Por: Eduardo Ibarra Aguirre. Alai. 08/08/2017
No tiene precedente el comunicado conjunto de las secretearías de Relaciones Exteriores, encabezada por Luis Videgaray (“vine a aprender”), y Hacienda y Crédito Público, por José Antonio Meade (el “mejor suspirante” a Los Pinos), del jueves 27 para sumarse sin explicaciones y menos todavía reflexiones a las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos para castigar a 13 funcionarios y ex del gobierno de Venezuela por “menoscabar la democracia y los derechos humanos”, así como por su participación “en actos de violencia, represión y corrupción” (el burro corrupto y nepótico de Donald Trump hablando de orejas).
Y no tiene antecedente a pesar de que el sistémico desmantelamiento de la política exterior mexicana no es nuevo –en particular de los principios de la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución de los diferendos internacionales por la vía del diálogo y la negociación, y la búsqueda de la paz en la aldea–, si bien cierto que el presidente Vicente Fox y su canciller y “gurú” Jorge Castañeda destacaron como impulsores, el primero por formación e interés propios, el segundo para ganarse el apoyo estadunidense en el sueño de ser presidente.
Las diversas e insuficientes reacciones emitidas, califican desde “pusilánime” hasta “ignominiosa” actitud del gobierno de Enrique Peña Nieto, porque con independencia de que se esté o no de acuerdo con el presidente Nicolás Maduro, existen formas que el grupo gobernante ignoró al acatar servilmente la instrucción del gobierno de Estados Unidos al entrometerse en la política interna de Venezuela y anunciar que castigará a 13 chavistas con las mismas sanciones que decretó Washington, pero sin molestarse Videgaray Caso y Meade Curibeña de presentar argumentos propios.
Como ya es sabido, el gobierno del fracasado e incluso aislado Donald John –tanto entre la ciudadanía estadunidense como en el orbe, lo que lo convierte en aún más peligroso–, reiteró por medio del vicepresidente Mike Pence que si Maduro procede con la Asamblea Constituyente, como por supuesto procedió y todo indica que con suficiente éxito para el chavismo hecho gobierno, partido y movimiento, “Estados Unidos responderá con acciones económicas fuertes y rápidas”.
No sólo lo anterior, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin amenazó: “Cualquier electo a la Asamblea Nacional Constituyente debe saber que su papel en minar los procesos e instituciones democráticas puede exponerlos a potenciales sanciones estadunidenses”. El Departamento de Estado reiteró el amenazante mensaje. Y el segundo emperador, Pence, desgasta la fórmula que usó en varias ocasiones contra el gobierno de Pyongyang: “Todas las opciones están sobre la mesa”, como si estuvieran en condiciones de imponer su voluntad en la península para mantener confrontados a los dos Estados para obstruir la reunificación coreana. La repite a Venezuela como vía para retomar a América Latina como “patio trasero”, tal como lo fue hasta hace dos décadas.
El alineamiento sin matices de Los Pinos a la Casa Blanca en la disputa de ésta y ExxonMobil por la gigantesca riqueza petrolera venezolana –bajo el pretexto de la democracia y los derechos humanos, mismos que no le importan a USA en Arabia Saudita, Turquía, Israel…–, es sumamente peligroso porque, entre otras cosas, deja indefenso a México y su gobierno a la hora de renegociar el Tratado de Libre Comercio, salvo que estén pagando por adelantado la comprensión del imperio y su administración.
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Fotografía: Internet