Por: Emma Martínez. Revolución Tres Punto Cero. 13/07/2016
Un joven de poco menos de 20 años corría desesperado la mañana del 19 de junio pasado, horas antes había decidido ir a vender tamales y atoles a los maestros que se encontraban en el bloqueo a la entrada de Nochixtlán, Oaxaca.
Su desesperación crecía al correr, porque detrás de él había un grupo incontable de policías federales aventando bombas de gas lacrimógeno y los disparos comenzaban a escucharse con mayor frecuencia, de pronto no pudo más y cayó, una bala lo alcanzó.
Ahí se encontraba Óscar Nicolás Santiago, de 21 años, llevaba tiempo realizando sus trámites para entrar al ejército, ya había entregado sus documentos y solamente le faltaba la liberación de la cartilla militar, originario de Las Flores, Tilantongo, un poblado a tres horas de distancia de Nochixtlán, estuvo en el lugar de los hechos aquel domingo.
Fue Óscar quien al ver caer al joven comerciante se detuvo a ayudarlo. Segundos bastaron para que a él también lo alcanzara una bala que le atravesó el pecho. “Cuando la policía Federal venía replegando los maestros se escucharon balazos, una de mis hermanas habló con él -mi hermano Óscar- porque él no falleció el instante.
La bala llegó a su pecho, del lado izquierdo, donde tenemos el corazón. El médico que hizo la necropsia dijo que si él hubiera recibido atención inmediata no hubiera fallecido; lo que también hizo que mi hermano falleciera fue que en el hospital no estaban atendiendo a los heridos, estaba fuertemente resguardado por la policía Federal y no dejaban entrar a nadie ni rogándoles”, declara en entrevista con Revolución TRESPUNTOCERO, José Manuel Nicolás Santiago, hermano de Óscar.
De inmediato la población se movilizó para ayudar a los heridos, puesto que los federales habían bloqueado cualquier posibilidad de ayuda médica, así la iglesia principal se convirtió en un hospital improvisado, fue ahí a donde llevaron a Óscar, quien tuvo que quedarse durante un tiempo en el atrio de la iglesia, puesto que el número de muertos y heridos que habían llegado antes de él habían saturado los espacios.
“La idea era que pudiera ser trasladado a otro poblado para su atención, pero las ambulancias no se daban de abasto, había muchos muertos y heridos y los estaban trasladando. Mi hermana habló con él gracias a un muchacho que lo conocía y se dio cuenta que Óscar estaba lesionado.
Le avisó donde estaba para que ella fuera a verlo, ya que mi hermana sí vive en Nochixtlán, fue corriendo a la iglesia a verlo, cuando ya llegó lo vio tirado y le alcanzó a decir que la policía Federal estaba disparando parejo a todos, no importaba si era maestro o poblador ellos no vinieron a distinguir a nadie, estaban asesinando por igual, Oscar todavía le dijo que se tranquilizara que iba estar bien, que no le iba pasar nada, en ese momento lo trasladaron en ambulancia para su atención en Huajuapan, pero murió en el camino”, narra José Manuel.
Introducirse en las tierras, los espacios públicos, en los hogares, en comercios de Nochixtlán, Oaxaca, es perder el control de las emociones, al escuchar la narrativa de la masacre de un pueblo, donde cada herida fue hecha por una bala y la mayor parte de los caídos fueron ultimados cobardemente por la espalda.
Las palabras y las lágrimas, afirman los pobladores, no les son suficientes para dar a entender el dolor, el coraje y la angustia que padecen a más de 15 días de aquel 19 de junio, cuando el combatiente usó helicópteros, bombas de gas lacrimógeno, toletes eléctricos, armas de fuego, francotiradores, en tanto el combatido poseía palos, tubos, piedras y hondas.
Las crónicas entre los pobladores abundan, existen distintas historias, pero la tristeza y el coraje, que se convierten en un espirito de lucha permanece por igual, ahí nadie tiene miedo, nadie dice ‘a la próxima me quedaré en casa’, por el contrario hoy más que antes, existe mayor unidad en un pueblo que le advertido al gobierno que se seguirá defendiendo.
