado fue ¡positivo!
Líneas arriba te decía de las reflexiones luego de la sorpresa ¿de haber sabido en Perú tenía Covid, ¿qué hubiera hecho? ¿hubiera sido capaz de escalar las montañas? ¿hubiera sido capaz de vencer el dolor y darme ánimos -al igual que el ánimo y apoyo de mi esposa- para seguir adelante? La respuesta -como dijera Rubén en Machu Pichu- está en el limbo.
Fotografías: ECO’s Rock
