Por: Roberto González Villarreal, Lucía Rivera Ferreiro, Marcelino Guerra Mendoza y Felipe Neri Rivero Sánchez. 10/08/2020
En la mañanera del lunes 3 de agosto, Esteban Moctezuma Barragán lo volvió a hacer.
El anuncio se esperaba con atención, la SEP establecería de una vez por todas los lineamientos para el ciclo escolar 2020-2021.
Todo estaba preparado para escuchar su alocución. Esteban es correcto, se presentó con cubrebocas, a diferencia de AMLO, que lo escuchaba a distancia prudente, pero sin mascarilla. Un poco nervioso, dio lectura al trascendental comunicado:
“El 24 de agosto iniciará el ciclo escolar 2020-2021. Comenzará a distancia, por no existir las condiciones para hacerlo de manera presencial. La pandemia representa uno de los mayores desafíos de nuestros tiempos, que exige de todos nosotros esfuerzos y actitudes…. ( Conferencia: AMLO – Esteban Moctezuma sobre el regreso a clases ).
Siguió detallando la estrategia, que resumimos para evitar la congoja de escucharlo:
- El curso iniciará el 24 de agosto en televisión abierta, por no existir condiciones para hacerlo de manera presencial, según lo determinaron las autoridades sanitarias.
- El regreso a la modalidad presencial se hará hasta que el semáforo del COVID-19 esté en verde, de acuerdo a las condiciones estatales y regionales.
- Se firmará un Acuerdo de concertación con cuatro televisoras privadas: TELEVISA, TV AZTECA, Imagen y Multimedios.
- La programación será en 6 canales, 24 horas al día, los 7 días de la semana, con cursos para 16 grados escolares,
- Quienes no cuenten con televisión, tendrán disponibles materiales radiofónicos, libros de texto, cuadernillos y atención especial.
- Se incluirá una nueva materia, Vida saludable, para defenderse del COVID-19 en el mediano plazo.
- No es un curso de emergencia o transitorio, es el inicio oficial del ciclo escolar de conformidad con el plan educativo; las clases a distancia tendrán validez oficial.
- Se dispondrá de todos los libros e instrumentos necesarios. Los 140 millones de libros de texto serán repartidos por el ejército.
- Hasta el 23 de agosto, de 5 a 6 de la tarde se estará informando sobre este programa, en conferencias, teléfonos, chats y demás medios de la SEP.
- El magisterio seguirá devengando sus salarios y prestaciones.
- “La escuela real es el vínculo entre maestros y alumnos; esto se mantendrá, es mas fuerte que el salón de clase”.
Conforme han pasado las horas, se han agregado nuevos datos:
- A los canales privados, se suman los públicos, el 11, 22 y 14 y la red de televisoras estatales.
- La programación no será en las canales tradicionales, ni los de mayor audiencia, sino en los canales alternos: 5.3 en TELEVISA; 7.3, en Azteca: 6.3, de Multimedios; 3.3 de Imagen; 11.2, en el Canal del IPN; 22.2 y 14.2.
- El Estado pagará a las televisoras una tarifa social, para cubrir los gastos de operación, 450 millones de pesos.
- La producción de los programas costará 30 millones de pesos adicionales.
- Se producirán y transmitirán más de 4 mil 550 programas de televisión y 640 de radio en 20 lenguas indígenas, para educación inicial, preescolar, primaria, secundaria y bachillerato, acordes con los planes y programas de estudio vigentes.
- La transmisión será de las 8 de la mañana a las 7 de la noche para luego repetirse, esto es: 24 horas los 7 días a la semana.
- El 16 de agosto se darán a conocer los horarios para todos los grados y canales.
- Las autoridades educativas en los estados serán responsables de distribuir el material acordando citas escalonadas para que madres y padres de familia recojan los libros en las escuelas de sus hijos.
- Se utilizará la radio para la transmisión de contenidos educativos en comunidades indígenas.
- La inscripción en educación básica concluirán el 11 de septiembre en todas las entidades del país.
- ´La plataforma “Jóvenes en casa de la SEP (http://jovenesencasa.educacionmediasuperior.sep.gob.mx/), se mantendrá activa y a disposición de niñas, niños y jóvenes afectados por el distanciamiento social.
