Por: Jorge Salazar García. 26/11/2017
A propósito de la elección del candidato en el PRI a la presidencia y refiriéndonos concretamente a su juego de simulaciones para ocultar a su “tapado” entre los más mencionados (Osorio Chong, Eruviel Ávila, Antonio Meade, Aurelio Nuño, José Narro y Luis Videgaray), se recuperan en esta líneas algunos aspectos relacionados con esta opereta y, de paso, se aventura la predicción inserta en el título, basada en hechos ocurridos alrededor de este proceso sucesorio.
En 1994; con el objetivo de calmar las revueltas aguas a punto del desborde, por el débil apuntalamiento del candidato oficial Luis Donaldo Colosio y ante la posibilidad de ser sustituido por Manuel Camacho Solís; el usurpador de la presidencia en 1988, Carlos Salinas (operador de la nomenclatura política) dijo a la prensa nacional: “No se hagan bolas, el candidato es uno”. La frase en cuestión, sí calmó un poco la angustia de Luis Donaldo pero, al no ser mencionado su nombre por su ”mejor amigo” (Salinas dixit), sus dudas persistieron y posiblemente fue uno de los motivos del distanciamiento con aquel, hasta llegar a la ruptura con el discurso pronunciado el 23 de marzo. Después vino la certeza: lo asesinaron. Indudablemente, todos los “ex” conocen la verdad pero al estar cogobernando con los autores intelectuales, CALLAN Y OCULTAN.
Con respecto a las votaciones, el PRI no se hace bolas y NUNCA las ha ganado limpiamente: sistemáticamente ha utilizado los recursos del ESTADO para evitar ser expulsado del poder. Durante los sexenios panistas, la agenda la impuso el PRI: hipócritas santurrones y víboras tepocatas cohabitaron aplicando las misma política que impunidad, muerte y raterías. Sin embargo, como cada vez es más difícil obligar a la burocracia estatal y sindicatos charros a votar por ellos, las otras mañas se han sublimado: maicear consejeros y magistrados, secuestrar instituciones y comprar el sufragio.
El próximo año habrá, indudablemente, otra elección de Estado. Las señales son hasta escandalosas: se intensificaron el saqueo, las alianzas oscuras, el control de los medios masivos de información y el sometimiento a Wall Street. Lo más desolador y trágico de todo es la existencia de mexicanos fanáticos televisos y futboleros, despojados hasta de su dignidad, que volverán a votar por su esclavizador.
Para encubrir su juego perverso, el PRI intenta ocultar su grotesco rostro antidemocrático, reinventando formas y reglas para seleccionar a quién será su candidato. Ahora, los títeres en turno tendrán que solicitar su registro, recabar firmas y esperar la decisión de los delegados del partido, quienes disciplinados sólo acatarán la “línea” que les impongan. Obviamente, pocos creen en esa faramalla de competencia: la decisión ya fue tomada por quienes realmente tienen los hilos del poder. El probable sucesor de Peña tiene nombre y Trump estuvo involucrado en la imposición. Durante su visita a México, el enviado por Washington, vino a “recomendar” a su delfin. El energúmeno gringo fue el mensajero del diablo a quién Peña recibió como jefe de estado, siendo apenas candidato y a pesar de haber insultado a los mexicanos. Dicho encuentro, se sabe, fue concertado por Luis Videgaray (¿por órdenes de quién?). Este ministro plenipotenciario elogiado en aquel evento[1] por Trump, desarrolla, desde entonces, una agenda propia de un jefe de estado ante gobiernos e instituciones económicas del mundo garantizándoles la continuidad del modelo empresarial impuesto a México.
Es cierto lo que dice Peña, el candidato “no se elegirá con elogios y aplausos”, pero tampoco conforme establece la convocatoria de su partido (registrarse, recabar 650 mil firmas y ser electo por la mayoría de los 19,100 delegados). Eso es comedia pura para satisfacer egos, evitar tempestades y engañar a ingenuos. La democracia en el PRIIATO es IMPOSIBLE. Tuvieron 80 años para romper equilibrios y contrapesos del poder: lo consiguieron y no se pueden recomponer sin mandarlos al basurero. ¿Quién?
Sólo la vinculación de las luchas de la gente honesta podrá evitar el fraude en el 2018. No puede aceptarse la indiferencia ante actos tan repudiables como, por ejemplo, que los senadores se otorguen de un bono de 2.4 millones de pesos, equivalente a ¡73 años! de trabajo de un mexicano que gana el salario mínimo (89 $). Las huestes exterminadoras están sueltas; el antídoto está en NOSOTROS.
[1] https://www.alcalorpolitico.com/informacion/trump-impone-agenda-a-epn-212951.html#.WhejBBQ7Uy4
Fotografía: Facebook sin Autor visible