Por: Zósimo Camacho. Contralínea. 30/09/2016
A partir de este 28 de septiembre presos con reivindicaciones anarquistas, libertarias y/o políticas iniciaron una huelga de hambre coordinada, aunque se encuentren en reclusorios distintos de la Ciudad de México y Oaxaca.
A la iniciativa de los anarquistas Luis Fernando Bárcenas Castillo y Abraham Cortés Ávila (presos en el Reclusorio Preventivo Norte), se han sumado el libertario Luis Fernando Sotelo Zambrano y el activista político Jesse Alejandro Montaño Sánchez (encarcelados en el Reclusorio Preventivo Sur); y el activista político Roque Coca (preso en la cárcel de Miahuatlán, Oaxaca). Además, el libertario mazateco Miguel Ángel Peralta Betanzos (preso en la cárcel de Cuicatlán, Oaxaca) participa con ayunos intermitentes.
Todos han sido detenidos en contextos de protesta y lucha social y cuentan con trabajo político en colectivos y comunidades. Hace 6 días se dio a conocer que, sin pruebas que lo incriminen y con sólo la declaración de un chofer de una unidad del Metrobús, Fernando Sotelo fue condenado a 33 años y 5 meses de prisión. Esta polémica determinación del juez 32 de lo Penal de la Ciudad de México es una de las causas de la huelga de hambre. Pero la protesta también es por el pésimo servicio médico en las cárceles, el despojo que viven las comunidades indígenas por las trasnacionales, el negocio que significa el sistema carcelario que mantiene encerrados a más de 200 mil personas en México y por una “insurrección generalizada”.
El médico Guillermo Selvas, quien acompañará la protesta de los presos, señala que las autoridades no respetan esta forma de lucha y este derecho. En conferencia de prensa, en la que también participaron familiares de los internos e integrantes de la Cruz Negra Anarquista, señala que tendrán que llevar la huelga de hambre, como en las ocasiones anteriores: a contracorriente de las autoridades, quienes buscarán vejarlos por haberse atrevido a protestar.
Por considerarlo de interés de los lectores, Contralínea reproduce de manera íntegra el comunicado con el que los presos anuncian el inicio de una jornada de lucha que incluye la huelga de hambre indefinida.
28 de septiembre
A lxs compañerxs rebeldes
A los pueblos y comunidades en pie de guerra
A los esclavxs emancipados
A quienes se identifiquen con estos sentires y palabras…
Por la liberación total declaramos hoy una huelga de hambre indefinida como un acto de autodeterminación, de incitación a la revuelta generalizada. Porque no podemos seguir simplemente asistiendo día con día al genocidio de nuestras comunidades y pueblos.
Existe una realidad oculta en esta sociedad; la democracia es un golpe de Estado que por las fallas no pone tanques sino cámaras de televisión y micrófonos de periodistas, la democracia gobierna con el poder de su propaganda y por eso sostenemos que la democracia es la técnica y la ciencia que usa el poder para no ser percibida como opresión, el capitalismo es el jefe y la democracia es su portavoz de prensa.
Y es por eso mismo que no nos dirigimos a los medios, ni a las clases dominantes, nos dirigimos y hablamos a nuestrxs compañerxs del presidio inmenso llamado tierra que como nosotros también son hijos de la guerra sólo por el hecho de haber nacido desheredados.
Pero estas palabras no tienen la intención de instrumentalizar sus fuerzas rebeldes ni mucho menos para unificarlas bajo una bandera cualquiera; sino más bien para abrir un lazo de comunicación, un espacio de sintonía de las luchas y de todo cuanto emerge de contestación y actos de autodeterminación en todas partes…
A nuestro entender y bajo nuestra perspectiva; donde hay autoridad existe la cárcel y es por eso que la cárcel es mucho más que sólo la estructura física que se nos impone mediante la imagen de muros y alambradas. La cárcel, a nuestro entender está constituida por la sociedad entera mientras que las prisiones físicas son solamente una expresión concreta del aislamiento social que sustenta y legitima el poder.
La urbanización (por poner un ejemplo) es la representación misma del encarcelamiento masivo o lo que es igual a la fortificación del espacio urbano, acompañado del exterminio de las clases populares más marginadas y se presenta hoy en día como parte integral de la última fase geohistórica del capitalismo tecnoindustrial. (Último esfuerzo de reestructuración en esta etapa de crisis en la que la única manera de sostener el dominio es mediante la guerra).
Ya no podemos creer en sus mentiras porque su “mundo maravilloso” no existe en nuestro alrededor; nos llaman delincuentes así como llamaron salvajes a los antiguos pobladores de América y así justificaron su genocidio; lo que sucede a diario en nuestros barrios es una guerra colonial que busca apaciguar el fervor revolucionario de nuestra gente con tácticas tan sucias como la inundación de drogas y armas y su consecuente resultado de llevar más tropas de ocupación a nuestros barrios y comunidades. Todo esto se conecta directamente con el aumento de la pobreza y la carencia de educación y salud en las comunidades y barrios más marginados. Dando como resultado un alza al índice de criminalidad, lo que justifica la represión del aparato político-militar del Estado, la cárcel se convierte en un monumento de la matanza, siendo el basurero social a donde se arroja lo que no agrada o molesta al sistema capitalista…
Sin embargo, hay actualmente 226 mil presos en el país y aunque las cárceles están sobrepobladas, la tasa de criminalidad no baja, sino que por el contrario, aumenta o se mantiene estable. Por lo tanto, el problema no está en las 226 mil personas presas, sino en la sociedad tecnoindustrial que necesita justificar la matanza.
