Por: Gabriel Sosa Platas. Sin Embargo. 19/05/2016
Paradójico: Televisa denuncia que es presa de una acusación que busca dañar su reputación, sin pruebas, pero a través de su vocero deja entrever, también sin ninguna prueba, que la campaña viene del sector de las telecomunicaciones.
En una carta anónima se acusa a Grupo Televisa, pero fundamentalmente a su vicepresidente ejecutivo, Alfonso De Angoitia, y algunos de sus colaboradores, de lavado de dinero, fraude a los accionistas y otras operaciones supuestamente ilegales. El contenido del documento fue divulgado por The Wall Street Journal y la revistaProceso, los días 5 y 8 de mayo, respectivamente.
La misiva fue enviada al consejo de Univisión, al Departamento de Estado de Estados Unidos y a la autoridad de regulación bursátil de ese país, la Securities and Exchange Commission (SEC). También la recibieron algunos medios de comunicación, que destacaron una de las irregularidades denunciadas: Televisa recibe grandes cantidades de dinero en efectivo por la venta de “infomerciales” a gobiernos estatales, gobierno federal y partidos políticos. Estos ingresos no se reportan a sus accionistas.
Hay otras acusaciones en la carta, pero no dejan de ser sólo pistas, apoyadas en hechos reales, para iniciar investigaciones y deslindar responsabilidades. ¿Las haría, por ejemplo, la Secretaría de la Función Pública, la misma que investigó la “casa blanca”, por el desvío de recursos? ¿o el Sistema de Administración Tributaria (SAT) por omisiones fiscales? ¿o el Instituto Nacional Electoral (INE) por promoción ilegal de funcionarios públicos y partidos políticos a través de notas o entrevistas pagadas? ¿o las contralorías de las dependencias del gobierno federal? Muy probablemente no.
Sin denuncias formales y sin documentos probatorios, al menos aquí en México la posibilidad de llegar al fondo de las denuncias presentadas parecen muy lejanas y no pasará de ser un nuevo escándalo en el que ha estado involucrado el más grande conglomerado mediático de habla hispana.
Fuente: http://www.sinembargo.mx/opinion/17-05-2016/48797
Fotografía: sinembargo