Por: Diego “Ruso” Urman. La Negra del Sur. 09/01/2019
Desde el momento que el gobierno anunció la vuelta al Fondo, primero en forma de crédito e inmediatamente después ya en forma de rescate, hemos escuchado mucho sobre el significado del desembarco del FMI en nuestro país. Pérdida de soberanía, entrega de la política monetaria, subordinación al capital financiero, y otras acepciones que, si bien son ciertas, apuntan a describir una nueva etapa de dependencia económica pero no terminan por profundizar la repercusión directa que tendrá en el crecimiento de la pobreza de todos los argentinos.
Sea cual fuere el lugar del mundo donde se apliquen los modelos neoliberales su contante es la necesidad de inyecciones de deuda externa necesarias para financiar la fuga de capitales que traen sus principales medidas: la apertura indiscriminada a los mercados externos, la desregulación total del mercado financiero y cambiario y la ausencia de cualquier control en relación al flujo de divisas. Lo que puede diferir, tal vez, sea la velocidad con la que se da este endeudamiento, dependiendo exclusivamente de la decisión política del Estado de contener, o mediar, ante la voracidad de los sectores de poder que esas políticas desregulatorias favorecen.
Si bien en una primera etapa quienes prestan los dólares son los mismos actores beneficiados por la timba financiera (están en ambos lados del mostrador) llega un momento en que el riesgo de no poder recuperar lo prestado es mayor al beneficio que consiguen en la bicicleta y la canilla se cierra, dando lugar a la intervención de los organismos multilaterales de crédito. Estos organismos tendrán la función de evitar el colapso del sistema financiero y su default, y garantizar el pago de la deuda mediante nuevos desembolsos, ahora sí, con grandes condiciones e intervención en las economías solicitantes para asegurarse, por sobre todo, el pago de los intereses y del capital de la DEUDA EXTERNA.
Pobreza Cero o Déficit Cero?
Más allá de una deuda externa impagable que nos deja este plan económico es importante entender como se traduce ello en una Redistribución de la Pobreza que sufrirá el pueblo trabajador en su conjunto.
Pobreza y Déficit Cero. Conceptos antagónicos si los hay. El gobierno asumió asegurando un objetivo de Pobreza Cero como eje de su discurso, pero no hay manera de iniciar un camino de redistribución equitativa para disminuir la pobreza en una economía subdesarrollada y en recesión, si no es mediante la intervención y direccionamiento de recursos del Estado, los mismos recursos que el FMI está exigiendo sean solo destinados a pagar la deuda.
Para asegurarse el pago en tiempo y forma de los servicios (intereses) de la deuda generada por este programa, el FMI debe asegurarse que cada dólar que ingrese al país sea destinado a su pago y no a financiar el gasto de ninguna cuenta fiscal, por lo que exige como en décadas anteriores el Déficit Cero.
Para lograr que los gastos públicos no superen los ingresos públicos, se deberán combinar la suba en la recaudación y la reducción del gasto, lo que en ambos casos implica un cuento ajuste que afectará a todos los sectores de la sociedad y no hará más que generar un freno total a una economía ya en recesión. Más aun considerando que la recaudación ya se encuentra en caída libre producto del estancamiento.
Presupuesto de la miseria
El Fondo exigió para el desembolso de dólares de este rescate, que el ajuste que asegure el repago de la deuda y sus intereses no solo sea una política económica del gobierno sino que sea aprobado por el Congreso Nacional. A tal fin metió mano en el presupuesto para el año 2019 y se aseguró que la distribución de la miseria haya sido aprobada por ley.
El recorte afectará a todos los sectores de la economía, salud, educación, vivienda, desarrollo social, lo que por un lado dejará a muchos argentinos sin trabajo y al resto con menos recursos para afrontar sus gastos. Esta distribución de miseria tendrá un impacto directo sobre el consumo que sufrirá una brutal caída por la menor disponibilidad, producto del recorte y la pérdida de empleo, lo que agravará la recesión creando un círculo vicioso destructivo de la economía y de cualquier posibilidad de bienestar social.
Todo Pasa la Deuda queda
La Deuda Externa es una herramienta de política económica que puede utilizarse en favor del desarrollo económico o como herramienta de saqueo y sometimiento. En el primer caso es la propia inversión en desarrollo la responsable de generar los dólares para el repago, producto de la capacidad instalada financiada con la deuda. En el segundo, al no existir inversión y haber sido utilizada para especulación financiera y posterior fuga, lo que llamamos saqueo, la Deuda Externa queda en el tiempo y sus intereses son pagados sobre el sufrimiento de la población y su capital asegura la dependencia que condicionará la dirección futura de la economía, hasta que nuevamente llegue a la casa rosada quien no deje sus convicciones en la puerta.
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