Por: Gilberto Dorantes Álvarez. 02/10/2016
Y… ¿De qué nos sirve si lo expulsan del partido que lo malparió? ¿En qué beneficia al ciudadano común como usted y como yo si a Javier Duarte lo envían al otro lado del mundo sin pertenecer a partido alguno y que viva como rey inclusive en algún lugar ostentoso, riéndose del pueblo y malgastando el dinero que descaradamente nos robó?
Todo, absolutamente todo es una maldita farsa, el teatro más ruin y burdo que el sistema político mexicano quiere y desea a toda costa que el electorado se vaya bebiendo a diminutos sorbos, pues un escándalo de esta magnitud ya les costó la gubernatura y está afectando y comprometiendo considerablemente la presidencia de la República para 2018.
En estos momentos los zorros de las marrullerías psicológicas, aquellos sagaces asesores tienen mucho trabajo por realizar, se han contratado desde hace buen tiempo a muchos psicólogos sociales, comunitarios, organizacionales, experimentales y muchos otros personajes que buscan la manera de que el partido no caiga, ellos tienen la enmienda de sacar adelante al partido aconsejando que actividades se deben realizar para mantener a la sociedad donde los políticos quieren que esté, que el electorado centre su atención en lo que a ellos convenga.
Rocían cloro sobre personajes como Javier Duarte y afines para ir desvaneciendo los colores de sus siglas, todo será lento para que el pueblo vaya asimilando la máscara que desean imponer para el nuevo candidato tricolor tanto el que vaya a la gubernatura como el principal y que tanto cuidan que saldrá a contender por la presidencia de la República, los asesores son sabedores que el tiempo es muy importante y que deben aprovecharlo al máximo.
Todo ese teatro mal montado por el gobierno federal en el cual van contra Javier Duarte, tiene la única finalidad de sacudirse la culpa de quienes han permitido el brutal saqueo financiero que durante seis largos años han realizado Duarte y sus secuaces, aparte de lo permitido a Fidel Herrera Beltrán que plácidamente a sus 67 años disfruta de lo robado, allá en la madre patria donde ni las mentadas le llegan, y si llegan serán muy mojadas, saladas y cansadas después de cruzar el océano. Allá está sin afectar más la imagen del partido y… justamente eso es lo que desean hacer con Javier Duarte, hacer que el pueblo no enfoque sus corajes contra el partido que lo malparió, sino contra la persona, quizá hasta lo manden una temporada a Pacho Viejo para que la sociedad piense que se nos está haciendo justicia, tomarán eso como bandera en las próximas campañas y buscarán el sufragio para continuar en el poder.
El gran problema es: ¿Para que carajos nos sirve un exgobernador en la cárcel si el pueblo sigue con hambre? ¿En dónde están los 35 mil millones? ¿Los van a regresar? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Cuánto más estamos dispuestos a seguir aguantando? hay muchas preguntas y algunas muy buenas que deberíamos de hacernos, antes de seguir mirando un teatro desvencijado con actores de tercera y parlamentos predecibles.
En los pinos siguen el mismo esquema que han usado desde hace mucho tiempo porque al parecer les está funcionando. Aquí en México han sucedido tragedias muy grandes, pero la apatía de un pueblo sumiso y controlado queda de manifiesto. Al momento de pasar una tragedia se realizan un sinfín de amagos por la sociedad y el gobierno sabedor de todas las artimañas echa mano de ellas y asunto arreglado. Las bravatas quedan solo en eso, muchos políticos las capitalizan, se encumbran y una vez en el poder vuelve el mismo círculo vicioso, con el tiempo hacen que la sociedad se olvide de la manera en que ha sido vapuleada y otra vez queda lista para continuar robándola.
¿Cree usted que se hará justicia en el caso del latrocinio que realizó Duarte? Nos meten en una psicosis colectiva y vivimos atemorizados por la inseguridad que prevalece en la nación, todo lo que está sucediendo a lo ancho y largo del territorio veracruzano no es producto de la eventualidad. ¿Usted cree que el gobierno no podría detener tanta muerte violenta? Nada es producto de la casualidad, todo apunta a un ardid político para que usted y yo nos olvidemos que el hambre que sentimos es porque se nos olvidó comer, no porque no tengamos qué comer. Reflexionemos mientras llega el próximo café.
Fotografía: presencianoticias