Por: Emma Martínez. Revolución Tres Punto Cero. 17/08/2016
Graciela Pérez Rodríguez estaba emocionada aquella mañana porque vería nuevamente a su pequeña hija de 13 años, quien había realizado un viaje a Houston con su tío (hermano de su madre), y sus primos.
A Graciela los viajantes le informaron que pronto estarían en Tamuín, localidad perteneciente a San Luis Potosí, estaban atravesando Ciudad Mante, Tamaulipas, esa fue la última vez que ella tuvo comunicación con sus familiares quienes desaparecieron el 14 de agosto de 2012 en una de las carreteras más peligrosas del país.
Ese fue el inicio de una búsqueda que ha durado cuatro años, por lo que en conmemoración Graciela soltó el miedo y decidió ir acompañada de aproximadamente 20 familias más a repartir volantes con los rostros de sus familiares, porque este domingo inició un nuevo rastreo. Y es que las circunstancias la obligan, puesto que con el cambio de gobierno, no existe más que “comenzar de cero”.
“Son cinco mis desaparecidos; para el gobierno entrante uno de los pendientes debe ser nuestros desaparecidos. Porque si hablamos de la Procuraduría del Estado, esa brilla por su ausencia. Uno tiene que estar presionando para que se investigue, por ahora solamente sabemos que, según la averiguación de la PGR, la cual inició hace cuatro años, es que ellos fueron interceptados por Los Zetas, en dicha carretera donde volanteamos este domingo, la cual es una de las más peligrosas del estado”, asegura a Revolución TRESPUNTOCERO, Graciela Pérez.
La madre, afirma que decidió empezar a repartir volantes con los rostros de sus familiares, justo en esa carretera como un símbolo de conmemoración, lo que provocó que otras familias también asistieran y se acercaran a ella para compartir su experiencia, puesto que también tienen desaparecidos, sin embargo no todos se atreven hablar, hoy sigue imperando el miedo en la ciudadanía.
Para Graciela Pérez la búsqueda de sus cinco familiares ha sido un largo andar lleno de tristeza y desgaste físico y anímico, convirtiéndose en un camino aún más sinuoso, por el casi abandono de las autoridades quienes no han investigado voluntariamente –como es su obligación-, y por el contrario, ha sido ella, como miles de familias en el país, quien ha tenido que ser la que consiga las pruebas y las presente, pero eso en México no basta, debe haber “poder” de convencimiento por parte del denunciante para que –con suerte- la autoridad encargada del caso, crea en sus datos.
Graciela asegura, “nosotros hacemos la investigación y presionamos para que la hagan legal, ese es nuestro trabajo porque de nada sirve que tengamos la información si un MP no le da validez legal, esa presión es la que más desgasta, hacer que el ministerio público acuda al lugar que encontraste, ese es el trabajo (también difícil) que hacemos.
Tenemos que darles todas las bases para que crean que lo que estamos dándoles es verdad y puedan ir. Y para lograrlo tienes que ir tú como familiar al lugar de los hechos, a la brecha, sacar fotos y enseñarlas”.
En 2012 cuando Graciela denunció los hechos, lo hizo en un primer momento en la Procuraduría del Estado de Tamaulipas; al pedir que se iniciara una investigación, la respuesta de las autoridades de la dependencia fue, “sabe qué señora, nosotros no los vamos a buscar, está muy peligroso; váyase con los militares”.
Luego de avisarle que “harían lo que estuviera dentro de su competencia”, ante la desesperación, Graciela vino a la Ciudad de México, en donde elementos de la PGR, después de conocer los hechos, le dijeron que quienes habían desaparecido a sus familiares, eran “delincuencillos locales”.
“Entonces lo que tienes que hacer es revertir ese tipo de pensamiento, qué se hace cuando estás viendo todas las fosas clandestinas que se están encontrando, cuando sabes que a las víctimas las queman, los interceptan, y eso no solamente lo hicieron con mis familiares, lo están haciendo con cientos y cientos de personas.
Lo único que queda es ir al lugar, tomas fotografías, empiezas hacer tu propio expediente, y después lo entregas a las autoridades y sólo entonces se dan cuenta que ‘ah sí, es cierto, no eran delincuencillos locales, son más profesionales’”, afirma Graciela.