“No venían a masacrar maestros, venían a asesinar a todo un pueblo, a nuestra comunidad y a todas las poblaciones que se unieron en la lucha por la defensa de nuestros derechos, de nuestra vida”, afirma en entrevista con Revolución TRESPUNTOCERO el señor Alonso, habitante de una de las comunidades que conforman la Mixteca.
En tanto José Manuel afirma que “no se vale que las mismas autoridades agarren a balazos al pueblo, que lo acribillen, porque nunca hubo un diálogo, la fuerza pública solamente usó las armas y disparó; en el caso de mi familia, vamos hacer todo el procedimiento penal, queremos justicia, porque el gobierno cuando pasan estos casos, entre civiles, siempre dicen que eran gente de la delincuencia organizada, pero entonces cómo le podríamos llamar a lo que sus policías hicieron.
Exigimos que se juzgue a quien resulte responsable y pedimos castigo para los culpables, es cierto que la policía Federal traían armas y dispararon, pero también es cierto que ellos traían un comandante quien dio órdenes, ellos también cerraron el hospital con tal de no darle atención médica a los heridos, todo eso lo vamos a denunciar”, puntualiza.
Los pobladores de Nochixtlán afirman que, aquella mañana de domingo la estrategia de la policía federal fue afectarles los sentidos y desmayarlos, para después dispararles, y mientras lo hacían seguían aventando bombas de gas lacrimógeno para impedir que siguieran luchando o se resguardarse e incluso pudieran levantar a los heridos.
Y es que también señalan que si alguien se acercaba a ayudar a un caído, inmediatamente se convertía en blanco, porque “sí había francotiradores”, quienes se encontraban en la azotea del hotel Juquila, donde afirmaron los empleados del lugar, se habían hospedado los policías federales, al mismo tiempo confirmaron que desde ahí también se posicionaron para disparar.
“Masacraron por igual, hoy nuestra familia está destrozada, somos indígenas pobres, pero no por ello dejaremos la muerte de mi hermano olvidada; mi madre está destrozada porque él era el que estaba más apegado a mis padres, ambos se mueren de tristeza por su muerte, en la familia podemos creer que el gobierno los haya acribillado tan fríamente”, afirma José Manuel Nicolás Santiago.
El 19 de junio pasado no solamente hizo frente a la policía el pueblo de Nochixtlán, distintos poblados cercanos y no tanto, se unieron a la lucha, ya no era un movimiento magisterial, sino social donde convergieron distintos ideales, con un mismo propósito: defenderse del agresor, el gobierno. Ahí hubo más de 300 heridos, quienes hasta hoy no han recibido atención médica, puesto que permanecen escondidos.
Ya que llegar a un hospital o clínica de gobierno, es, dicen, entregarse, puesto que los médicos toman nota, los identifican como heridos de bala, les piden datos y los “tienen en la mira”, es por eso que en las comunidades alrededor de Nochixtlán y ahí mismo, muchos agonizan o están a punto de perder un miembro.
Al mismo tiempo, muchos más, como ‘Pablo’, un herido de bala en la pierna, afirma a Revolución TRESPUNTOCERO, “a la chingada el gobierno, no pienso ir con mi agresor a que me cure las heridas que me hizo, y después decirle al mundo que me salvó, prefiero morir antes que hacerlo falso héroe”.
A semanas del ataque policíaco, Nochixtlán es un pueblo en alerta, existen escenas que lo reafirman, como la del parque central en calma un viernes por la mañana, cuando de pronto se escucha un cohete, hecho normal, puesto que es una población que se dedica a la fabricación de éstos, sin embargo, todos los ahí presentes se paran o detienen su andar, voltean hacia todos lados, no son miradas de miedo, están a la expectativa.
