Por: Oiwan Lam. Global Voices. 28/08/2019
Los enfrentamientos entre manifestantes y la policía alcanzaron un punto culminante el 11 de agosto con las medidas enérgicas que se usaron contra las protestas antiextradición a lo largo de toda la ciudad de Hong Kong. En un solo día resultaron heridos 54 manifestantes, una mujer recibió un disparo en el ojo y muchos sufrieron fracturas.
El 12 de agosto, la oficina de Macau y Hong Kong en Pekín llevó a cabo una conferencia de prensa en la que declararaba que las acciones de los manifestantes mostraban “indicios de terrorismo”. La reciente estrategia generó entre los manifestantes el temor a una potencial escalada de violencia en respuesta a la etiqueta de “terroristas” y representa otro factor que acerca más a Hong Kong al punto de ebullición.
Sangrienta represión policial del 11 de agosto
La policía antimotines inició una campaña de arrestos masivos en varios distritos de Hong Kong y la violencia que usaron quedó registrada en un video. Los incidentes documentados muestran a una joven de Tsim Sha Tsui que recibe un proyectil en el ojo, a un joven que había perdido los dientes frontales y rogaba a la policía que no lo empujara contra el suelo durante el arresto, y a la brigada antimotines que arrojaba gas lacrimógeno dentro de una estación de metro de Taikoo y disparaba contra los manifestantes casi a quemarropa.
El personal médico de los hospitales públicos fue el primer grupo de profesionales en denunciar la brutalidad policial. Cientos de profesionales de la salud de más de doce hospitales públicos participaron en una manifestación pacífica el 12 y 13 de agosto. Desde el 9 de junio, los hospitales públicos de Hong Kong han recibido a 581 manifestantes heridos, y muchos otros han evitado acudir a los hospitales por temor a ser arrestados por la policía apostada en las instituciones.
La etiqueta de “terrorismo” que usa Pekín
Hasta ahora, Pekín se ha negado a llegar a un acuerdo de paz con los manifestantes y declaró que estos mostraban “indicios de terrorismo” en la conferencia de prensa del 12 de agosto.
El experto legal de Hong Kong Cheung Tatming señaló que esa definición podría facultar a las autoridades a usar la fuerza contra los manifestantes sin restricciones ni consecuencias.
Interpretando la etiqueta de terrorismo de Pekín, un académico anónimo de China continental predijo que la estrategia represiva sobre Hong Kong sería una guerra “descentralizada”:
“Transcurre el 4 de junio en Hong Kong. La sangrienta represión se extiende y no se puede ver un límite ni una señal definitiva en la versión de Hong Kong sobre ese día. La policía armada [de China continental] se unirá a la brigada antimotines de Hong Kong, lanzará gas lacrimógeno y balas de goma a corta distancia y golpeará sin restricciones a los manifestantes. La nueva era del 4 de junio convertirá una gran represión en muchísimos incidentes pequeños. Si decimos que el 4 de junio es una guerra en un campo de batalla, la represión de las protestas actuales está caracterizada por estrategias antiterroristas; la represión será descentralizada y aumentará gradualmente. Da a la gente la sensación de que la guerra no ha empezado, pero ya están en medio de ella. No se puede delimitar esta guerra porque no existe. El modelo de represión de Hong Kong es una guerra de grado cero, solo sigue creciendo y Pekín taerá más tropas. Lo que es más, la policía y el Ejército de Liberación Popular de China continental usan la estrategia de represión propia de la mano de hierro imperialista, la legitimidad de esa violencia se construye sobre las divisiones regionales y étnicas.”
Entre el 9 de junio y el 11 de agosto, la brigada antimotines usó 1820 cartuchos de gas lacrimógeno. Solo el 5 de agosto lanzaron 800 cartuchos. Wong Ho Yin, del Observatorio de Derechos Humanos, describió el uso de armas de la policía como de “escala bélica”.
Incidentes acumulados
Parte de la predicción antes mencionada se observa en los últimos conflictos que tuvieron lugar en el aeropuerto, donde decenas de miles de manifestantes se han manifestado pacíficamente y causaron el cierre del centro de clasificación aérea internacional.
La manifestación pacífica que había empezado el 26 de julio se consideró de gran éxito por haber demostrado y explicado las protestas antiextradición de Hong Kong al mundo. Sin embargo, dos incidentes del 13 de agosto cambiaron el rumbo de las cosas: En el primero, un grupo de manifestantes capturaron a un presunto policía de China continental. Algunos no pudieron controlar la ira, dieron una golpiza y trataron de impedir que el personal médico se lo llevara. Posteriormente, intervino la policía aeroportuaria y el caos casi terminó en un tiroteo.
El otro conflicto involucra a una decena de manifestantes que atacaron y ataron a un hombre que tomaba fotos de la protesta. El hombre les había dicho que era partidario de la policía y los incitó a golpearlo. Luego los manifestantes encontraron la camiseta azul, usada por los leales a Pekín en Tsuen Wan el 5 de agosto. Más adelante, el jefe de redacción de Global Time, Hu Xijun, reveló en Twitter que el hombre era un reportero de Global Time, y el incidente se hizo viral en las redes sociales de China continental, lo que desató una avalancha de comentarios vengativos.
Estos dos incidentes no solo volcaron a la opinión pública contra los manifestantes, sino que además desataron un intenso debate interno entre los manifestantes. Cada vez más personas están pidiendo que se reflexione sobre la estrategia de campaña a la vez que responden al nuevo modelo represivo de China sobre Hong Kong.
Mientras tanto, los manifestantes continuaban al lado del Frente de Derechos Humanos Cívicos y convocaban a otra marcha masiva para el 18 de agosto.
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Fotografía: La capital de rosario