- La evaluación del desempeño escolar será trimestral, maestras y maestros serán los encargados de aplicarla. En el calendario escolar se marcan las fechas en que deberán entregarse los resultados de dichas evaluaciones a madres y padres de familia.
Con estos elementos, puede iniciarse el análisis de la estrategia gubernamental. Lo haremos de manera puntual.
- La oportunidad. Seguramente se celebrará la decisión de informar de una vez por todas de una estrategia, después de varios intentos y desvaríos, como la cancelación de las inscripciones y reinscripciones, de los Consejos Técnicos Escolares y de la jornada de limpieza de las escuelas. Mejor un anuncio claro, definido, con tiempos, medios y objetivos; eso es preferible a la incertidumbre y las contradicciones de las semanas anteriores. Al menos ya sabemos lo que viene.
- El problema. Esta es una de las mayores dificultades para comprender y valorar la estrategia anunciada. Frecuentemente se pasa por alto, como si fuera natural; pero no, en la problematización se encuentra el nudo de la política, su legitimidad y, acaso, su eficacia. En este caso, puede enunciarse del siguiente modo:
- La pandemia sigue, durante la Nueva Normalidad no se han reducido los contagios, por el contrario, han aumentado, también el número de fallecimientos, la dispersión geográfica, los enfermos en hospitales, la precariedad en las instalaciones médicas, entre otros datos preocupantes;
- El Sistema Educativo Nacional es el instrumento más importante en la mitigación de la pandemia, pues desmoviliza a más de 36 millones de estudiantes, maestros y maestras, más familiares y la población que se mueve alrededor de las escuelas;
- El aumento de las presiones para regresar a clases, en el marco del desconfinamiento y de la normalización institucional (que se observa en el regreso a trabajar de múltiples empleados públicos y privados, en las declaraciones empresariales, e incluso a las violaciones de las disposiciones sanitarias, el hartazgo de la cuarentena y la caída brutal de la producción y el consumo de bienes y servicios).
Este es un aspecto central en cualquier valoración política: el cierre de las escuelas es la verdadera ancla de la contención del SAR-CoV-2, el único mecanismo que puede garantizar una disminución considerable de la circulación y el riesgo de los contagios. No la garantiza, como se ha visto, pero se pueden hacer ejercicios cualitativos y cuantitativos para estimar el efecto que tendría el regreso a la circulación cotidiana de cerca del 40% de la población nacional. Los nuevos estudios sobre los Altos niveles del coronavirus en niños, son un determinante adicional del enorme riesgo que se correría con niños, niñas y jóvenes deambulando por las escuelas, los barrios, pueblos y ciudades.
- La temporalidad. La decisión postergada, tardía, casi a regañadientes, de no regresar a clases presenciales hasta que esté el semáforo verde, es un límite infranqueable en las políticas sanitarias y escolares. En ese mismo sentido va la decisión de iniciar el ciclo a distancia; es decir, no se trata de un programa emergente, sino una decisión de empezar el ciclo 2020-21 con toda propiedad. Los efectos de esto, los veremos mas adelante.
- Los medios. En este punto se definen las características del anuncio. Sin duda alguna, es el más significativo; no porque el semáforo verde no sea importante, sino porque ese es el menos cuestionable; lo mismo que otros, como el seguir pagando a los maestros y maestras, o seguir repartiendo libros de texto. Esos son importantes, ¡y mucho, sobre todo la garantía de pagos y estabilidad laboral del magisterio!, pero responderían al funcionamiento más o menos esperado de una agencia gubernamental. El punto significativo es la decisión de iniciar el ciclo escolar a distancia, a través de televisoras públicas y privadas, más los acompañamientos radiofónicos, textuales y a través de atención personalizada -que todavía no queda muy claro como se dará.
Después de cuatro meses de la experiencia del Aprende en casa, se supondría que se recuperaron las experiencias de ese programa contingente; todo parece que no fue así. El programa continúa, pero ahora de manera formal, permanente, al menos hasta que el semáforo verde no diga otra cosa. De un programa contingente a un programa estratégico: Aprende en casa: 2.0.
Se trata de algo así como una telesecundaria masiva, pero desde el hogar; esa pequeña diferencia lo dice todo. Aquí no hay profesores, ni asesores, ni acompañantes, solo la familia. Y es que hay que decir, frente a quienes suponen que la televisión es solo un instrumento, que el medio es el mensaje (o el masaje), el medio determina, el medio demanda, el medio impone, el medio regula la escala y el mismo contenido de las interacciones.
