Por: xarxatic. 14/09/2024
Antes de entrar en el artículo de hoy me gustaría decir y reiterar que, como he dicho en varias ocasiones, cada uno es libre de publicar lo que le apetezca en sus redes sociales o, en caso de ser un viejuno como yo, en su blog. Mientras lo que uno publique o escriba no vaya en contra de la normativa, el respeto al alumnado o, la simple necesidad de guardar silencio acerca de determinadas cosas inherentes a la profesión de uno, soy un fan de esa libertad de expresión. Eso sí, permitidme una pequeña reflexión acerca del uso de TikTok por algunos docentes…
En el día de ayer, agotado físicamente, me tomé junto con mi hija un tiempo de relax en el sofá. Ella estaba haciendo sudokus y yo, después de mucho tiempo de no hacerlo, me puse a mirar TikTok. Supongo que por el algoritmo y mis búsquedas, empezaron a salir vídeos gastronómicos y otros relacionados con la educación. En este último caso de docentes que, en sus canales, comentaban diferentes cosas. Y no puedo menos que escribir acerca de algunos ejemplos de lo que vi. Algo muy preocupante.
Me salieron dos docentes del mismo centro, por lo visto con tropocientos suscriptores, que hablaban de forma totalmente humillante de su alumnado, comentando hasta cómo iban a clasificarlos en su aula o gestionar los “amoríos” que pudieran darse entre ellos. Ya no digamos el horror que me supuso ver cómo realizaban las grabaciones en su aula, con voces (me da igual que fueran distorsionadas) de su alumnado respondiendo a determinadas respuestas. Realmente alucinante. Y más alucinante aún que nadie de su administración educativa, en este caso la Canaria, hiciera nada para pararles los pies porque, por lo que vi, esos vídeos ya hace años que los están perpetrando.
Después una parva de docentes decorando sus clases. Otro nutrido grupo, publicando abiertamente la recepción del alumnado, sin pixelar las caras y a ver quién hacía esa recepción lo más exagerada posible. Alfombras rojas para recibir al alumnado, docentes disfrazados de paparazzis, algunos que iban todos de blanco, otros procediendo a bailar mientras les acompañaban,…, y así hasta un largo etcétera de desfiles del despropósito.
Sigo pasando vídeos y me encuentro a una docente, que entra este año en el aula, hablando de los outfits que se pondrá cada día. Hace un vídeo a diario con los mismos y, en esos vídeos habla de la cantidad de carne que enseña y de lo interesante que es una u otra parte de su anatomía. No habría ningún problema si no remarcara que es un vídeo para seleccionar cómo irá vestida al aula y qué implicar ir vestida de tal o cual forma.
También hay otros docentes que se dedican a hacer bailes furibundos para proponer determinados cálculos matemáticos. Ojo. No me parece mal que nadie baile en sus redes sociales. Ni mucho menos. Hay gente que tiene mucho estilo haciéndolo pero, al final, me da la sensación de que tanto espectáculo acaba convirtiéndose en el objetivo de todo y no en un apoyo. Lo sé. Me podéis llamar rancio.
Y ya si entramos en los que se dedican todo el día a contar anécdotas de lo que les ha pasado (o no, porque ya sabemos lo fácil que es mentir en redes sociales) en su centro educativo, se ensañan en sus compañeros o, simplemente, hacen lo imposible para hacer el carcamal de forma superlativa para conseguir más seguidores, poder promocionar determinados productos y sacarse un sobresueldo, daría para muchas líneas.
Quizás sea yo el que me he hecho mayor. Quizás este modelo, por parte de algunos docentes, de convertir la educación en un espectáculo y pasar más tiempo haciendo vídeos que preparando clases, sea el modelo que necesite la mejora educativa. No lo sé. Quizás es que añoro esos vídeos de YouTube en los que algunos docentes de matemáticas explicaban cosas, otros de historia hacían lo mismo o algunos, de forma más o menos crítica, cuestionaban la educación. Será eso. El ser alguien que no se adapta a los nuevos tiempos.
Finalmente me gustaría recordaros que no podéis realizar grabaciones en los centros educativos (ni que sea para hacer un unboxing de vuestro último libro), o publicar cosas que estáis haciendo o que formen parte de vuestra tarea docente en las redes sociales de cada uno. Creo que hace falta recordarlo porque algunos creo, a la vista de la gran cantidad de vídeos grabados dentro de los centros o con alumnado y publicados en perfiles personales, no lo tienen muy claro.
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Fotografía: Xarxatic