Por: Fernanda Canofre. Global Voices. 20/01/2018
Es víspera de Año Nuevo en uno de los destinos turísticos más famosos del mundo. Mientras 2.4 millones de personas se reúnen en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, para ver los fuegos artificiales, el lente del fotógrafo independiente Lucas Landau voltea hacia un muchacho negro. Está mojado y sin camisa, parado en el mar y el agua le llega a las rodillas. Sus manos están cruzadas en la cintura, parece que estuviera tiritando, pero se queda ahí, fascinado por lo que ve en el cielo. Detrás de él, fuera del foco de la cámara, una multitud vestida de blanco se toma selfies y celebra.
Landau publicó la foto en Facebook, Instagram, Twitter, y pronto se difundió por WhatsApp con una falsa historia de que el niño no tenía hogar y que lo habían abandonado, y las personas empezaron a leerla. Algunos vieron pobreza y tristeza, un niño negro que personificaba la desigualdad de la sociedad brasileña.
Pero pronto esas suposiciones encontraron rechazo.
Stephanie Ribeiro, abierta activista negra en Brasil con 46,000 seguidores en Facebook, habló sobre esa perspectiva:
En una entrevista de la versión brasileña del diario español El País, el escritor negro Anderson França dijo:
Sin embargo, la verdadera historia sigue sin conocerse –ni siquiera el fotógrafo sabe quién es el muchacho. Después de que la imagen se volviera viral, Landau agregó una leyenda que explica el contexto en que se tomó la foto:
¿Otra historia de un salvador blanco?
Una captura de pantalla de alguien en la sección de comentarios de la publicación de Landau que intentaba comprar una copia de la foto –a lo que Landau respondió con su información de contacto– empezó a circular. En respuesta, la gente empezó a mirar el trabajo de Landau.
Landau, que es blanco, ha fotografiado comunidades negras en Sudáfrica y acontecimientos violentos que ocurren en las favelas de Río de Janeiro, donde los habitantes son mayoritariamente personas de color.
Como resultado de esta dinámica, una expresión apareció en el debate: “complejo de salvador blanco”. Según Wikipedia, “se refiere a una persona blanca que actúa para ayudar a personas no blancas, con ayuda en algunos contextos que se perciben como interesados”.
Con respecto al fotógrafo y la respuesta general a la foto, el bloguero negro Marcelo Rocha, recordó a un personaje de la serie de televisión estadounidense “Everybody Hates Chris”, que es popular en Brasil:
Una reflexión del propio país
Por su parte, otros sostuvieron que las personas no pueden evitar ver la imagen a través del lente de la desigualdad y la tristeza, dado el contexto brasileño.
Copacabana, un barrio acomodado de Río de Janeiro, está rodeado de favelas y comunidades de bajos ingresos, donde la mayoría de habitantes son negros o de piel oscura. En la publicación original de Landau, un comentarista recordó que las líneas de bus que llegan de los barrios periféricos no circularon esa noche, supuestamente para evitar que los jóvenes negros fueran a ver el espectáculo de fuegos artificiales.
En Brasil, el último país del continente americano de abolir formalmente la esclavitud, en 1889, apenas el 17 % de los más ricos del país, que alcanzan el 1 % de la población total, son negros. Esto a pesar de que los negros conforman el 54 % de toda la población. Al índice actual, la brecha salarial que actualmente existe entre negros y blancos se igualará recién en 2089.
También hay un asunto de representación. Un estudio de la Universidad de Brasilia reveló que entre los libros publicados en Brasil entre 1965 y 2014, solamente el 10 % fueron escritos por autores negros. También mostró que cerca del 80 % de los personajes principales en los libros de ficción eran blancos. En las películas, apenas el 4 % de las producciones emplean guionistas negros y solamente el 31 % incluye a actores negros en el reparto –que casi siempre representan personajes asociados con pobreza y delincuencia.
Innegablemente, Brasil es un país donde el racismo es un problema, aunque nunca ha tenido una ley oficial de segregación. Como también señaló el fotógrafo brasileño Fernando Costa Netto en una cita en el El Pais:
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Fotografía: Global Voices