Por: Leire Rincón. 26/11/2024
La violencia sexual ha sido el reclamo principal del movimiento feminista y se han mediatizado casos muy diversos relacionados con esta forma de violencia. A la fuerte mediatización de estos casos le ha acompañado un dato preocupante: el del aumento de denuncias. ¿A qué se debe este incremento?
Si una cosa ha caracterizado a esta cuarta ola feminista es la violencia sexual. Ha sido el reclamo principal del movimiento feminista, pero también ha sido protagonista por su misma incidencia: se han mediatizado casos muy diversos relacionados con esta forma de violencia, desde La Manada, o el de Gisèle Pelicot; casos donde los agresores han sido célebres figuras como Luis Rubiales o Dani Alvés, hasta el más reciente protagonizado por Iñigo Errejón.
A la fuerte mediatización de estos casos le ha acompañado un dato preocupante: el del aumento de denuncias. Como no podía ser de otra forma, una de las preguntas clave que se han formulado a raíz de estos desarrollos es si este auge de las denuncias corresponde a un incremento de la violencia, o solo de la denuncia. Es decir, la pregunta clave es si estas denuncias aumentan debido a que hay un aumento de la violencia respecto a años anteriores, o si, existe el mismo nivel de violencia objetiva subyacente, pero lo que está aumentando es la predisposición por denunciar de las víctimas, y disminuye la tolerancia social.
¿Está aumentando la violencia de forma objetiva o simplemente se están registrando más denuncias? La respuesta a esta pregunta no es trivial, ya que ofrece dos diagnósticos diametralmente opuestos sobre la situación actual. Si el aumento de denuncias refleja una menor tolerancia social hacia la violencia y una mayor disposición a denunciar, estaríamos ante un avance en la lucha contra esta problemática. Sin embargo, si las denuncias aumentan porque los casos de violencia se están incrementando, el escenario sería preocupante y apuntaría a una regresión en la calidad de vida de las mujeres.
En esta pieza vamos a tratar de dar respuesta a esto con los datos que tenemos disponibles en torno a la violencia sexual, y que provienen de tres fuentes principales: encuestas a población, denuncias y atenciones hospitalarias de agresiones sexuales. Sabemos que todos estos datos tienen un problema de infraestimación de la violencia, es decir, que detectan menos violencia de la que hay, aunque la proporción de esta infrarrepresentación varía considerablemente según el indicador. Además, los datos que tenemos no siempre son comparables, pero vamos a tratar de hacer lo mejor posible con lo disponible.
Evidencia de mayor tasa de denuncia
El incremento de las denuncias es evidente. Por una parte, lo dice la misma tasa de denuncias. El aumento de dichos delitos en 10 años de recorrido es abismal. Según datos del Portal de Criminalidad del Ministerio de Interior recogidos por el Instituto de las Mujeres, de un 190% de denuncias de agresiones sexuales y un 202% de aumento en denuncias de agresiones sexuales con penetración, por poner dos ejemplos.
Que aumente la denuncia no tiene por qué ser resultado exclusivamente del aumento de la predisposición a denunciar; podríamos estar observando mayores tasas de violencia, es lo veremos más adelante. Sin embargo, existen otras fuentes de datos como pueden ser las encuestas, o las atenciones hospitalarias, que también nos indican que la predisposición a la denuncia va en aumento.
El aumento de los delitos de índole sexual en la última década es enorme y los diversos indicadores que tenemos, parecen apuntar a que la predisposición a denunciar es mayor
En entrevistas realizadas con Lluisa Garcia Esteve, presidenta de la Comisión de Violencia Intrafamiliar y de género del Hospital Clínico, explica como en los datos que se están recabando en su centro se refleja una menor sensación de culpa o vergüenza, y una mayor voluntad entre las víctimas a denunciar estos hechos. Los diversos indicadores que tenemos, parecen apuntar a que la predisposición a denunciar es mayor.
Evidencia de mayor tasa de violencia
Sin embargo, tenemos datos y evidencia para pensar que no solo aumenta la denuncia sino lo que también está aumentando es la violencia objetiva.
Una de las formas que podemos emplear para analizar esto es comparando la tasa de denuncias de formas de violencia sexual más ‘extremas’, como pueden ser las violaciones grupales. ¿Por qué centrarnos en este tipo de violencia? Por dos razones principales que tienen que ver con los motivos por los cuales se denuncia menos violencia de la que se sufre. Podemos identificar dos razones principales: en primer lugar, porque la víctima no percibe la situación como una forma de violencia; y, en segundo lugar, porque, incluso si la reconoce, puede optar por no denunciarla debido a un clima social y un nivel de tolerancia que no fomentan ni apoyan este tipo de denuncias.
Las violaciones grupales, al ser una forma de violencia extrema, probablemente han sido percibidas como tal tanto en el pasado como ahora, por lo que el aumento de denuncias es menos atribuible a un cambio de percepción. En este caso, lo que nos indican estos datos es que efectivamente, la violencia sexual de forma objetiva también va en aumento
Centrarnos en analizar la evolución de las formas más extremas de violencia, cuya denuncia es menos probable que dependa de cambios en la percepción individual o en el clima social, puede ofrecernos una perspectiva más objetiva sobre cómo ha evolucionado la violencia en general. En este sentido, las violaciones grupales, al ser una forma de violencia extrema, probablemente han sido percibidas como tal tanto en el pasado como ahora, por lo que el aumento de denuncias es menos atribuible a un cambio de percepción. Además, dada su gravedad, es probable que se hayan denunciado de manera similar incluso en contextos sociales menos tolerantes.
