Por: Nelsy Lizarazo. 04/11/2021
Hace pocos días atrás, el Transnational Institute publicó el reporte: Colonialismo digital, un análisis de la agenda comercial Europea. “Cuatro elementos” entrevistó a Sofía Scasserra, investigadora asociada de dicha institución, para que nos comentara las claves de este reporte.
P:Recuérdanos de qué hablamos cuando hablamos de economía digital y luego, los aspectos centrales de la estrategia adoptada por la Unión Europea.
SS: Cuando hablamos de economía digital, hay muchas cosas
que a la gente les gusta imaginar y hay muchos temas que se meten en la agenda, y siempre vemos esta imagen de los robots, y de la inteligencia artificial como si eso fuera la economía digital.
No obstante, la realidad es que si vamos al núcleo de qué está en disputa cuando hablamos de arquitectura digital internacional, veremos que es todo un sistema que se va autorregulando y ensamblando para poder ejercer un capitalismo digital.
Entonces, lo que tenemos es una nueva materia prima que son los datos que producimos cuando utilizamos los computadores y los celulares y demás. Luego estos datos son traducidos, a través de algoritmos para poder predecir nuestra conducta, anticiparla, poder influenciar a los consumidores, los trabajadores, la ciudadanía en general. Es decir, en cualquiera de los lugares donde ejercemos nuestra ciudadanía y desarrollamos nuestra vida, hay un algoritmo que ha tomado los datos y está prediciendo de alguna manera nuestra conducta para poder influenciarla.
Esto ya ocurre todos los días. Además hemos naturalizado hasta tal punto la tecnología y los desarrollos tecnológicos que ya no somos conscientes de que esto ocurre. O sea es normal buscar algo en Google y asumir que la forma como los resultados nos aparecen es la mejor manera en que esos resultados deben estar, pero nunca nos preguntamos si esos resultados son producto de que alguien pagó o si Google piensa que son los mejores para mí, incluso si a una persona que busca las mismas palabras le sale otra información.
Se producen millones de dólares en las empresas de tecnología, por eso es una economía digital y su arquitectura está basada en la idea de los datos como materia prima y los algoritmos como una nueva forma de plusvalor, al captar el valor económica y obtener una renta extraordinaria, a través de los algoritmos predictivos.
P: Cuando se habla de este tema siempre aparecen los gigantes de Estados Unidos, de las corporaciones digitales del Silicon Valley, digamos, y de China, que es la competencia. Lo que no es tan conocido es que la Unión Europea también compite ahí, también entra en ese juego. Coméntanos los aspectos centrales del reporte sobre la Unión Europea.
SS: La idea es evidentemente la batalla por la supremacía, que está dada por los los dos “gigantes” que vos mencionaste. Ahora bien, la Unión Europea se está metiendo en el juego de producir una arquitectura de normas y de reglas de juego en la economía digital, principalmente por dos motivos que están resaltados en el informe.
El primero es por la inmensa capacidad del lobby que tienen las empresas de economía norteamericana en la Unión Europea, para que los legisladores den un marco supranacional de normas que beneficien a las empresas que ya son primacía en la economía digital.
Y el segundo motivo fundamental es que a partir de la red 5G, se hace cada vez más común tener manufacturas inteligentes. Es decir que no es lo mismo una nevera común, a una que me puede sugerir qué compras, que me avise si me estoy quedando sin leche o que me indique dónde puedo hacer las compras cerca de mi casa.
Otro ejemplo es un timbre de una casa, uno común y corriente, a otro que se puede manejar desde el celular, con cámara incorporada en el que yo pueda mirar quién está tocando el timbre desde cualquier lugar del planeta. Y no es lo mismo, tomar un bus en un lugar común qué hacer en una parada donde saben que estoy esperando determinado transporte y que me avise en cuánto tiempo llegará el servicio.
Todo eso que se llama hogares inteligentes, casas inteligentes e internet de las cosas fue creado a partir de las redes 5G, y eso precisa de una enorme actualización del sector manufacturero hacia un sector inteligente. Es decir esa misma nevera que yo produzco y vendo, necesita una computadora, un chip, una red de internet, etc.
