Jorge Salazar García. 17/05/2021
Para entender porqué el amplio repertorio de MARRULLERÍAS de los dirigentes políticos NO ES política, se requiere hurgar un poco en el origen de este término. Lo ideal es que la POLÍTICA sea el arte de la negociación y la conciliación de intereses sustentado en la Ética; que, como disciplina, sea orientada a la búsqueda de la felicidad del individuo y de la colectividad ocupándose tanto de los asuntos públicos como privados. Pero este ideal, raramente es alcanzado, por la prevalencia del dinero sobre la Política; o, dicho de otra forma, de la cosa sobre el Ser.
En la Grecia antigua (siglo VII – IV a.n.e.) el Estado helénico, refiriéndose al derecho o no de participar en los asuntos de la ciudad hacía una clara separación de sus habitantes. A los ciudadanos que tenían el derecho de hacerlo se les llamaba “politikoi“ ; y, a quienes, como los esclavos y extranjeros, lo tenían prohibido, Idiotikós”. De ese modo, los primeros fueron denominados POLÍTICOS y, a los segundos, IDIOTAS. Más tarde, por extensión, este último calificativo se aplicó a los políticos que anteponían sus intereses personales a los de la comunidad. Con el paso del tiempo, tal desviación ética, se convirtió en práctica común en todas las democracias del mundo occidental. Al respecto, Michael Foucault decía que los políticos con este perfil “Siempre creen tener la última palabra. Sufren parálisis en todas las funciones del entendimiento y de las afecciones morales“[1]. Es una clase política generalmente reacia a la cultura, caracterizada por la superficialidad y la codicia. En México los padecemos desde hace 3 décadas, se identifican como émulos de los “chicago boys”; gobernaron la cosa pública en provecho de lo privado e impusieron a un Presidente (Peña Neto) a partir de la IGNORANCIA (Carlos Fuentes, dixit).
El triunfo de MORENA en 2018 puso en pie de guerra a esos “IDIOTAS” neoliberales que hoy pretenden REGRESAR culpando al adversario de lo mismo que acusan. Para dar credibilidad a sus patrañas buscan la brizna en el ojo ajeno, o ya no tan ajeno, pues han logrado infiltrar y corromper al partido de la “esperanza de México”. Hay que reconocerlo, son eficaces; las múltiples denuncias y quejas de los fundadores de MORENA, relacionadas con la imposición de candidatos tránsfugas de aquella clase política podrida, no deja espacio para la duda. En lo inmediato, ya consiguieron evitar que MORENA se consolidara como una herramienta del pueblo. Invadida por ex priistas, ex panistas y ex perredistas de la peor laya, la corrupción, y el pragmatismo electoral se asentó en MORENA. Las consecuencias del masivo “chapulineo” y vaciamiento ideológico de los partidos se verán después del 6 de junio, y no serán buenas. Muy pocos creerán en esos institutos onerosos, insensibles, corruptos y grotescamente circenses. Carecerán de LEGITIMIDAD.
La actual administración sabe que es urgente impedir el uso faccioso de las leyes que hacen los partidos, el árbitro electoral y sus tribunales. Pero tal como están las campañas, hundidas en el miasma electorero, es casi garantizar la equidad, transparencia y legalidad de las elecciones. Por ello AMLO ha propuesto impulsar otra reforma electoral pasando el proceso actual. Independientemente de quién gane la mayoría en el congreso federal las partes tendrán que llegar a un acuerdo (¿por la estabilidad?) que permita los cambios. Lo deseable, si se quiere recuperar legitimidad, sería promover una consulta popular; dejar las modificaciones de las leyes en manos de los políticos que las pervirtieron, es garantía de fracaso. Por el momento, algunos militantes se esfuerzan para evitar el naufragio total del sistema de Partidos.
Mientras tanto, el pueblo no militante, que no es tonto (AMLO dixit), debiera aprovechar el próximo 6 de junio para mandar al rancho de AMLO a los “IDIOTAS” y a los partidos identificados con al poder económico. Esos entes parasitarios lo único que hacen con EFICACIA durante sus CAMPAÑAS, es DIVIDIR a la ciudadanía y DESTRUIR sus lazos comunitarios. Parafraseando lo dicho por Noam Chomsky sobre el daño que ocasionan en el pueblo con la manipulación mediática: los partidos, igual que aquella, son más dañinos que la bomba atómica porque destruyen CEREBROS. Se le debe tomar la palabra al presidente en cuanto a denunciar los DELITOS ELECTORALES, así sean cometidos por gobernadores, candidatos o funcionarios emanados de su partido. Créalo, todos están violando las leyes electorales. Es una guerra por territorio y como tal utilizan todas las armas para destruir al enemigo. Si en campo de batalla se matan civiles (electores) que así sea: lo que importa es el TRIUNFO.
Para finalizar, dejo algunos comentarios relacionados con el párrafo anterior, extraídos del grupo de chat “Foro político Veracruz”. (Se transcriben respetando la sintaxis)
-Cuando tuvimos la oportunidad de hacer lo que dicta el estatuto, no hicimos nada por parar la compra de conciencias; nada por exigirle a Cuitláhuac que sacara las manos del proceso interno.
-¿Dónde están las finanzas del partido morena durante el 2015 para acá?
-Huerta nunca se preocupó por tener comité municipales. Les conviene que estemos sin rumbo y sin bases.
-Me preocupa que solo apoyen a sus incondicionales; a los de su LÍNEA, que no reconozcan a los verdaderos y naturales liderazgos.
¡Alto al genocidio en Palestina!
[1] Foucault, Michael. “Historia de la locura II”. Pág. 81. Segunda reimpresión (FCE, Colombia), 1998.