Veamos algunas cuestiones sobre este punto.
Primero, las condiciones en las que se realiza la decisión:
- La televisión tiene una cobertura mucho mayor que otros medios de comunicación; en este sentido, los programas por este medio tienen más oportunidad de ser atendidos que los producidos y situados en las redes digitales.
- Es una estrategia relativamente barata, pues solo requiere de los pagos de producción, trasmisión y operación de los programas; nada más, pues los costos de los receptores, de la energía y de las instalaciones corren por cuenta de las familias. Dotar de conectividad, equipo, instrucciones, plataformas y demás a maestros y maestras, niños, niñas y jóvenes es un gasto mucho mayor.
- Representa una oportunidad para valorizar los canales alternos de la televisión privada. ¿Cuál es el rating de los canales 5.3 o 7.3.? ¿Cuál será el precio de un minuto en pantalla, antes y después de los cursos escolares? ¿Están disponibles en todo el territorio nacional? Frente a una tendencia decreciente en los activos de las televisoras, este negocio es un salvavidas importante, no solo en el flujo de efectivo, sino en la valoración de sus acciones.
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Ahora veremos sus características, efectos y dificultades pedagógicas:
- La educación televisiva es un modelo muy básico; en realidad se parece más a la instrucción que a procesos dialógicos. Se trata del modelo en el que un emisor transmite mensajes únicos a un conjunto heterogéneo de receptores, definido por un tipo ideal de sujeto a educar. Este no es un asunto menor: estos modelos suponen un individuo abstracto, homogéneo, al que se le mandan mensajes estandarizados por una preconcepción de clase, de género, de etnia, de idioma, de…La educación televisiva es homogeneizadora por definición. Los programas televisivos educan a un tipo ideal, despojado de sus atributos particulares; ese modelo educativo es el de la uniformidad necesariamente, no hay cabida posible para los individuos concretos, menos aún para el diálogo y el aprendizaje colaborativo. Tampoco para las personas con alguna discapacidad, ni hablantes de lenguas nativas, ni migrantes, ni desplazados. La televisión es profundamente excluyente; conceptualmente discriminadora.
- En el modelo televisivo, simplemente no existe la posibilidad de establecer vínculos interpersonales positivos, indispensables en todo proceso educativo que pretenda dejar huella.
- Se extiende y profundiza lo que hemos llamado la ocupación del territorio educativo; se impuso el lucro y el negocio, y junto con ello, se mantiene un esquema de formación de sujetos adaptados y adaptables, extremadamente dóciles, sin mayor crítica ni cuestionamiento a la dinámica del consumo y el endeudamiento.
- Se fortalece una pedagogía neoliberal, con enfoques y métodos inspirados en conceptos, discursos y una profusa retórica empresarial, que desde hace más de treinta años han contribuido a alimentar una visión reduccionista de la educación, donde el pensamiento crítico solo existe en el papel y la reflexión a partir de plantear preguntas, cuestionamientos y dudas, brilla por su ausencia. Hoy día, lo que se demanda al maestro es lisa y llanamente, mejorar resultados, concretar el aprender a aprender en el alumno, reduciendo una relación sumamente compleja a una cuestión de entrenamiento.
- El modelo televisivo coarta la necesaria retroalimentación, intercambio, discusión, diálogo y encuentro de sentimientos y pensamientos que caracteriza a una relación educativa significativa.
- Pero las evaluaciones del llamado desempeño no desaparecen, por el contrario, se refuerzan; cada tres meses se verificará si la TV ha cumplido su cometido como educadora. ¿Y si no cumple con los mínimos?, ¿a quién se culpará ahora?
- Los contenidos. Desde la parte oficial, se ha reiterado una y otra vez, que los programas televisivos de Aprende en Casa II, se basarán en los planes y programas vigentes, como si fuesen leyes escritas en piedra. Lo que no se dice es que desde el inicio de la 4T, maestras y maestros aplican dos versiones distintas de planes y programas: uno es el aprobado en 2011, al finalizar el sexenio de Calderón, otro el modelo educativo de la reforma 2013. Esos enfoques, aprendizajes clave, serán la base para elaborar los programas. Esos siguen, prácticamente intactos, desde las reformas neoliberales de tiempos del PAN y del PRI. Ahí están los lenguajes de ayer, esos que denominan aprendizajes esperados, diseños curriculares basados en competencias, mediciones de logro, ahí están camuflados la educación de calidad, la evaluación docente en forma de la vieja carrera magisterial. No hay novedad, no hay cambio, por el contrario, se profundizó y perfeccionó el trasnochado coaching en forma de educación socioemocional para formar trabajadores entusiastas, que no cuestionan los dictados del patrón. Los contenidos no se desmontaron en la Nueva Escuela Mexicana.