“Tres días después de los hechos, Nochixtlán estaba ya dirigido por una Asamblea Comunitaria, que es muchísimo mejor y más avanzada que la policía, o cualquier autoridad de gobierno. Aquí el presidente municipal –priista- está prófugo, no se sabe su paradero, porque apoyó a la fuerza represiva y se dice que vendió al municipio
A su salida, la seguridad y la dirigencia del pueblo corrió a cargo de los cuatro barrios, cada uno de ellos puso a dos representantes para integrar el Consejo Ciudadano, y aunque esta comunidad por primera vez experimenta este tipo de organización, es un bebé a comparación de un Cherán que siempre se han regido así, la dirigencia ha funcionado perfectamente”, afirma Alfonso.
En este pueblo no existe la policía, y el palacio municipal dejó de funcionar, es decir ninguna autoridad de gobierno permanece ahí, aseverando que teniendo en poder del pueblo la seguridad, se sienten más tranquilos. La pregunta obligada hacia los pobladores es por qué en este poblado precisamente se usó una estrategia donde se atacaron desde todos los posible frentes y donde las pruebas demuestran tiraron a matar.
La explicación es una sola, Nochixtlán es considerado la capital de la región Mixteca, donde confluyen los pueblos de todo ese territorio. Le han llamado “el plus de la resistencia magisterial”, donde los pobladores defienden a los maestros, no solamente por ser personas que mantienen el mismo pensamiento sobre la reforma educativa, sino porque la vida comunitaria tiene como característica principal, ayudarse y protegerse entre habitantes.
A los motivos de ataque se suman los intereses del gobierno y las transnacionales, han aseverado, por ello ya no es un “golpe al magisterio”, sino hacia los pueblos que han mantenido una lucha constante en contra de la explotación de su territorio a manos de compañías extranjeras.
Ya que de los 97 proyectos mineros que existen en el país, 37 se encuentran ubicados en Oaxaca, puntualmente en la zona Mixteca, puntualmente en Nochixtlán, que a su vez es la puerta hacia las principales zonas de Oaxaca, por lo que es ahí “donde el gobierno busca contrarrestar la fuerza de los movimientos sociales”, aseveran.
“Nuestros pueblos de la Mixteca siempre han sido unidos, nos damos en la madre entre nosotros pero jamás el grado de acribillarnos y querernos exterminar, sí dialogamos, lo que sucedió aquel domingo es una prueba que aun peleándonos somos capaces de unirnos para combatir al enemigo, porque en este caso los federales son los enemigos del pueblo.
Claro está que nos agarraron desprevenidos y aún con todo eso lo logramos, lo que quiere decir que para la otra que vengan, ya tenemos conocimiento y no se la van acabar, ellos se llevaron un mensaje muy claro de cómo pelea el pueblo, luchamos incluso viendo a nuestros compañeros caer, somos un territorio que está dispuesto al combate si nos atacan, nosotros no lo haremos primero, si ellos lo hacen es porque aquí se vino a estrellar la política monetaria de este sistema”, asegura Alfonso.
Y es que asegura que el gobierno ha querido imponer el capital extranjero en aquella zona, producto de “un mandato yanqui que le ha hecho al títere de Peña Nieto, busca beneficiar a las empresas de ese país, se quiere chingar nuestros recursos, eso lo sabemos y lo tenemos muy claro, pero seguimos preparándonos para más, no retrocederemos, no tenemos miedo, lo único que hizo con esta masacre fue encabronar al pueblo”.
El abogado Miguel Ríos, quien ha seguido de cerca el Movimiento social-magisterial, desde 2006, explica aRevolución TRESPUNTOCERO, que “este año se recrudeció la violencia, y es que aun cuando en 2006 el número de muertos fue mayor (poco más de 26 muertos), no fueron en un solo hecho, sino en distintos sucesos durante los aproximadamente cinco o seis meses que duró la lucha.
En cuanto a Nochixtlán en un solo evento fallecieron más de 11 personas y el número de heridos ascendió a más de un centenar, pero ese mismo hecho provocó que la Sección 22 tuviera mayor fuerza, no solamente por los maestros, sino por todo el pueblo, que seguirá protestando”.
