Por: M. Betania Oreja Cerruti. 29/04/2025
La educación pública argentina viene golpeada. Milei continúa su política de ajuste sobre la clase trabajadora en general y la educación pública en particular, empobreciendo –junto a los gobernadores- a la docencia de todo el país y atacándola cada vez que puede.
Mientras tanto, la presidenta del PJ nacional, Cristina F. de Kirchner, “disertó” este sábado 22 de marzo en un “primer” (¿?) “congreso educativo nacional” que tuvo lugar en la Faculta de Ciencias Sociales de la UBA, frente a un público obsecuente y aplaudidor y con la ausencia de referentes de peso del campo de la educación junto a ella.
Luego de una serie de ideas generales –entre las que revindicó el carácter de militar del General Perón- expuso sus ideas de sentido común para la educación, ideas que aplaudirían, de igual manera, los secuaces del PRO y aliados de Milei y que, de hecho, son parte de sus plataformas.
Veamos:
- Reconoció como un problema las desigualdades entre provincias para sostener la educación y señaló que las transferencias de las escuelas nacionales, durante el gobierno de Menem, se realizaron con un objetivo fiscal. Sin embargo, nada dijo respecto de que durante sus 16 años y medio en el gobierno nacional –no 12 y medio como puntualizó arbitrariamente, despegándose de la supuesta “jugada magistral” que colocó a Alberto Fernández de presidente- esa situación no cambió estructuralmente. Entre 2005 y 2022, del total del gasto educativo, el financiamiento a cargo del Estado nacional osciló en torno al 25% (y la mayor parte está destinado a las universidades nacionales, no al resto de los niveles). Las tres cuartas partes, el 75%, recayó sobre las provincias y CABA. Si bien durante sus gobiernos hubo políticas orientadas a atenuar las diferencias entre provincias y a impulsar la inversión desde el Estado nacional, no se planteó una política de reestructuración del reparto de responsabilidades entre la nación y las provincias y se estuvo muy lejos de revertir las desigualdades entre las jurisdicciones.
- Celebró que sus maestras de la primaria –en cuya descripción se detuvo en cuestiones banales como aspectos corporales y estéticos- fueran titulares y no suplentes, haciéndose eco de la queja sobre el ausentismo docente y sin una mínima alusión ni reflexión sobre sus causas: bajos salarios, largas jornadas de trabajo, sobreempleo, numerosas tareas no contempladas en la jornada de trabajo y que se llevan al hogar, situaciones explosivas en las escuelas en términos sociales… Así, refrendó su idea vetusta y equivocada –que expresó en aquella apertura de sesiones del Congreso de 2012- de que los docentes tienen 3 meses de vacaciones y trabajan 4 horas, soslayando deliberadamente la fuerte precarización de las condiciones reales de trabajo de la docencia.
- A propósito de esto último y en consonancia con gobernadores de la Alianza Cambiemos y de peronistas de la década del 90, recomendó aplicar políticas de premio al presentismo, nuevamente omitiendo deliberadamente las responsabilidades estatales para generar condiciones que reviertan las causas del ausentismo. Dijo: “premiar el esfuerzo, nada más peronista…”, validando el discurso que ubica a parte de la docencia como vagos y que desconoce profundamente la fuerte degradación de las condiciones de trabajo.
- Sugirió que existen resistencias para repensar la formación de docentes –sin dar mayores detalles- y sostuvo la necesidad de desarrollar políticas de evaluación y carrera docente, en línea con quienes piensan que evaluando a los docentes se resuelven –casi milagrosamente- los problemas del sistema educativo en una nueva edición de la responsabilización en la docencia por todos los males de la educación. En el camino, demostró desconocer información básica sobre salarios de cargos directivos y docentes, planteando que los primeros ganan significativamente más que los segundos.
- Sostuvo que “necesitamos que el sistema científico se meta en el colegio secundario, conjuntamente con las empresas privadas” y llegó a proponer una de las salidas más conservadoras para la educación y reproductoras de las desigualdades sociales: la conformación de un sistema dual con un secundario para los que siguen estudios universitarios y otro para quienes deben salir a trabajar. Una manera rápida de hacer trizas cualquier discusión sobre la democratización y de refrendar que los pobres vayan derechito a trabajar y el resto siga estudiando.
- Para argumentar respecto de las políticas para la formación de docentes, dijo expresamente que “la CONEAU logró que la universidad argentina fuera un ejemplo y fuera defendida en la calle”, revindicando al organismo emblema de las políticas neoliberales del gobierno de Menem para la educación superior y falseando la realidad. Claramente las virtudes de las Universidades Nacionales argentinas no son gracias a la CONEAU, muy por el contrario.
- Realizó un recorrido sesgado de las políticas educativas de la etapa 2003-2015 (nuevamente omitiendo el gobierno presidido por Alberto Fernández con ella como vice) detallando los logros (equipamiento, financiamiento, becas, AUH, programas nacionales, acompañamiento presupuestario a las provincias, obligatoriedad de la sala de 4 y del secundario, creación de nuevas Universidades Nacionales, etc.) y omitiendo todo lo NO realizado. Un simple ejemplo de ello es su propuesta de establecer hoy escuelas de jornadas completas en los “sectores más vulnerables”. Hola, ¿qué tal?: justamente fue una de las medidas de mayor incumplimiento de sus gobiernos, establecida como meta en la Ley de Financiamiento Educativo de 2005. Parece que se dio cuenta de golpe de que a los chicos “se los está llevando el narco” y de que algo hay que hacer con eso.
- Revindicó la alianza de las escuelas con las organizaciones no gubernamentales, el “tejido comunitario”, cara premisa del neoliberalismo y neoconservadorismo, romantizando a las organizaciones y desconociendo los grandes debates respecto del tema y de cómo se encubre, por esa vía, la desresponsabilización del Estado de sus tareas fundamentales.
- Reivindicó el papel de la educación en la movilidad social, poniéndose de ejemplo como hija de un “colectivero” y trayendo al presente un ejemplo de décadas atrás, desconociendo características estructurales del capitalismo y sus fases en Argentina.
- Llamó –muy tardíamente- a reformular un “nuevo Estado” y a asumir los problemas, luego de años en los que desde su frente político se obturó cualquier crítica con el cantito de que, quienes lo hacíamos, “le hacíamos el juego a la derecha”. Bueno… ya vimos quién realmente le hizo el juego a la ultra-derecha y nos llevó al gobierno de Milei…
- Omitió deliberadamente cualquier mención a los sindicatos docentes, especialmente CTERA, que se alineó con cada una de sus políticas, pero ahora se encuentra en la fracción de Kicillof.
Todo ello en una situación que definió como de “descomposición institucional de los tres poderes del Estado en un marco grave de la economía argentina” y sin reconocimiento alguno del papel que jugó el peronismo en las últimas décadas y, en los años más recientes, del gobierno que conformó junto a Alberto Fernández y Massa.
En una Argentina empobrecida y desigual y frente al fortalecimiento de planteos que no permiten comprender las causas de los problemas educativos que enfrentamos y que refuerzan aún más las salidas antidemocráticas y punitivas contra la docencia, urge impulsar un debate profundo que nos permita, de mínima, caracterizar cómo se llegó hasta aquí y plantear un programa realmente superador desde la clase obrera.
M. Betania Oreja Cerruti
Prof. Adjunta Política Educacional UNLu
Congresal de SUTEBA por la lista Multicolor
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Fotografía: Huella del sur