Por: Cristina Pulido. 10/07/2025
Tras la información recibida por diferentes fuentes consultadas se confirma que algunos medios han caído en el truco diseñado por un abusador de menores hace más de veinte años. Su primera campaña fue en 2004 en Indymedia, la segunda en 2016 en prensa y televisión, y ahora se vuelve a reproducir el mismo patrón.
Patrón que en mi caso denuncié públicamente el pasado 11 de noviembre del 2024, como su ataque a quienes me apoyaron cuando rompí el silencio sobre los abusos sexuales cometidos contra mí siendo menor sigue una misma estrategia. Utiliza la táctica de propaganda Nazi que popularmente se conoce como “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Pero, lo que no tiene en cuenta el abusador, y las personas cómplices -que cada una de ellas conoce perfectamente el abuso sexual cometido, y a sabiendas, se someten a su estrategia de difamación- es que hoy es muy fácil comprobar su estrategia, y el truco se basa en los siguientes pasos, lo que sucedió en 2004 y en 2016:
– Se presentan denuncias falsas a la Universidad de Barcelona intentando que las traslade a la fiscalía.
– Se difunden las denuncias falsas a través de periodistas que se prestan a este truco.
– Al cabo de unos meses, la fiscalía archiva las denuncias sin necesidad de ni siquiera preguntar nada ni pedir pruebas en contra de las personas objeto de la denuncia.
– Las y los periodistas no rectifican alegando libertad de expresión, diciendo que no afirmaban que lo que decían estas denuncias fuera verdad, sino que solo decían que se habían presentado.
– Quienes han presentado las denuncias siguen toda la vida, principalmente desde el anonimato, diciendo que “se nos denunció por” todas las cosas falsas que se dicen.
– Tengo evidencia documental legal que una de las personas principales que hay detrás de toda esta campaña de violencia de género aisladora es el profesor particular que abusó sexualmente de mí siendo menor.
Ese abuso de poder mediático es la mejor arma que tienen los violadores de menores. En investigaciones científicas en periodismo se ha identificado esta estrategia para silenciar a las víctimas y a quienes las apoyan, y lo conozco de primera mano también como directora de periodismo en mi universidad. Las personas que abusan de su poder con acosos sexuales o laborales y sus cómplices, para que sus víctimas sigan aisladas y así no puedan denunciar. El daño que se produce a las pocas personas que las apoyan y a sus familiares, incluyendo sus menores, tiene consecuencias profesionales, personales y de salud durante toda la vida. Se convierten en el ejemplo usado por la mayoría de las personas para justificar por qué no se atreven a apoyar.
Y quienes participan de estas campañas difamatorias lo hacen a sabiendas, desvelando sus intereses reales, que no son los de proteger a las víctimas, sino todo lo contrario.
La esperanza, y la buena noticia, es que hoy la ciudadanía ya no se cree tan fácilmente las mentiras repetidas, porque tienen más acceso directo a la información veraz a través de las redes sociales, y los medios no tienen el poder absoluto de la información, sino todo lo contrario, solo aquellos medios excelentes son los que son referentes, los otros se convierten en simples marionetas del periodismo amarillo.
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Fotografía: El diario feminista