Por: Gabriela Coutiño. Chiapas Paralelo. 21/09/2016
La CNTE acordó por mayoría de votos levantar el paro laboral y regresar a clases este lunes 19 de septiembre. La base del acuerdo es una “promesa” de que en Chiapas se diferirá la aplicación de la Reforma Educativa hasta después del 2018, cuando una nueva administración federal sustituya a la encabezada por Enrique Peña Nieto.
Es decir, la CNTE se retira de un plantón por una promesa gubernamental; ni siquiera por un acuerdo plasmado en una minuta. Ante el costo económico, social y educativo del plantón; “Tanto para nada” pudiera haber dicho William Shakespeare.
De entrada, la promesa gubernamental rompe con una tradición política mexicana; la toma -o no- de decisiones de una administración saliente que afecten a la administración entrante. Además se presta a suspicacia el hecho de que el levantamiento del plantón responda a un acuerdo no escrito.
En cuanto se supo la noticia, las redes sociales chiapanecas se les fueron con todo a la disidencia magisterial que cumplía cuatro meses de plantón en Tuxtla Gutiérrez.
Suspender el paro laboral es “un repliegue táctico” que no significa que dejarán de lado la demanda para la abrogación de la reforma. Eso alega la CNTE, pero el mencionado repliegue suena a pura semántica.
Y es que la CNTE había prometido que le pondrían el pecho a las balas del gobierno y que si era necesario dar la vida, la darían; pero de ningún modo se concretaría en Chiapas la parte punitiva de la Reforma Educativa.
Las consignas en las marchas y asambleas eran:
¡¡¡Va a caer, va a caer, la reforma va a caer!!!.
Las expectativas eran altas.
En lo local se enfrentaban con un gobierno distante de la realidad social y económica, preocupado por pintar de verde al estado, que había llenado de personajes impopulares las presidencias municipales y de funcionarios grises del gabinete estatal, mientras se agudizaba la crisis social y económica chiapaneca por falta de inversión pública.
Ello llevó a crear un entorno de apoyo popular para el magisterio nunca antes visto por lo menos en los últimos 40 años.
Pero así los trató el gobierno local: con total indiferencia.
Lo que habría que reconocer, es que en Chiapas la sangre no llegó al río. No hubo víctimas fatales ni presos políticos como saldo de la protesta magisterial. No se cedió a la tentación represora.
En lo federal se enfrentaban con un gobierno encabezado por el presidente más impopular de los últimos años; una impopularidad catapultada por los magros resultados de las reformas estructurales impulsadas, por la tragedia de los 43 alumnos de la Normal de Ayotzinapa, por el escándalo incluso internacional de la “Casa Blanca” y un rosario de tropiezos de la figura presidencial que se acumularon después.
Aun así la reforma no cayó.
La CNTE cedió a las presiones gubernamentales, al desgaste de los dirigentes, al cansancio de las bases y prefirió la “salida política” al conflicto magisterial.
Esa “salida política” o “repliegue táctico” tendrá en el mediano plazo todo tipo de consecuencias para la lucha social en Chiapas y especialmente sobre las futuras movilizaciones magisteriales.
La CNTE no volverá a ser la misma.
Tal vez se debilite por la indignación de las bases contra sus dirigentes. También tal vez algunas facciones y corrientes se radicalicen.
Lo que sí parece concreto es que las altas expectativas que generó en Chiapas la lucha magisterial, le pasarán tarde o temprano la factura por la percepción que dejó en el imaginario magisterial y social chiapanecode rendición ante el Gobierno Federal o en el peor de los casos, de ceder ante el charrismo sindical.
Lo que parece concreto es que la estrategia del Todo o Nada magisterial falló.
¿Por qué se levanta el magisterio chiapaneco del plantón?
Acusar a la dirigencia de venderse es una afirmación temeraria, porque tendría que probarse.
Lo evidente es que varios factores influyeron en esa decisión:
Primero, era ya palpable el cansancio, la fractura y la división interna de los profesores. Como también era evidente que el juego gubernamental de ofrecer arreglo y después endurecer el discurso político funcionó.
En segundo lugar, el aislamiento que se experimentó al regresar Oaxaca a las clases.
En tercer lugar, ninguna fuerza política les dio eco.
¿En que quedaron los llamados de la Cámara de Diputados a crear una comisión especial?
Incluso López Obrador el dirigente de MORENA dijo en una entrevista radial que no sería sano abrogar para el país abrogar la Reforma Educativa.
Solamente, el PRD formó una comisión, pero sin eco ni resultados.
