Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 7 de septiembre de 2019
Pájaros de Verano (Cristina Gallego & Ciro Guerra, 2018)
Al igual que en su última entrega –la pasmosa y bellamente entintada asechanza que es El Abrazo de la Serpiente (2015)– en esta cinta los personajes de Gallego y Guerra son entes móviles cuyo impulso de inquietud queda muy claro desde el inicio; no se busca colocar un velo de misterio sobre ellos e intentar así cubrir el peaje de interés, sino que les dan el tiempo para desarrollarse; motivaciones que irán evolucionando junto a todos los personajes con los que habremos de caminar por un entramado recubierto de un seductor polvo etnográfico. Por ende, bajo una fuerte y claramente sugestiva naturalidad, el camino que se abre paso ante nosotros es la unión de una encrucijada de nociones contrariadas: tradición y modernidad, usanza e innovación, quietud y violencia, necesidad y despilfarro. Lo que la dupla de realizadores logra con esta película es un fiero retrato de las tensiones, anhelos y anormales (amorales) caminos que elige la sociedad para lograr una vida más holgada, así como las terribles consecuencias de ello.
Situada en el periodo de la Bonanza Marimbera en Colombia, el filme se centra en el radical encuentro que se da entre el mágico folklore de una familia Wayyú y el narcotráfico estadunidense, un choque parábola que pauta la senda que habría de dirigir el consecuente destino de la nación –cuyas cicatrices primeras aquí son revividas para un justo entendimiento que las aleje de su olvido. Propio de la tierra que la ve nacer, la dosis de realismo mágico se abre camino ante una puesta en cámara cuasi documental cuya vereda no rastrea la intriga sino la secuela y la trascendencia de los hechos. Un trayecto de vaivén: el enviciamento del poder en el cenit, y el mordaz y ególatra deseo de la venganza con la natural caída del pináculo. Aunque la estructura base sea la clásica del ascenso y descenso ante el deseo, el revestimiento con que los realizadores la construyen es vital para no caer en la tradicional pretensión de las películas cuyo eje central es el narcotráfico. El volumen y la forma con que es relatado este encadenado se tiñe con los efectos más vitales y ofuscados de nuestra naturaleza; claro reflejo de la individualidad en un grupo social cerrado, así como la combinación de su educación y sus carencias. En ella, pues, encontramos humanidad.
Templada con una manejo muy refulgente de los colores, la fotografía de David Gallego se torna invisible en sus movimientos y textura para establecer una veracidad ocular que borra las líneas de lo tecnológico y se postra directamente en esa vista étnica antes citada. Por su parte, el montaje de Miguel Schverdfinger es un tejido que permite asentar las razones, las causalidades y las determinaciones de nuestros caracteres centrales –hasta secundarios– dejando que exploremos sus frutos desde el otro lado de la pantalla. Las decoraciones y vestuarios igualmente se envuelven en una naturalidad que hacen eco con la dirección actoral. Claramente es ese manto de franqueza e ingenuidad que se torna hacía el ultimo acto en una arrebatada monstruosidad, lo que hace que esta cinta avance con paso firme atrapando al espectador con sus redes temáticas.
Al final, Pájaros de Verano resulta una furtiva mirada al pasado, un temeroso giro sobre nuestros hombros del tiempo; una muestra de que esos arenas pretéritas supuestamente tan alejadas en lo numérico se encuentran anímicamente mucho más cerca de lo que creíamos. Que avanzan con una velocidad mayor a la que podemos caminar como sociedad y como personas. En su interior se evidencian nuestras creencias y supersticiones, nuestras ambiciones y nuestros divertimentos más banales. Nuestros temores y nuestras más avaras represalias. Sus imágenes son frescos de nuestra ferocidad, de nuestra crueldad y bestialidad por tener o bien querer ser más. El trabajo de Cristina Gallego y Ciro Guerra es de una fuerza y belleza cruenta que debe ser percibida desde la arista más carnal. No hay espectáculo en lo que avistan, no, es tan sólo un aspecto de todo aquello de lo que somos capaces.
Pájaros de Verano de Cristina Gallego & Ciro Guerra
Calificación: 3.5 de 5 (Muy Buena).
Fuente:
https://www.facebook.com/ECOsRockXalapa/posts/2383985135213193?__tn__=K-R
Fotografía: goldposter.com