Si asumimos esto, lo que nos indican estos datos es que efectivamente, la violencia sexual de forma objetiva también va en aumento. Según el informe de Save the Children, las agresiones sexuales grupales de dos o tres agresores, habrían aumentado un 68,22% y 57,14% respectivamente en este mismo periodo.
Las agresiones con un responsable habrían aumentado un 81% de 2017 a 2022, más que las agresiones sexuales múltiples. Por ende, podríamos esperar que una parte de los porcentajes de aumento de denuncia tenga que ver no solo con la predisposición a denunciar, sino con el aumento objetivo de la violencia.
Es interesante destacar, que se ha llegado a argumentar que el aumento de denuncias es atribuible a la aprobación de la ley del solo si es si, y no tanto al aumento de la violencia, ya que este tipo de leyes podrían llegar a tener un signaling effect o efecto de señalización, de que la aceptabilidad social de la denuncia es mayor. Sin embargo, lo que nos sugieren los datos es que esto no es así: la violencia aumentó antes que la aprobación de la ley.
De forma más cualitativa, tenemos cierta evidencia de que esta forma de violencia puede estar aumentando. Tras el caso de La Manada y, en especial, su mediatización crecieron las búsquedas de términos como “violación grupal,” “violación San Fermines,” y “La Manada” en sitios web pornográficos. Este comportamiento digital se correlaciona con el alza en los datos oficiales de agresiones sexuales, donde los casos de violaciones grupales han ido en aumento. Casos como el de la “manada” de Castelldefels reflejan cómo algunos jóvenes ven estos actos como un modelo a seguir, en contraposición al rechazo generalizado de la sociedad.
Otra forma de acercarnos a las tendencias de la violencia objetiva, es examinar los datos de atenciones hospitalarias: las atenciones del Hospital Clínic de Barcelona han sido del 2,8% de incremento en el 2023, respecto al año anterior, y el 2022 supuso un aumento de 41%, respecto al año 2021
Otra forma de acercarnos a las tendencias de la violencia objetiva, es examinar los datos de atenciones hospitalarias. Es esperable que las violencias atendidas en hospitales estén menos influenciadas por cambios en la tolerancia o el clima social, aunque pueden verse afectadas por un mayor conocimiento de los protocolos que animan a las víctimas a acudir al hospital tras una violación para ser examinadas. Es decir, se podría esperar que si bien el clima social y la tolerancia colectiva que exista a la violencia sexual pueda influir en la proclividad de las victimas para ir al hospital, lo haga en menor medida que las denuncias.
Lo que nos dicen las atenciones hospitalarias es que efectivamente, el aumento es notorio. Las atenciones del Hospital Clínic de Barcelona han sido del 2,8% de incremento en el 2023, respecto al año anterior, y el 2022 supuso un aumento de 41%, respecto al año 2021. Este incremento en la violencia objetiva se ha evidenciado no solo en la cantidad de casos atendidos, sino también en la naturaleza de la violencia, con un aumento de los incidentes de violencia sexual que se acompañan de violencia física.
Mayor reconocimiento de las violencias
Por último, vamos a ver qué dicen los datos de las encuestas, que son los menos susceptibles a los cambios sociales y de percepción que si afectan a las denuncias. Para ello, utilizamos datos de la Encuesta Catalana de Violencia Machista, con datos de 2010, 2016, 2019 y 2021, que es la serie longitudinal más elevada incluyendo episodios fuera del ámbito de la pareja. Estos datos reflejan una tendencia similar a la observada en el aumento de denuncias y atenciones hospitalarias: la violencia está en aumento.
En 10 años, los intentos de violación han subido del 0,1% al 0,8%, que representa un aumento del 600%, y las violaciones un 700%. Aunque las cifras no son comparables, esto muestra como más allá de la denuncia, o la propensidad a denunciar, tenemos razones para pensar que la violencia de forma objetiva ha podido aumentar. Es evidente, que dicho aumento detectado por las encuestas puede deberse no solo al aumento de la violencia sino a un mayor reconocimiento de dicha violencia por parte de las víctimas.
Todo indica que si bien las denuncias han aumentado, tenemos razones de peso, y evidencia fiable, para pensar que también lo ha hecho la violencia
Si nos fijamos en la macroencuesta de la violencia contra la mujer, vemos que la violencia también va en aumento: en el 2011 se detectó un 27,4% de mujeres, pasando al 28,5% en el 2015, y el 32,1% en 2019, con un aumento total del 12,63%. Todo indica que si bien las denuncias han aumentado, tenemos razones de peso, y evidencia fiable, para pensar que también lo ha hecho la violencia.
Esto nos lleva a dos conclusiones principales. La primera es que un aumento de denuncia puede convivir perfectamente con el aumento de violencia objetiva, que parece que hasta ahora han vivido como dos hipótesis incompatibles. Y este no es el caso: tenemos evidencia de las dos. Y la segunda, y más importante, tiene que ver con la necesidad y la urgencia de generar datos de calidad en torno a la violencia sexual, y la violencia machista de forma más general, con el fin de poder dar respuesta a esta pregunta.
LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ
Fotografía: El salto diario. Álvaro Minguito