Y para poder producir esos artefactos predictivos, es decir ese chip que me indica que debo comprar leche y que ese producto está en descuento en las tienda que está a dos cuadras de mi casa, yo necesito recolectar datos, para poder alimentar esos algoritmos que me sugirieron comprar cosas o la parada del bus.
Además, ustedes saben que la Unión Europea produce muchas manufacturas, como por ejemplo automóviles, y que si no empieza a hacer la actualización a manufacturas inteligentes van a quedar obsoletas. O sea, la Unión Europea tiene dos opciones: o sus manufacturas quedan obsoletas o empieza a tercerizar las manufacturas a empresas foráneas, lo que genera dependencia económica entre la Unión Europea, el resto de las corporaciones norteamericanas y China.
Entonces, lo que la Unión Europea busca es actualizar su industria manufacturera, a través de la incorporación de servicios inteligentes. Para eso necesita una hegemonía en la economía digital, materia prima, datos e infraestructura.
Y ¿dónde consigue esos datos, esa infraestructura? Bueno. Haciendo acuerdos de libre comercio para poder extraer datos de otros países, sean ellos del Sur global o sean ellos de distintos sectores para poder empezar a producir una enorme cantidad de masa de datos, que precisa para poder actualizar la industria manufacturera.
Así, la batalla se está dando entre dos países y eso es indudable. Pero es cierto que hay otros actores que están tratando de meterse en las cadenas digitales de este sector, y en ese sentido la Unión Europea tiene un rol para jugar.
P: ¿Qué podemos hacer como región?
Es importante no firmar estos acuerdos de libre comercio en los que se busca negociar a instancia de la Unión Europea y otros países, para poder conservar la soberanía de los Estados, y poder poner normas para decir ¡no!, queremos que el procesamiento de los datos queden en mi país y los datos no salgan de este.
Este es un tema de soberanía y también de industrialización digital. Si la materia prima queda en el país y se procesa localmente, estoy generando un montón de externalidades positivas dentro de América Latina. Además es guardar la soberanía de nuestras materias primas, ya que nosotros conocemos la historia extractivista que hemos tenido durante siglos.
P: Vamos entrando al siguiente asunto, que son las consecuencias que tiene la estrategia de la Unión Europea para nuestra región, e incluso en la vida diaria de quienes habitan América Latina. ¿Cómo afecta esto a los ciudadanos del común?
SS: Lo que pasa es que es la vieja historia del colonialismo vuelve a repetirse en el plano de los datos.
El tema es cuántas más oportunidades como América Latina nos vamos a perder y cuán poco visible es esto para la población en general porque cuando se llevan el oro de Potosí, o cuando se llevan el acero, o cuando se llevan la pesca, uno ve al buque en el que se lo está llevando, pero los datos no son palpables, no los vemos y parece que hasta hemos naturalizado que se los lleven.
Es como hasta lógico, incluso mucha gente dice: bueno, pero si en definitiva el Zoom que estamos utilizando es norteamericano pues es normal que ellos se llevan los datos que ingresamos a esta plataforma. Sin embargo, nosotros le podemos decir a Zoom que todos los datos que se produzcan en América Latina deben ser procesados y guardados en una nube pública de la región.
De esta forma se imponen las reglas de juego, que es la potestad que tienen los Estados y eso es lo nosotros no estamos pudiendo percibir. Y además, los datos tienen una característica particular: no tienen otras materias primas, por ejemplo la plata de Potosí, si la tengo yo, vos no la tienes. Los datos, en cambio, pueden ser infinitamente copiados por un costo totalmente nulo.
Así, en un tema de soberanía y de conservar la materia prima, el desarrollo y el acceso a los datos puede decir: -si querés podés llevarte la copia; pero la original debe de quedar acá-, porque esos datos pueden llegar a valer mucho para los Estados, pues se pueden desarrollar políticas públicas, empresas nacionales, cadenas de valor. Por ejemplo, ¿cuánto vale la información que tiene Uber para desarrollar un sistema de transporte en una ciudad, para desarrollar un sistema de transporte público más inteligente, más integrado?
