Por: Jessica Dos Santos y Ricardo Vaz. Investigaction. 23/10/2019
Editorial: Diálogos, sanciones y amenazas
El gobierno venezolano y cinco partidos políticos opositores de bajo rango suscribieron un primer acuerdo enmarcado en el “diálogo nacional”.
Los intentos de “normalizar” la vida política nacional vienen en la secuencia del fracaso (por lo menos por ahora) tras las negociaciones fallidas con los principales sectores opositores con Noruega como intermediario. Tras la imposición de un embargo por parte de la administración Trump en agosto, el gobierno suspendió su participación en la mesa. Entonces ¿en qué consiste este nuevo intento?
El presidente Nicolás Maduro ha dicho que el reciente acuerdo “es un paso acertado y necesario en función de la estabilidad política del pueblo, una oportunidad para resolver entre venezolanos los asuntos que sólo nos conciernen a los venezolanos”.
Por su parte, el mencionado sector opositor alega que “el país no puede esperar a unas próximas elecciones para que se comiencen a tomar decisiones que son urgentes”, reiterando el rechazo a las sanciones como algo que debe unir a todos los venezolanos.
De una u otra forma, ambos tienen razón. Pero ¿qué tan real o funcional será este acuerdo? Veamos.
El pacto logró que el PSUV (partido oficial) se reintegrase a la Asamblea Nacional, aunque el Tribunal Supremo haya reafirmado que el parlamento sigue “en desacato” y sus decisiones son inválidas. Sin embargo, con algunos puntos del acuerdo, aunque sean prioritarios, no queda claro cómo serán implementados.
Se propone la conformación de un nuevo Consejo Nacional Electoral, lo cual ha sido una de las banderas de la oposición. Al respecto, se habla de unas posibles elecciones legislativas en el horizonte cercano, pero no hay más detalles sobre los cambios en la autoridad electoral. De igual modo se otorgarán medidas de sustitución a dirigentes opositores detenidos, ¿pero de quiénes estamos hablando? Cuál es el nivel de gravedad de sus actos?
En el plan internacional, las partes reiteraron su rechazo a las medidas unilaterales de EEUU como algo que debe unir a todos los venezolanos. Pero mientras los partidos derechistas tradicionales (Voluntad Popular, Primero Justicia, AD, Copei) y sus pseudo-líderes como Juan Guaidó sigan pidiendo más sanciones como forma de derrocar el gobierno, este llamado será un hecho meramente simbólico.
De igual modo, se plantean canjes directos de petróleo por alimentos/medicinas, como forma de aliviar la durísima crisis. ¿Pero en qué condiciones, y con cuáles países? EEUU ha amenazado con imponer sanciones (secundarias) contra cualquier nación o empresa que transe con Caracas, entonces, aún faltan detalles para entender cómo estos canjes se esquivarían del ojo imperial.
A la par, la oposición y sus seguidores buscan nuevos mecanismos para lograr el anhelado “cambio de régimen”, Los cancilleres de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que forman parte del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) aprobaron una resolución que acuerda identificar a los altos funcionarios o personas vinculadas al gobierno venezolano “para tratar de capturarlos o congelar sus activos en los países miembros del TIAR”. El TIAR abre espacio también para sanciones multilaterales contra Venezuela, aunque por ahora todos descartan una eventual intervención militar.
Por su parte, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de EEUU ha intensificado sus ataques, especialmente contra aquellos entes extranjeros que hagan negociaciones con la nación bolivariana. Incluso, añadieron a su lista negra a 4 entidades y 4 buques por transportan petróleo y otros productos derivados desde Venezuela, días después de sancionar a empresas involucradas en importaciones para el programa de alimentos subsidiados CLAP.
Asimismo, mientras el oficialismo busca un interlocutor “moderado” en la oposición, los movimientos populares exigen ser escuchados en este diálogo. Con la agudización de las sanciones y (consecuentemente) de la crisis, el gobierno ha optado (algunos dirán que ha sido forzado) cada vez más por una política ortodoxa de intentar frenar la inflación contrayendo el consumo e inclinando la relación capital-trabajo en favor del primero.
Lo cierto es que mientras siga el juego trancado lo que se avecina son más sacrificios para el pueblo venezolano. La oposición apoyada por EEUU sigue apostando a que el golpe de Estado tenga un (violento) éxito, y el gobierno sigue sin encontrar soluciones reales ante los desafíos y presiones económicas.
Los tiempos son otros y no está la Unión Soviética para comprar la zafra completa. Se exige más a la solidaridad internacional, y respuestas más efectivas por parte del gobierno (no basta con denunciar las constantes violaciones del derecho internacional). Porque en imperialismo, ya decía el Che, no se puede confiar ni un tantico así.
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Fotografía: Investigaction