Ríos afirma que ese domingo la sociedad civil rebasó al magisterio, “porque si bien los maestros mantenía todavía los bloqueos, no eran muchos a comparación de toda la gente que se dejó venir de distintos pueblos el día de la agresión, salieron y superaron en número, por lo que podemos aseverar que sí fue una agresión directa al pueblo”.
Esto lo atribuye, el también especialista en derecho agrario, a que las comunidades se encuentran ya politizadas, trabajo que se comenzó a realizar desde 2006, con el movimiento de la APPO. Y es que fueron principalmente, las organizaciones sociales quienes se dedicaron a la concientización del pueblo, por lo que agrega que, “las condiciones existen para que la forma de organización de la Appo reviva, que reside en la Asamblea de pueblos”.
Alfonso explica que están dispuestos a combatir y “entrarle con todo, por lo que el llamado que vamos hacer a las comunidades es que seamos parte de la defensa, no va quedar de otra, porque la guerra está cantada, estamos esperando, la gente ahorita quedó indignaba, enojada, tuvimos muertos, desaparecidos y heridos, vamos a responder porque no se puede permitir que nos arrebaten la vida sin luchar”.
Es la pobreza y la marginación, agrega Ríos, la que ha provocado que en Oaxaca se dé cuenta que el gobierno es al final el culpable de la situación económica, es por ello que aproximadamente 45 organizaciones mantienen un trabajo constante donde se politiza al pueblo, que con bases y conocimientos de hechos, repudian el tipo de sistema que se ha impuesto en el país.
El rechazo es generalizado y es hacia las autoridades locales, estatales y federales, así Alfonso afirma de manera contundente, “el pendejo de Gabino Cué también está involucrado, pero a él y a Peña Nieto ya se los llevó la chingada, nos querían intimidar, estábamos asustados sí, pero con esto nos vinieron a meter encabronamiento, de aquí para adelante esto ya no va a parar.
Ya sabemos que braman los angelitos el capital, están enojados porque están perdiendo su capital pero el pueblo no está perdiendo, no estamos perdiendo nada, se hable de un desabasto pero eso solamente con las trasnacionales, los pueblos están llenos de alimentos, las otras comunidades están bajando a vender, tienen mayor oportunidad de ingresos”.
La masacre del 19 de junio pasado, para los pobladores estaba “muy bien organizada”, los datos son evidentes, aseveran, ya que en principio era un domingo de plaza, donde confluyeron distintos pueblos, y se creía “que entre más era mejor y nos agarrarían desprevenidos, por lo que habría más muertes”.
Ríos explica que, “como pasó en 2006 no existe ninguna posibilidad de justicia para los caídos, desde aquel año hasta la fecha no habido ni un solo detenido por los más de 20 asesinatos, no ha habido cárcel para el exgobernador ni las demás personas que intervinieron en el conflicto y que son responsables directos.
Considero que podría pasar lo mismo porque el gobierno es culpable tanto en 2006, como en 2016 y no van a meterse a la cárcel ellos mismos. Sin embargo, una nueva represión de su parte sería más pensada, por la presión que hoy existe a nivel nacional e internacional después de la más reciente”.
Aún así pueblo y magisterio se han unido en un solo movimiento que permanece a la expectativa, en una tensa calma, donde aseguran no serán nunca los que ataquen, pero no dudarán en defenderse. En medio de esa lucha social, José Manuel emprenderá la propia contra el Estado.
“Yo quiero la reparación del daño de mi hermano conforme a lo que dicta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, porque el ministerio público no me la va a dar, ni en la Procuraduría de Justicia del Estado y tampoco la Procuraduría General de la República, porque el gobierno es muy astuto en estas cosas”, señala José Manuel.
Ver vídeo en el siguiente enlace:
https://www.facebook.com/Revolucion3.0/videos/1066807616746414/
Fuente: http://revoluciontrespuntocero.com/su-desesperacion-crecia-al-correr-detras-de-el-habia-un-grupo-incontable-de-policias-federales-una-bala-lo-alcanzo/
Fotografía: revoluciontrespuntocero