Cuánto valen los datos de distintas empresas de tecnología. Fíjense cuándo empezó la cuarentena qué fue lo que pasó Google podía decir si estábamos cumpliendo la cuarentena o no en base a la movilidad que habían tenido los teléfonos celulares en una ciudad. Entonces determinaba el nivel de actividad de una ciudad. Decía si cumplió o no la cuarentena. Cuando Google pone a disponibilidad de datos a entidades y países recién iniciaba la cuarentena. Pues miren que valioso ese dato y tuvimos que esperar a que Google lo soltara.
Sin embargo, si ese dato hubiera estado guardado de forma soberana, esa información pudo haberse compartido antes, en este caso por un tema de salud pública. Google estaría obligado a hacerlo sin que nosotros estuviéramos atados a su generosidad.
P: Sofía, stás diciendo cosas muy interesantes, y nos lleva a despertarnos porque cuando las empresas privadas hacen uso de estos datos es inteligencia no es marketing, es procesamiento de datos que va a mejorar nuestra vida.
No obstante, cuando lo hace un Estado, no se dice lo mismo. Cuando empezó la cuarentena que nos decían que el gobierno chino controlaba a la población a través de sus teléfonos celulares parecía una dictadura y que eso significaba un control absoluto. A lo que voy es que hay una subjetividad en la cual los Estados que utilizan la información están oprimiendo con la tecnología.
SS: Ese discurso existe desde hace muchos años, se dice que el estado es deficiente, es burocrático. La innovación es creación de los privados; pero se supo que el Iphone tiene una participación del 70% estatal, así que, se trata de un mito. Entonces hay que dar la batalla cultural y saber que ese discurso siempre va a existir. Existió siempre y nunca va a dejar de existir .
P: Finalmente, la narrativa de degradar lo público para valorizar lo privado, también tiene que decirse que está en todos los campos, en educación pasa, en salud pasa… pasa en todos los campos.
SS: Siempre pasa, lo bueno es lo privado y lo público es lo burocrático, lo lento lo que no funciona.
P: ¿Qué alternativas tenemos?
SS: Los acuerdos que se firman en el plano supranacional tienen mucha influencia en nuestras vidas y todo el tiempo se firman tratados de libre comercio multilaterales, bilaterales, regionales.
Así parece que el neoliberalismo busca ir avanzando poco a poco con los acuerdos para ir eliminando el campo. Y este es un tema que no está en las agendas.
Tú hablas de esto con la gente y nadie está consciente hasta qué punto los acuerdos de libre comercio, los tratados afectan en la vida cotidiana de la gente. Y no podemos empezar a soñar con un Estado soberano, con la justicia social, con tener una economía distinta y alternativa si tenemos un sistema arquitectónico supranacional que nos dicta que las reglas de juego son neoliberales y que el Leviatán tecnológico nos va imponer normas de juego sobre nuestras economías.
Entonces, me parece que es importante concientizar a la gente del tema porque se está generando una economía digital supranacional, por encima de nuestras cabezas y cuando queramos hacer algo va a ser demasiado tarde, sino es que ya es demasiado tarde porque las empresas de tecnología tienen un poder nunca antes visto por ninguna empresa.
Entonces creo que ahí es importante primero, no firmar acuerdo de libre comercio; segundo, la unión y la alianza latinoamericana de los pueblos y concientización de todos; y tercero, empezar a entender el ciberactivismo como una forma de protesta social que trasciende fronteras para poder hermanarnos y armar lazos que nos puedan llevar a nuevas formas de resistencia en la región, de toda esta dependencia latinoamericana que hemos tenidos y de poder pensar en otras alternativas.
Así se puede saber que existen otras opciones, por ejemplo el otro día se cayó whatsapp y parecía que todos habíamos quedado incomunicados, que todos nos habíamos quedado sin internet; pero no, se cayó una plataforma, el problema es que esta es monopólica. Y si entendemos que existen otras tecnologías, también es una forma de resistencia a que nos monopolicen.
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Fotografía: Pressenza