Por: Martín Bergel. Nueva Sociedad. 14/02/2017
¿Cómo leer a José Carlos Mariátegui? Una perspectiva que no ha sido hasta aquí explorada consiste en vincularlo al campo de debates recientes relacionado con la noción de literatura mundial. En esa dirección, a partir de tres abordajes distintos de aspectos de su obra y de su praxis intelectual –entre los que se destaca la recuperación de su faceta como reseñista y facilitador de traducciones de obras literarias de distintas partes del mundo–, es posible concluir que, contra la imagen que asocia al intelectual peruano a la tradición nacional-popular latinoamericana, cabe más bien leerlo dentro de las coordenadas que entrecruzan socialismo y cosmopolitismo.
I. El campo de estudios sobre la trayectoria intelectual de José Carlos Mariátegui se ha visto tradicionalmente subyugado por «El proceso de la literatura», uno de los más afamados textos que componen su célebre libro Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. En ese estudio, el marxista peruano articula una reconstrucción de la historia literaria peruana a partir del concepto de «literatura nacional», una noción que, según escribe allí, «coincide (…) con la afirmación política de la idea nacional»1. Se debe en buena medida a este ensayo, además de a su preocupación por el indigenismo y las particularidades de la formación social peruana, el predominio de la lectura que ubica a Mariátegui como uno de los pioneros de la tradición político-cultural nacional-popular latinoamericana. Quisiera sin embargo argumentar que en la obra y, de modo más amplio, en la praxis intelectual de Mariátegui, hay elementos que ponen en crisis la noción de una literatura nacional autocontenida. Me gustaría sostener que esos elementos llevan implícita una idea alternativa que, acuñada por Johann W. von Goethe en el primer tercio del siglo xix, ha sido fecundamente revisitada en años recientes en el debate contemporáneo de las humanidades: la de literatura mundial.2
Conforme con ello, en este texto (apenas una primera aproximación vinculada a una temática en la que me encuentro actualmente trabajando) me propongo acometer la relación de Mariátegui con la literatura mundial en tres registros distintos. En primer lugar, quiero sugerir que, incluso en «El proceso de la literatura», su texto dedicado a escudriñar y sopesar histórica y políticamente el fenómeno literario en Perú, la noción de «literatura nacional» se ve tanto afirmada como desbordada. En segundo lugar, quisiera introducir algunas formulaciones clásicas relativas al carácter de la literatura mundial –sobre todo en Goethe y Karl Marx–, mostrando cómo Mariátegui compartía implícitamente sus presupuestos. Finalmente, me detendré en algunos segmentos de una amplia zona de su producción que en general ha recibido menor atención, compuesta por artículos sobre una variada gama de literaturas del mundo. De ese corpus, me interesa reparar en algunos aspectos que dan cuenta de la voluntad pedagógica y política de Mariátegui por la construcción de una cultura de izquierda de raigambre cosmopolita.
II. Como es conocido, en «El proceso de la literatura» Mariátegui ensaya una lectura según la cual, a partir de la ponderación de una serie de «valores-signo» surgidos contemporáneamente a su tiempo en el terreno literario, en Perú se asiste al declive definitivo de la fase que llama colonial, limeña y de raíz hispánica, y a la emergencia en relevo de señales que anuncian la llegada de un nuevo ciclo cultural. Esa nueva constelación hace posible atisbar la formación de una literatura nacional, cuyo indicador más ostensible está dado por la afirmación de la corriente indigenista.