- El rol docente. A los y las maestras se les garantizan pagos y estabilidad en el empleo. Seguramente quedarán pendientes cuestiones relevantes, como el asunto de plazas y prestaciones, pero por lo pronto se asegura no intervenir sobre su futuro inmediato. El mediato no lo sabemos, una vez probado el Aprende en Casa 2.0, las lecciones que se sacarán no las podemos desestimar.
Al final, tal parece que lo que se demanda al maestro es lisa y llanamente, mejorar resultados, concretar el aprender a aprender en el alumno, reduciendo una relación sumamente compleja a una cuestión de entrenamiento. Otra vez no fueron tomados en cuenta; y no nos referimos a esa retórica engañosa de la autonomía profesional, sino a los más elementales procesos como la elaboración de un diagnóstico del cual partir, en el que las maestras y maestros tienen mucho que decir. Nada de eso ocurrió: otra vez el magisterio fue reprobado por el secretario de educación pública, pero como acostumbra, no se olvidó de acallar sus voces ofreciendo sueldos y prestaciones: ¡a las que las profas y los profes tienen derecho! Y queremos repetir: al magisterio, a quienes efectivamente mantuvieron las relaciones pedagógicas en medio de la cuarentena, durante vacaciones, a todas horas del día, con sus recursos, exponiendo su salud, su familia y su dinero. A ese magisterio vivo, actuante, no se le consideró para nada, quizá pensó que ofreciéndole respetar sus pagos y sus derechos, podía hacerlo callar; o quizá negociando con sus líderes. No lo sabemos.
- La relación pedagógica. No por enunciarse y hasta encomiarse por Esteban, se contempla en la dinámica efectiva. No se dice nada de esto; ¿cómo se mantendrá el vínculo pedagógico? ¿Cómo se resolverán dudas? ¿Cómo se atenderán los problemas de aprendizaje? ¿Cómo la más sencilla, la atención? ¿Cómo la evolución personalizada? ¿Cómo los problemas de relación, de violencia, de maltrato familiar durante la transmisión? Nada de eso se contempla en la estrategia del señor secretario; a pesar de las lecciones que tuvieron que haberse sacado en los meses anteriores. ¿Para qué sirvieron las mil y una experiencias recogidas en los duros meses de la cuarentena? ¿Para qué las mil y una soluciones aportadas por las maestras y los maestros en los muy diversos ecosistemas educativos del país?
Una valoración político-pedagógica
Es frecuente que un análisis crítico se quede en un cúmulo de adjetivos o de ejemplificación de posiciones previas; en sentido estricto, de pre-concepciones. Así hemos escuchado las declaraciones a bote pronto de muchos dirigentes y comentaristas; las redes sociales están plagadas de memes, posteos y tuits al respecto. En muchas ocasiones se plantean preguntas y enunciados muy importantes, otras solo el discurso preconcebido.
Aquí queríamos hacerlo de otro modo. Primero, leyendo, sintetizando y ampliando el discurso del secretario de educación pública. Seguimos una máxima ético-intelectual: comprender, para después valorar. Eso nos lleva a problematizar, plantear preguntas y establecer posibilidades, dificultades y contradicciones. También intereses y apuestas, tácticas y estratégicas.
Ahora bien, después de todo esto: ¿cuál es nuestra posición al respecto? También se puede exponer de otro modo, al tenor de algunos morenos que han adoptado el tono peñista: “no les gusta nada”; “nada les embona”; “¿qué proponen?”.
Van nuestras respuestas con detalle, en congruencia con la problematización precedente, sin la cual no sería posible formular propuestas con algún fundamento:
- Es mejor una posición definida a un conjunto de vacilaciones, decisiones puntuales, contradictorias o sencillamente no-decisiones. Eso es evidente.
- Las condiciones en las que se plantea la estrategia son inéditas, nadie conoce las respuestas de antemano y los experimentos, las pruebas y los errores son característicos de la incertidumbre que acompaña la pandemia.
