Por: Gilberto Dorantes. 11/09/2024
Querida República Mexicana
Quiero decirte que estoy muy triste y la conjoga cada vez es mayor. Hasta hace algunos años tuvimos un sistema de gobierno que abusó de todos los mexicanos y algunos llegamos a pensar que se podría llegar a mejorar al realizar los cambios pertinentes. La educación Pública impartida por el estado, llegó a un punto donde se era imposible impartir clases para estar a la par con el mundo moderno, el magisterio mexicano se reveló ante las injusticias laborales, los salarios han pasado a segundo término, el maestro mexicano siempre ha puesto en primer lugar las necesidades básicas para poder impartir educación de calidad. Pero siempre ha tenido demasiadas limitantes. Las nuevas tecnologías nunca llegaron a los salones de clase, la gran mayoría de las escuelas no cuentan con las herramientas necesarias para poder competir con los países de primer mundo.
Si acaso en la actualidad algunos salones cuentan un un pintarrón, quedando muy lejos aquellos artefactos digitales (pizarrones digitales, proyectores, computadoras, etc. etc.) y en algunas regiones ni siquiera se cuenta con energía eléctrica, y qué decir del resto de necesidades y de la capacitación de calidad que debe recibir el magisterio.
Querido México, también te cuento que nuestra sociedad con costumbres tan arraigadas, no ha tenido un nivel cultural elevado, y siempre ha tenido un pensamiento pobre, pues desde siempre se le ha hecho creer que si nació pobre, así va a morir. Y esta condición, los políticos de marras la han sabido usar para beneficio de la elite gobernante en turno.
Te comento: la población en general estaba cansada de tantas injusticias, el hambre se empezó a sentir fuerte en muchos hogares, la patria se estaba desquebrajando, todo un país se empezaba a undir, hasta que llegó un capitán pirata al timón y con su verborrea logró convencer a la mayoría, hizo uso de todo un andamiaje de mentiras, prometiendo un cambio radical en beneficio del pueblo, y a este personaje se le unieron tanto intelectuales como grandes empresarios que cayeron en esa red preparada varios años antes y la bola de nieve empezó a crecer y a crecer hasta apoderarse de la voluntad de la gran mayoría del pueblo, y ya estando en el poder, mando a destruir a las instituciones que si bien es cierto que estaban corrompidas, no habría porqué desaparecerlas.
Han pasado varios años querido México, y nuestra realidad es muy triste, la educación está peor que antes, los pobres ahora están esperando la fecha que les dan para recibir mijagas con las cuales tienen que sobrevivir. Al pueblo no se le ha enseñado a trabajar, sino todo lo contrario, el dinero que les dan cada vez les alcanza para menos. No sé han generado suficientes fuentes de empleo. La estupidez se está empoderando, el narcotráfico sigue las mismas rutas y cada vez las bandas criminales son más violentas y el pueblo ya lo ve con normalidad, y ante estos fenómenos se sigue culpando a otros.
Tal parece querido México que esta espiral nos está llevando a otro mundo, quieren que cambiemos la forma de pensar o más bien, quieren los gobernantes que no pensemos. Ya se les ha conferido todo el poder para que este recaiga en una sola persona. Ya no hay división de poderes y lo que piense el mandamás, eso se hará. Tenemos ya un cambio de régimen y el bueno y sabio aplaude sin saber las consecuencias. Querido país, estoy triste porque este México no nos pertenece a nosotros, este México es la herencia que dejaremos no solo a nuestros nietos, sino a todos aquellos que aún no nacen y nosotros los estamos condenado a una vida de sufrimientos. Pues está prohibido aspirar a una mejor vida. Querido Estados Unidos Mexicanos, ese falso mesías ahora hasta se mofa de todos y le aplauden cuando muchos están muriendo por falta de medicinas y ese fariseo les dice que tenemos un mejor sistema de salud, no solo que Dinamarca, sino el mejor sistema de salud del mundo.
Y por último, cierro está carta con una frase de Albert Einstein:
“La diferencia entre genialidad y estupidez, es que la genialidad tiene sus límites”
Fotografía: mundoobrero