También contribuyó el hecho de que si bien el magisterio se trepó sobre la ola de indignación nacional y estatal; lo cierto es que se ganaron la enemistad del empresariado. Este hecho habrá que recalcarlo puesto que los empresarios ante las afectaciones magisteriales a sus negocios, le redujeron el margen de maniobra al magisterio.
¿Cómo sucedió esa reducción del margen de maniobra?
El magisterio pasó por alto que en la lucha social, el mayor apoyo posible es necesario. Se enfrentó al empresariado y este respondió con demandas legales.
Esas demandas legales significaron que si bien la CNTE ganaba la calle y apoyo popular, el gobierno y los empresarios los derrotaban legalmente una y otra vez.
¿Cómo puede diferirse la Reforma Educativa al 2018 en Chiapas si legalmente ha sido avalada?
¿Esa, la razón de la negativa gubernamental a dejar por escrito el acuerdo político con la CNTE-Chiapas?
Otra razón de la debacle fue la desesperación de los padres de familia; los primeros en sumarse al paro magisterial, fueron también -en muchos casos- los primeros en retirar el apoyo por la incertidumbre del regreso a clases que provocó la duración de cuatro meses de conflicto.
¿Hacia la balcanización futuro del conflicto magisterial?
Luego de cuatro meses de conflicto magisterial en Chiapas, si nos atenemos al discurso oficial y a la reacción de las bases magisteriales; solo dos cosas eran concretas hasta el último momento:
1.- La Reforma Educativa no se abrogó y;
2.- La dirigencia magisterial siempre estuvo rebasada por la base sindical y apoyada por muchos padres de familia.
A partir de estas dos premisas fundamentales e inamovibles de las dos partes; se pueden construir escenarios que respondan a la pregunta fundamental sobre el destino del movimiento magisterial que se repliega, que pasa a otra etapa de la lucha; pero que no derrotó a la Reforma Educativa.
¿Hacia dónde va el conflicto magisterial en Chiapas?
Si la reforma no se abroga y la base sindical rebasó a la dirigencia, el diferendo CNTE-Chiapas contra Gobierno Federal pasa a otra etapa. En eso tienen razón los maestros.
¿Pero qué se puede hacer cuando la CNTE acumuló derrota tras derrota legal?
¿Qué se puede hacer con bases divididas, partidas y dolidas por la decisión de levantar el paro?
Habrá que recordarles a los docentes chiapanecos, que el Gobierno Federal firmó hace veinte años con el EZLN los “Acuerdos de San Andrés” y no ha cumplido ninguno de los acuerdos de las cinco mesas.
¿Por qué el Gobierno Federal que entre en funciones en diciembre del 2018 cumpliría un acuerdo de palabra?
Por ello un escenario racional sería cuestionar la viabilidad futura de la CNTE como una organización de contrapeso sindical. Tal y como sucedió hace veinte años con los zapatistas, el Gobierno Federal irá con todo contra una dirigencia que ya no comulga con las bases.
Por ello probablemente el movimiento magisterial se balcanice, es decir, diversas facciones y corrientes peleen por el control de la organización, es probable también que los actuales líderes intenten continuar en la dirección política de la organización magisterial.
Deberán también que hacer un esfuerzo adicional por convencer a los padres de familia que la retirada era la única opción ante el aislamiento y el desgaste.
La sensación de derrota se la lleva la CNTE, no el Gobierno Federal.
En esta ocasión por los motivos antes expuestos, no se pudo aglutinar un movimiento de carácter nacional o estatal que como ha ocurrido en otras ocasiones, no se desinfle.
Lo último que habría de preguntarse es ¿Cuándo el Gobierno estatal y el federal comenzarán por la prometida reactivación económica a los chiapanecos afectados por el conflicto magisterial?.
Ni siquiera eso pueden o quieren cumplir. Sigue la indiferencia.
Lo que es seguro es que habrá otro ciclo de la lucha social en Chiapas; si el magisterio quiere ser parte de ella tendrá que reflexionar sobre sus métodos de lucha y unificar, no confrontar a los sectores sociales.
Fracasó el método del Todo o Nada. Como muchas voces dijeron desde el principio; quizá lo mejor para el magisterio hubiera sido negociar desde el principio.
El Todo o Nada no funcionó. La Reforma Educativa pasó. Ese es el resultado final de cuatro meses que dejaron una huella en la lucha social chiapaneca. Otra vez a esperar de nuevo otra oportunidad de ver colapsar al régimen político.
Fuente: http://www.chiapasparalelo.com/opinion/2016/09/cnte-regresa-a-clases-el-fracaso-de-la-estrategia-del-todo-o-nada/
Fotografía: chiapasparalelo