- La decisión se toma en un momento en que la pandemia no cede, los casos aumentan y se reconoce que el cierre de las escuelas es la parte quizá mas significativa de la mitigación del COVID-19. También cuando arrecian las presiones para abrir la economía y regresar a la normalidad, cueste lo que cueste.
- En otras palabras: en las condiciones actuales de la pandemia, no hay posibilidades de un regreso presencial; en eso no hay discusión, quizá salvo Ricardo Salinas Pliego (el dueño de TV Azteca, Elektra, Total Play, ex patrón de Esteban, entre otras cosas) que desde hace tiempo demanda abrir todo y que todos se arriesguen -así como sus trabajadoras son obligadas a hacerlo, y algunas muerto en el proceso-.
- Las enseñanzas que arrojó Aprende en casa hacen inviables modalidades basadas en el uso de las tecnologías de la información y comunicación, debido a la enorme brecha digital que existe en el país, las condiciones del equipamiento doméstico, la conectividad, las desigualdades económicas y regionales, entre tantas otras cosas; de ahí que esas modalidades restringidas estaban fuera de la ecuación, o de las opciones a elegir. La televisión es el medio de comunicación más extendido, casi un 90% de los hogares mexicanos cuentan con él. El porcentaje restante puede atenderse con otras modalidades. Eso democratiza el acceso a la educación a distancia, nos dicen.
- De ahí, hay quienes deducen que la estrategia elegida era la única viable, la única posible en las condiciones actuales; algunos aceptarían que, a pesar de las dificultades, de las incongruencias, de cambiar los procesos educativos por los informacionales, es la mejor, puesto que es una solución mientras llegamos al semáforo verde.
Aquí empiezan las diferencias de fondo. No en el reconocimiento de las condiciones del problema, -ahora, pues la SEP tardó demasiado en reconocer la gravedad de la pandemia y sigue sin entender otras cosas que en un momento expondremos-. Una problematización no dirige naturalmente a una estrategia. Ese es un error elemental de política: opciones siempre hay muchas; el asunto son los objetivos y los intereses. ¡No hay inevitabilidad, no hay un solo camino! Eso no es cierto; ese es el típico discurso subordinado al poder.
Mostramos anteriormente que en la decisión también hay componentes económicos, televisivos y pedagógicos. El medio no es neutral, ni solo un aspecto técnico; el mensaje televisivo es uno: a individuos homogeneizados, que escuchan, que aprenden sin repelar, que pagan para tener servicios educativos, alejados de la conectividad, dependiendo de su esfuerzo individual y, acaso, familiar. Un individuo homogeneizado por las técnicas informacionales, por el desarrollo de un sujeto ideal, abstracto, pero con un contenido implícito de clase, de etnia, de género, entre otros.
La presunta inevitabilidad de la estrategia corresponde muy bien a una racionalidad neoliberal, tanto en los aspectos pedagógicos, subjetivos y económicos. No se trata, entonces, de una simple casualidad, menos aún de “no nos queda de otra”, se trata de una elección coherente y consecuente con el modo de gobernar la educación en la 4T; incluso muy coherente con su reforma educativa, esa de quitamos la evaluación de permanencia para que todo siga igual, se legitime y profundice. No es que no haya de otra, es que no pueden pensar de otra manera; por eso nos llevan ahí, por eso reaccionan y diseñan estrategias así. No es casual que Esteban sea el Nuevo jefe del cártel de la reforma educativa .
¿No había de otra? Eso nunca será cierto. Se escogió esa opción por ser coherente con el modo de actuar de la 4T en materia educativa y con Esteban como secretario de educación pública. Eso es lo primero que se tiene que tener en cuenta para despojarse de atavismos en la política de la educación. Lo cierto es que la pandemia ha puesto en cuestión muchas de las ataduras político-cognitivas del magisterio, de los expertos, de los estudiantes, comunidades y familias. Esa, quizá, es la mayor ausencia en la problematización oficial.