A pregunta expresa, sobre el por qué considera que desaparecen las personas en esas circunstancias, Graciela afirma contundente que además del ocultamiento de casos por parte del gobierno, y la inoperancia de las autoridades, en este caso de Tamaulipas, también existe permisividad por parte de los gobernantes de todos los niveles para que se dé paso a este delito.
Agrega que influye a su vez, que las familias de los desaparecidos se encuentran aterradas, ya que aun cuando existe mayor posibilidad de repartir información en una las carreteras más peligrosas del país, la gente sigue ocultando su situación por miedo y temor a que les pueda suceder algo.
“Esto sucede porque la voluntad política del Estado no está con ellos, por ejemplo, el caso de Alan Pulido es mentira, su rescate fue demasiado impresionante, son momentos en los que las personas que tenemos desaparecidos nos damos cuenta de la magnitud del cinismo que tiene el gobierno de los tres niveles”, comenta.
Graciela añade que es difícil recibir ayuda de los gobiernos y de las dependencias, que fueron creadas para la atención de los casos de desaparecidos, y es que “si un día yo llamo a la Comisión de Víctimas para decirles que voy a ir hacer un volanteo de difusión, primero me van a pedir que haga un oficio para ver si el MP lo autoriza, lo tengo que hacer con un mes de anticipación y eso dependiendo la diligencia.
Entonces tratándose de un volanteo, obviamente no lo van a aceptar, pero tampoco van a buscar, entonces nosotros somos quienes lo debemos de hacer y poco a poco las familias nos vamos juntando y cooperando para las cosas que necesitamos”.
Es por eso, que la madre de Milynali Piña Pérez (la menor de 13 años desaparecida), asegura comprender a las familias que no pueden realizar este tipo de diligencias, pero que le piden cuelgue las fotografías de sus desaparecidos. “Además de esto, reitero, lo que hemos hecho nosotros como familiares es impulsar a las autoridades, casi agarrarlos de la mano y decirles “está pasando esto”, decirles a quién detuvieron, a quién encontraron, investigar campamentos, delincuentes, nuestra atención ha sido hacia eso siempre.
Por eso cuando eres familiar de un desaparecido te conviertes en ministerio público pero sin título, en buscador profesional y en policía investigador, pero nunca en víctima porque tú no debes serlo, son víctimas nuestros desaparecidos”, puntualiza Graciela.
Quien este domingo al repartir volantes en la carretera durante varias horas, una reportera de un medio local se le acercó para entrevistarla, pero también le dijo que “no le aseguraba que la nota fuera a ser publicada”, lo cual a la madre le significa que no hay voluntad para dar a conocer los hechos, ni por parte del gobierno estatal, ni de los medios de comunicación locales, “continúan con la misma mecánica de ocultamiento, de negar los hechos, para no aceptar que esto es una deuda pendiente de ellos”, dice.
Fueron aproximadamente 8 mil volantes los repartidos por las familias, hubo otras personas que se acercaron pero no quisieron ser identificadas como familiares de víctimas, sin embargo, Graciela afirma que en sus expedientes, tiene el registro de poco más de 320 familias a quienes les desaparecieron a un familiar en aquella zona.
2016 no es distinto, las desapariciones en el norte del país y en aquella región siguen ocurriendo, pero la madre de Milynali, asegura que ya son muchas las familias quienes han dejado de lado el miedo y se están uniendo, “nunca vamos a parar de buscarlos, esto es una deuda pendiente que deja el gobierno estatal anterior, misma que se tendrá que continuar y ver con el nuevo gobierno, vamos a seguir ahí aun cuando la inseguridad continúe”, denunciando así “la apatía y la falta de voluntad de parte del gobierno de Tamaulipas, porque ni siquiera el gobierno local se acercó mínimo para llevar un conteo de las familias que tienen desaparecidos”, afirmó.
Graciela mantiene a diario la búsqueda de José Arturo Domínguez Pérez quien tenía 20 años, Alexis Domínguez Pérez de 16 años, Aldo de Jesús Pérez Salazar que contaba con 20 años e Ignacio Pérez Rodríguez de 53 años, así como de Milynali Piña Pérez de 13 años, la presión hacia las autoridades no cederá.
Fuente: http://revoluciontrespuntocero.com/nosotros-no-los-vamos-a-buscar-vayase-con-los-militares-pgje-a-familiar-de-cinco-desaparecidos-en-tamaulipas/
Fotografía: valorportamaulipas