Por: Global voices. 18/07/2019
El 13 de junio, Phillipo Mpango, ministro de Finanzas y Planeamiento de Tanzania, anunció la decisión de restablecer un impuesto a las toallas higiénicas en el presupuesto 2019/2020, lo que desencadenó un gran debate sobre el impacto que el impuesto tendrá en niñas y mujeres.
En 2018, el mismo ministro propuso eliminar el impuesto a las toallas higiénicas.
Este reciente anuncio generó indignación pública, sobre todo de las mujeres, que ven el impuesto como discriminación por género. El ministro explicó que la exoneración tributaria del año anterior no había tenido el efecto buscado —permitir el acceso a toallas higiénicas a precios asequibles y, por tanto, garantizar “mejor manejo de la salud menstrual”.
Pero la exoneración no redujo el precio minorista de las toallas higiénicas —más bien, permitió a los comerciantes elevar la tarifa de las toallas y aumentar sus ganancias.
El ministro afirmó que con este presupuesto, el Gobierno reducirá el impuesto a las utilidades en 5 % —entre 30 y 25 %— para los inversionistas que fabriquen toallas higiénicas localmente. El objetivo es atraer inversionistas, crear oportunidades de empleo y reducir la dependencia en las importaciones de productos sanitarios menstruales.
El precio del periodo
El anuncio del impuesto a las toallas higiénicas llega meses después de que la viceministra de Finanzas y Planeamiento, Ashatu Kijaji, insinuó que existía la posibilidad. El 23 de abril, la viceministra explico que el ministerio había recibido quejas de los consumidores en el sentido de que las toallas higiénicas seguían siendo muy costosas. Insistió en que el ministerio estaba buscando mejores opciones que beneficiarían a las mujeres y al Gobierno, y mencionó el impuesto a las toallas higiénicas como una posibilidad.
Ya en abril de 2019, Ummy Mwalimu, ministra de Salud, Desarrollo Comunitario, Género, NIños y Ancianos, declaró que su ministerio había recibido cartas que instaban a la reducción de los altos precios de las toallas higiénicas.
El costo promedio anual del periodo en Tanzania es de 36 000 chelines tanzanos, 15.63 dóalres.
Los actuales precios para toallas higiénicas desechables oscilan entre 2000 chelines tanzanos (0.87 dólares) a 4000 chelines tanzanos (1.74 dólares), dependiendo de la marca.
En respuesta a esos reclamos, Mwalimu escribó al Ministerio de Finanzas y Planeamiento y al Ministerio de Comercio e Industry para solicitiarles que pidan a los fabricantes la reducción del precio de las toallas higiénicas.
En junio, el parlamentario Upendo Peneza solicitó al Gobierno que fijara precios referenciales a las toallas higiénicas (precio fijo promedio). Pero el ministro de Industria y Comercio, Joseph Kakunda, explicó que el Gobierno solamente es responsable de fijar precios referenciales para bienes y servicios públicos —y las toallas higiénicas no están en esa categoría.
Entonces, el parlamentario Upendo Peneza solicitó una reunión entre el Gobierno y las partes interesadas para analizar cómo la exoneración a las toallas higiénicas pueden reflejar las necesidades de los consumidores en vez de restablecer el impuesto:
“Nos reunimos con distribuidores y comerciantes de toallas higiénicas de este país y estos comerciantes, con ilustraciones, nos informaron que habían reducido los precios. El problema estaba en el lado de los minoristas, ahí es donde el precio no se ha reducido.
En su discurso, la parlamentaria Peneza:
Diversos líderes parlamentarios también se expresaron contra la restitución del impuesto a las toallas higiénicas. Zitto Kabwe, parlamentario que representa a Kigoma Ujiji, sostuvo que la menstruación es biológica y que gravar las toallas higiénicas era una injusticia con las mujeres.
La parlamentaria Sonia Magogo dijo que un año no era suficiente para que el Gobierno concluyera que fuera imposible restringir que distribuidores y comerciantes se adhirieran a controles de precios.
Luego, la parlamentaria Magogo dijo:
“Si al Gobierno le fue bien con los dispositivos fiscales electrónicos, bolsas de plástico e identificaciones para empresas, no creo que no pueda controlar a los comerciantes en un tema tan delicado para las mujeres. Ninguna mujer elige tener el periodo, ya sea extremadamente pobre o acaudalada”
Pobreza de periodo
Muchas mujeres y niñas, sobre todo en regiones rurales, no pueden pagar por las toallas higiénicas y tienen que arreglárselas. Dhalia Mbaga, especialista en salud, citó estudio que muestran que el 91 % de las tiendas en zonas rurales de Tanzania ni siquiera las venden y que los “precios asequibles siguen siendo el mayor desafío”, según The Daily Nation.
La pobreza del periodo es una causa de ausentismo entre colegialas en zonas rurales. Algunas nunca han visto una toalla higiénica y, a veces, una toalla se corta en dos para compartirla entre dos niñas. La mayoría de veces, las colegialas en zonas rurales usan materiales inapropiados y antihigiénicos como trapos, algodón sin procesar y mazorcas de maíz, según encuestas realizadas por la Organización Neerlandesa de Desarrollo SNV.
El acceso deficiente al agua e instalaciones sanitarias básicas en las escuelas es una razón por la que las niñas rurales en Tanzania prefieren quedarse en casa cuando están con el periodo. Según Raleigh Tanzania, menos de la mitad de la población tiene acceso a agua potable y solamente el 16 % tiene acceso a instalaciones sanitarias adecuadas.
En un editorial para The Citizen, la escritora Anna Bwana apoyó el uso de productos menstruales reutilizables, como toallas de tela y copas menstruales, pues duran entre tres y diez años.
Sin embargo, en zonas rurales, donde la pobreza del periodo es notoria, la escasez de agua e instalaciones sanitarias hace que sea difícil mantener estos productos.
‘Las toallas higiénicas no son un lujo’
En Twitter, ha habido campañas y cibernautas que expresaron su indignación y su posición contra el impuesto a las toallas higiénicas con la etiqueta #PediBilaKodi [toallas higiénicas sin impuesto].
LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ.
Fotografía: Twitter