En efecto, al comienzo de ese texto Mariátegui hace referencia a una teoría, a la que parece suscribir, según la cual habitualmente el proceso literario de un pueblo comprende tres fases sucesivas: una primera etapa colonial, a la que le sigue una cosmopolita, para arribar finalmente a una fase nacional. A primera vista, en la reconstrucción del itinerario de la literatura peruana que lleva a cabo, Mariátegui parece seguir ese esquema. El «colonialismo supérstite» habría reinado hasta comienzos del siglo xx, hasta que una vertiente cosmopolita, capitaneada primero por Manuel González Prada y luego por Abraham Valdelomar y el movimiento de los colónidas, habría fisurado su dominio en las letras. Finalmente, desde César Vallejo se asistía al triunfo de la temática indígena y con él, a la revelación de una literatura auténticamente nacional. Mariátegui ubica ese fenómeno intelectual como uno de los ingredientes fundamentales en el proceso, aún inacabado, de formación de la nacionalidad peruana. Sin embargo, ese esquema evolutivo que parece ordenar el recorrido de «El proceso de la literatura» se ve desestabilizado en distintos momentos del texto. Su párrafo final mismo remata así:
Nuestra literatura ha entrado en su periodo de cosmopolitismo. En Lima, este cosmopolitismo se traduce en la imitación entre otras cosas, de no pocos corrosivos decadentismos occidentales y en la adopción de anárquicas modas finiseculares. Pero, bajo este flujo precario, un nuevo sentimiento, una nueva revelación se anuncian. Por los caminos universales, ecuménicos, que tanto se nos reprochan, nos vamos acercando cada vez más a nosotros mismos.3
Como puede observarse, en este párrafo el cosmopolitismo ya no es una fase que ha sido superada en la evolución de la escena literaria peruana hacia una forma nacional, sino que forma parte bullente de la contemporaneidad.4 Y si en ese pasaje Mariátegui parece satisfacer cierto afán de sus lectores –que «tanto reprochan» su universalismo– ubicando todavía el cosmopolitismo como momento interno de una dialéctica que terminaría por producir un efecto de develamiento de una cultura singular propia, en muchos momentos de su obra –como veremos– el cosmopolitismo se autonomizará de esa función, para asumir otras.
En rigor, lo propio de la literatura universal parece ser una dialéctica irresuelta entre formas globales y materiales locales. En sus célebres «Conjeturas sobre la literatura mundial», Franco Moretti señala que la expansión ecuménica de la literatura se materializó a través de una operación de transacción entre la novela de raíz europea occidental y temas y estilos locales. Es a través de ese engarce como el género novelístico se desarrolló progresivamente en todos los continentes. Pero esa transacción constituyente de la literatura mundial mantiene ambos polos activos. Para Moretti, no hay triunfo de lo nacional sobre la forma universal.5 Pues bien, en varios pasajes de «El proceso de la literatura» Mariátegui parece suscribir a esa tesitura. Así puede entenderse la cita de Antenor Orrego que emplea para caracterizar a César Vallejo. «El poeta –dice Orrego citado por Mariátegui– habla individualmente, particulariza el lenguaje, pero piensa, siente y ama universalmente». Ese mismo sentido parece desprenderse de la afirmación de Mariátegui que leemos unos renglones más abajo: «Vallejo, desde este punto de vista, no solo pertenece a su raza, pertenece también a su siglo»6. De modo que incluso en Vallejo, el escritor que ha llevado la temática indigenista al altar de la literatura, Mariátegui detecta –y celebra– una pulsión vital universal.
- 1.J.C. Mariátegui: «El proceso de la literatura» [1928] en Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Era, Ciudad de México, 1993, p. 209.
- 2.El texto que reinstaló de modo más incisivo la cuestión es «Conjeturas sobre la literatura mundial», del crítico italiano Franco Moretti (incluido en Lectura distante, fce, Buenos Aires, 2015), publicado originalmente a comienzos de 2000 en New Left Review. Dos buenas introducciones al debate que han circulado en castellano pueden encontrarse en María Teresa Gramuglio: «Literatura mundial. Una aproximación » en Nacionalismo y cosmopolitismo en la literatura argentina, Editorial Municipal de Rosario, Rosario, 2013; y Alejandro Dujovne y Diego García: «Introducción a la ‘literatura mundial’» en Políticas de la Memoria No 10/11/12, verano de 2011-2012. Acaba de ver la luz en español el más penetrante estudio sobre la literatura mundial en y desde Latinoamérica, el libro de Mariano Siskind Deseos cosmopolitas. Modernidad global y literatura mundial en América Latina, fce, Buenos Aires, 2016.
- 3.Ibíd., p. 320.
- 4.Mariátegui se había propuesto expresamente capturar las instantáneas de su contemporaneidad en su primer libro, La escena contemporánea, de 1925. Pero, en verdad, la actitud de recepción crítica de los fenómenos políticos y culturales emergentes que preside ese libro lo acompaña a lo largo de su producción. Esa voluntad por ser radicalmente contemporáneo de su tiempo es uno de los rasgos más marcados de su entera curva intelectual.
- 5.F. Moretti: ob. cit.
- 6.
J.C. Mariátegui: «El proceso de la literatura», cit., p. 286.
Fuente: http://nuso.org/articulo/tentativas-sobre-mariategui-y-la-literatura-mundial/
Fotografía: Nueva Sociedad