AMLO, Esteban, MORENA y la 4T siguen pensando que el COVID-19 es una desgracia pasajera, que va a pasar, y entonces hay que continuar la vida, a pesar de los ajustes que haya que hacer. A eso le llaman Nueva Normalidad, que ya sabemos muy bien qué significa en términos de casos, muertes y, sobre todo, comportamientos, valoraciones, marcos de referencia y de acción. Lo que quieren es regresar a la vieja normalidad, pero ajustada, profiláctica y que los estudiantes lleven una materia de vida saludable. Por eso no incorporan discusiones, estudios, proyectos, nada, ¡pero nada!, que tenga que ver con la pandemia, con las condiciones en que surge, se desarrolla, afecta, mueve, conmueve, produce.
Después de meses y meses de convivir con el SARS-CoV-2, de temer al COVID-19, de estar en casa, con movilidades restringida, afectaciones económicas, muertes, enfermedades, pobreza, desempleo, disputas y demás, todo eso, ¡todo eso!, termina en clases por televisión y una materia -que ni es materia en sentido estricto-, de Vida saludable. Alguien podría decir: ¡qué pobreza intelectual, pedagógica y política de la 4T en materia educativa!
Nosotrxs decimos: ¡No!, en realidad es un compromiso gubernamental para continuar con todo lo que produjo la pandemia: con la depredación ecológica, con la primacía de los procesos de acumulación capitalista, con la subjetivación neoliberal, con todo lo que ahora no se discute, se prorroga, se aleja, se ignora, se declara inviable o imposible de acometer.
Recordemos: una acción política no se define solo por lo que hace, sino por lo que ignora, elimina o desecha. Y en eso la 4T es ejemplar: sus desvalorizaciones, exclusiones, sometimientos son demasiados para ser considerados circunstanciales o propios de la ceguera de taller.
Este es nuestro mayor desacuerdo, además de otros puntuales y de implementación que dejaremos para otras ocasiones. Sí había de otra; si hay otros elementos que fueron explicita e implícitamente desechados en la problematización de Esteban: toda una discusión sobre la pandemia, sobre su significado como acontecimiento, y a partir de ella, preguntarse por qué tantos comportamientos indeseables, tantas proclividades hacia el contagio, tantas violencias de todo tipo, en particular hacia los y las trabajadoras de la salud; todo eso son signos de un particular modelo educativo, de subjetivación y comportamiento ciudadano que debe cuestionarse, no solo por sus aspectos morales, sino por los efectos que genera en los comportamientos sociales y particulares durante la pandemia.
Eso no está en los problemas de Esteban, eso no se atiende en las escuelas, mucho menos en la televisión, pero lacera cotidianamente a la sociedad y a las personas. Por eso decimos: si, si había de otra, lo que sucede es que Esteban se fue a su querencia, a la televisión, con sus patrones; y AMLO y la 4T por eso lo pusieron ahí. No hay casualidades, tampoco ignorancias, tampoco pobreza pedagógica: hay complicidad.
¿Qué hubiera pasado, por ejemplo, si se posterga el inicio del ciclo escolar y se trabaja con los y las maestras un regreso a clases ordenado, consensuado, que parta de las preguntas generadas por la pandemia? ¿El fin del mundo? ¿Qué si se diseñaran acciones pedagógicas mientras inicia el curso, que trabajen las características, las causas, todo lo relacionado con la pandemia? ¿Qué si se parta del acontecimiento para detonar preguntas, proyectos, experiencias y didácticas? ¿El fin del mundo? No, solo otro camino, solo eso.
Pero eso es justamente lo que ni Esteban, ni AMLO, ni la 4 T van a hacer. De hecho, nuestra hipótesis es que están ahí para impedir que haya otros caminos: para continuar con el neoliberalismo, pero con fraseología anti-neoliberal.[1]
A partir de lo anterior, proponemos recordar y recuperar la acción, el compromiso, lo común; no olvidemos que la primera respuesta ante la emergencia fue de las y los maestros, fueron ellas y ellos quienes primero respondieron, quienes estuvieron a la altura de las circunstancias, lxs docentes de a pie fueron quienes buscaron formas de comunicación con el alumnado.
También habrá que escuchar a las familias, reconocer y recuperar sus aportaciones y experiencias, sobre todo aquéllas que en sintonía con las y los maestros, lograron mantener el contacto, aprendieron y crecieron junto con sus hijas e hijos.
Ya se escuchan voces en este sentido, habrá que prestar atención, seguirles la pista, difundirlas para lograr que se contagien cual virus.
Fotografía: votoenblanco
[1] Lo propio de los progresismos, pero de eso hablaremos luego.