La cárcel es una empresa que legitima la guerra contra los pobres y protege el exterminio y la sociedad basada en la acumulación capitalista.
¿Y cuál es el pretexto para hacer la intervención encubierta? Que los barrios están asolados por el crimen, asaltos, robos, asesinatos y disturbios, “las calles no son seguras”, entonces las alcaldías y ayuntamientos están de acuerdo con los residentes que piden “más protección”, sin ponerse a analizar el trasfondo de esta guerra sucia.
Claro que es un hecho que las víctimas de la plaga de la droga son los responsables de los crímenes que ocurren en los barrios, es algo que no se puede negar. Pero antes de que por desesperación saltemos gritando y pidiendo “más protección policial”, mejor recordemos quién impuso la plaga a nuestros barrios y comunidades. Será mejor recordar quién se beneficia en última instancia con la adicción de la gente a las drogas, será mejor recordar que la policía son tropas de ocupación enviadas a nuestras comunidades por la clase dominante, no para proteger la vida de la gente pobre, sino más bien, para proteger los intereses y la propiedad privada de los capitalistas.
La policía, los políticos y los grandes empresarios están encantados de que los jóvenes proletarios sean víctimas de la plaga, y esto por dos razones, la primera es que el tráfico de drogas es una empresa económicamente rentable y la segunda es que se dan cuenta de que mientras puedan mantener a nuestros jóvenes en las esquinas “generando” para una dosis, no tendrán que preocuparse de que libremos una efectiva lucha de liberación.
La policía no puede resolver el problema porque es parte del problema, tampoco las instituciones del sistema pueden resolver los problemas sociales, económicos y políticos de la población, porque ellos los fabrican y se nutren de ellos. La “guerra contra las drogas” no es otra cosa que una doctrina de contra-revolución encargada de mantener y reforzar la dominación, la explotación y el encarcelamiento de las clases más oprimidas del proletariado.
Somos los únicos capaces de erradicar la plaga de nuestras comunidades y por eso, en vez de colaborar con esta sociedad enferma y decadente hemos decidido vivir al margen de ella para construir un mundo con nuestras propias manos y esto pasa necesariamente por la organización revolucionaria del pueblo.
Libera un espacio, okupa, ármate y cuida a los tuyos.
Cuantos más de estos actos se manifiesten descompuestos y desordenados, sin ningún centro, más bien haciendo referencia a miles de centros, cada uno autodeterminado, entonces mucho más serán irreductibles a una formalización y recuperables para el sistema tecnológico.
Vivimos en una era tecnológica en la que el capitalismo se reestructura mediante aplicaciones tecnológicas al sistema de control social y todo esto ha modificado el mundo de manera sustancial.
La realidad virtual de las necesidades ficticias ya se ha impuesto, y los intereses del proletariado rotos en miles de pedazos, se pierden en los meandros de la realidad virtual. La misma democracia es una de las realidades virtuales como todas las otras.
Queda caro que u sistema de este tipo no puede ser defendido sino mediante la trasnormacion en policías del sistema a las mismas personas que viven en el territorio, ningún aparato represio seria capaz de garantizar tal sistema.
Y es por eso que el Estado/capital tecnológico/moderno, sólo puede ser destruido en el territorio mediante el ascenso generalizado de la insurrección.
La respuesta pues, no se haya en las teorías, sino concretamente en las exigencias y necesidades de los excluidos por el sistema, los insubordinados, en fin, los linchamientos sociales que son el fruto natural de la sociedad dividida en privilegiados por un lado y subyugados por el otro.
La rebelión también es un hecho natural que no descubren los anarquistas, ni los demás revolucionarios.
Pero esa rebelión no es inmediatamente reconducible a los viejos programas y manuales “revolucionarios” la rebelión de nuestros días es descompuesta, desordenada, un fin en sí misma.
Para nosotros, en tanto rebeldes sociales, la insurgencia es un rechazo total a las ideologías por ser parte fundamental del sistema que nos oprime.
Provisto de este método basado en la práctica de la acción directa, en la conflictividad permanente y la autorganización de las luchas, sin la aceptación de moderadores, quedan abiertas largas posibilidades de desemboque insurreccional.
Desde esta perspectiva queda claro que el anarquismo no es una ideología sino una forma concreta de oponerse a lo existente por su definitiva y total destrucción.
Somos pues por la revuelta permanente, por la insurrección generalizada; única forma que hace imposible que se manifieste el poder centralizado.
Declaramos este grito de guerra, una forma defender la lucha de los presos estadounidenses y así mismo nos solidarizamos con los compas afroamericanos que, al igual que nosotros, viven el genocidio de la droga.
Solidaridad con los pueblos y comunidades rebeldes.
Solidaridad total con nuestro compañero Luis Fernando Sotelo Zambrano.
¡Por la liberación total! ¡Por la destrucción de la sociedad carcelaria!
A tres años de encierro de Abraham Cortés Ávila, 2 de Octubre del 2013.
Fernando Bárcenas
Abraham Cortés Ávila
Fuente: http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/index.php/2016/09/29/presos-anarquistas-libertarios-y-politicos-inician-huelga-de-hambre/
Fotografía: proyectodiez