Por: Alejandra Cortina. 25/12/2021
Estas fechas decembrinas son para muchos de nosotros motivo de celebración, y una oportunidad para estrechar los lazos afectivos, así como para compartir actividades sociales y culturales, sin embargo, también emerge la preocupación y angustia de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y sus familiares quienes padecen en mayor medida los efectos que les provoca el estruendo de la pirotecnia, tan común en estas fiestas.
Si bien el uso de los “cohetes”, “cohetones” y pirotécnica en general, es para muchas personas un juego y una muestra de algarabía, sin importar que su venta esté prohibida, también es causa de accidentes, de contaminación del aire y por supuesto de contaminación auditiva.
En este sentido, el ruido nocivo que produce el uso de los fuegos artificiales afecta a un gran número de pobladores, entre ellos personas de la tercera edad, bebés y en mayor medida las personas con Autismo que muestran hipersensibilidad a los sonidos y otros estímulos del entorno.
La elevada sensibilidad que tienen muchas personas en dicha condición, hace que algunos ruidos, particularmente aquellos de alta intensidad, resulten intolerables, detonando reacciones de llanto, ansiedad, estrés y sufrimiento, pues además del daño sensorial, se encuentran los efectos emocionales para ellos y su familia, que afectan de forma significativa su bienestar.
Desde esta perspectiva la Sra. Viridiana, madre de una niña con TEA menciona que: “La pirotecnia es una de las manifestaciones más crueles que existen entre los seres humanos… Cada cohete lanzado es un sobresalto, un grito, llanto, estremecimiento, horas de insomnio, temblores, temor y la impotencia de no poder protegerles de la falta de conciencia social. Lo que para alguien puede ser unos minutos de diversión, en el hogar de una persona con TEA puede ser una crisis que le lleve incluso a no dormir en toda la noche”.
Así mismo, otro padre de familia afirma que “el uso de pirotecnia es una falta de conciencia social en cuanto a las personas vulnerables a la contaminación auditiva, esta costumbre evidencia la poca sensibilidad que cómo sociedad tenemos.”
Al respecto, la Mtra. Marina Candelario, quien es reconocida por su amplia trayectoria en la evaluación y atención de las personas con Autismo señala:
“Pensar en los otros es algo obligado al vivir en sociedad, pero no todos tenemos presente hacerlo; mediar y regular nuestros comportamientos implica negociar entre nuestros deseos, impulsos, posibilidades y lo que nos está permitido en casa, en la comunidad o por nuestra cultura, pero poner delante de todo ello al otro, es actuar en favor de uno mismo, al hacerlo cultivamos la tolerancia, la empatía y preservamos la esencia que eso que nos distingue de otras especies, preservamos la humanidad”.
Por eso, en estas fechas le invito a que festeje con alegría, de forma generosa, pensando en el bienestar de todos, sin pirotecnia. Las sociedades más incluyentes, son aquellas que consideran las necesidades de todos sus miembros y esto no tiene que ver exclusivamente con lo que hace el gobierno, sino que implica un acto de respeto y solidaridad de la población en general. La diversión de algunos no tiene por qué afectar el bienestar de otros, puesto que todos tenemos el derecho a vivir en un entorno sano que nos permita el mayor disfrute y realización personal.
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