Por: LUCINIANO RODRÍGUEZ. 10/06/2023
Sería una barbaridad resumir las elecciones del 28-M diciendo que España ha votado contra ETA. Pero algo tiene que ver. Esta vez, casi no han nombrado a Venezuela
La política es también pedagogía. Sé lo extraño que debe sonar esto cuando lo primero es lograr la unidad, lamernos las heridas y para algunos, reorientar su vida. Me atrevo a decir que, en este momento, esto es importante.
Sería una barbaridad resumir las elecciones del 28-M diciendo que España ha votado contra ETA. Pero algo tiene que ver. Esta vez, casi no han nombrado a Venezuela.
España es un país que no ha celebrado la disolución de ETA. Le hubiera correspondido al PSOE explicarlo. Hemos visto un documental sobre el final de la banda terrorista (El fin de ETA) centrado en Julen Elorriaga y Arnaldo Otegi. Casi en la clandestinidad de la 2 de RTVE nos hemos ido enterando de las negociaciones entre el Gobierno-PSOE y ETA-Batasuna. De cómo se planteó abiertamente la disolución de la banda y cómo Otegi-Batasuna se plantaron y le dijeron a ETA que se acabó la fiesta.
Si yo fuera del PSOE me sentiría orgulloso de esas gestiones. De cómo se cumplió lo que desde la Transición se había dicho incluso por parte de la derecha: que abandonar la violencia e iniciar el camino democrático era el camino, que la izquierda abertzale debía presionar por el abandono de las armas y por la vía política. Y trabajar conjuntamente por la reconciliación, la memoria de las víctimas (también las de la acción del Estado) y justicia para ellas.
La falta de pedagogía en un asunto trascendental en España nos da una señal de cómo se ha entendido la política hasta ahora. Para el PSOE es tan complejo explicar el paso de los GAL a la disolución dialogada de ETA, y -por ser justo con los asesinados- por el dolor de los socialistas muertos, que no ha sabido afrontar pública y pedagógicamente este asunto. Las ambigüedades son aprovechadas por el oponente.
Lo mismo ocurre con el otro tema utilizado por la derecha: Cataluña. ¿Tan difícil era explicar que no era el Gobierno de “¡A por ellos, oé!”? Estando seguro de que el conflicto catalán hubiera sido otro si el P.P. no impugna el Estatuto aprobado en referéndum y refrendado por el Congreso nacional, y que si no se hubieran anulado por parte del Tribunal Constitucional una parte importante, creo que podemos afirmar que ese es el inicio del conflicto que culminó en intento de referéndum. Un problema político que requiere de política.
Claro que un gobierno de izquierdas tiene que romper con la represión de Estado, de establecer un diálogo que permita el conflicto y tomar medidas extraordinarias (como los indultos). Pero, ¿ha sido explicado suficientemente?
Recuerdo a Pedro Sánchez referirse a ello en cierta ocasión. Pero no se ha construido hegemonía política sobre la necesidad de convivencia con las diferentes nacionalidades y regiones, con respeto y justicia. Es decir, la base del proyecto federal. En el caso del PSOE, me parece que tampoco se hizo pedagogía con sus bases, habiendo mucha parte que aún no lo han entendido.
También debemos reconocer que debe ser difícil pasar de apoyar la aplicación del artículo 155 y al gobierno del PP que lo practicó, a hablar de Estado plurinacional. Pedro Sánchez ha demostrado tener valor, dando pasos inesperados con mucho coraje. Pero es difícil seguirle el rollo, sobre todo si eres socialista. A nosotras aún no nos ha explicado el cambio respecto al derecho del pueblo saharaui a su país y a vivir en paz.
La derecha ha lanzado la campaña de que ETA está en el Gobierno, y ha movilizado el voto. Al modo de Trump. Lanzando una afirmación que no tiene sentido pero que conecta con el común rechazo a la violencia de ETA que sentimos votemos a quien votemos.
La pedagogía que no se ha hecho en su momento es difícil de hacer en dos meses. Pero, ¿acaso la comunicación política de la izquierda tiene que caer en el barro y la mentira como instrumento?
Este es un artículo urgente. De no dejar de decir lo que creo que es necesario en un momento en que todo es mucho más complejo de lo expuesto aquí. Aunque espero que las dudas sobre la unidad de la izquierda sea una mala broma. La izquierda debe salir a proyectar la España de convivencia entre diferentes, de justicia social, de preocupación y actuación por quien peor lo pasa. Y decir que no se puede ser español siendo anti catalán ni anti vasco.
Yolanda Díaz ha sido la política más apreciada con su “le voy a dar un dato”. Julio Anguita nos señaló la política como didáctica y también fue el político más valorado. En mi limitado caso, hago referencia al esfuerzo que cualquier sindicalista tiene que hacer para salir de una reunión sobre un conflicto laboral y explicar a las compañeras y compañeros asuntos complejos y largos, con los términos más comprensibles, sin separarse de lo ocurrido en la mesa de negociación, sin poderte permitir el más pequeño desliz, porque sabes que la empresa está pendiente de cualquier error para aprovecharlo para desprestigiar la actividad sindical, si no es directamente desprestigiarte a ti.
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Fotografía: mundo obrero. Reuters