Por José Eduardo Celis Ochoa Cordero. Insurgencia Magisterial. 9 de agosto de 2019
La planeación de un viaje de vacaciones, siempre será diferente, ¿la razón? Depende de muchas variables: el destino, la temporada, la condiciones del lugar que visitarás, el dinero del que dispones, en fin. Variables que debes considerar en su totalidad si no te quieres llevar una sorpresa desagradable y esto lo digo porque en un viaje de diversión, aprendizaje o distracción, lo que menos quieres es vivir situaciones estresantes que de alguna manera perturben los días en los que estarás fuera de casa.
Voy a dividir estar reseñas en dos partes, esta que es la primera, porque de hecho su planeación ya se estaba empezando a fraguar, desde aquel inolvidable viaje que por Marruecos realizamos Mys y yo hace un par de años, en fiestas decembrinas. Dicho viaje no terminó en un vuelo Marruecos-México, sino en una breve estancia en Madrid, en donde convivimos brevemente con nuestros queridos amigos Hipólito y Arturo. Ellos, aprovechando la oportunidad que la vida les dio de tener nacionalidad mexicana y española, cansados por la mala situación que se vive en nuestro México lindo y qu(h)erido decidieron irse a vivir a Madrid y en ese momento estaban haciendo los preparativos para las adecuaciones de su casa y con la idea de convivir estrechamente nos invitaron a llegar a su “piso” en una fecha futura.
Así que ya teniendo como fecha de la visita a nuestros queridos amigos en Madrid, la idea era aprovechar el viaje y visitar otro destino, para lo cual nos dirigimos a nuestra agencia de viajes favorita y ahí decidimos que ese destino sería Portugal, los sitios visitados en dicho país los comentaré en la segunda parte de esta reseña.
Mucho es lo que se ha escrito en torno a España, así que no pondré datos demográficos de dicho país, sino que más bien me enfocaré a compartirte la experiencia y parte de los lugares visitados; tanto en España como en Portugal “tiré” (dijera mi amigo brasileño Zilli) más de mil fotos, el espacio es insuficiente para poner todas, así que únicamente te compartiré algunas de ellas.
El día 16 de julio por la noche se inició la travesía en un vuelo directo México-Madrid por la línea Aeroméxico, la cual podemos decir nos dio en esta fase un adecuado servicio, cosa que no podemos decir de la Terminal 2 (tampoco de la Terminal 1) del AICM, lamentablemente por los sucesos ya conocidos por todos, el funcionamiento del aeropuerto de la ciudad de México, irá cada vez de mal en peor, pues el TUA (carísimo que pagamos los mexicanos) no servirá para sus mejoras, sino para el pago de la deuda adquirida por el gobierno en turno, derivado de la cancelación de NAIM.
La diferencia horaria de México y Madrid, es de 7 horas más, por lo que no obstante tratarse de un vuelo de alrededor de 10 horas y haber salido del DF a las 23:35 horas del 16 de julio de este aciago 2019, llegamos al aeropuerto de Madrid a las 17:00 del miércoles 17 de julio 2019, en lo que cuando llegamos a la casa de nuestros queridos amigos y disfrutamos de una buena charla y una buena cena, comenzamos a ver lo que haríamos a partir del día siguiente en la bella ciudad de Madrid.
Verano es un época de calor abundante en Madrid, la temperatura llega a los 42º a lo largo del día, obviamente con una sensación térmica superior, de esa forma el jueves 18 de julio la decisión fue hacer un recorrido por museos, pensando que como en el viaje corto anterior a Madrid, vimos la cola tan larga para entrar al museo del Prado, que mejor decidimos aprovechar el tiempo en otro recorrido, pues era algo pendiente que teníamos que hacer. Grande fue nuestra sorpresa que para variar, la cola para entrar al museo del Prado era muy larga y pensando en mejor hacer el recorrido por museos madrileños en dos etapas, decidimos dirigirnos al museo nacional Thyssen-Bornemisza, el cual para nuestra fortuna no está muy alejado del museo del Prado.
Cuando llegamos al Thyssen, nos percatamos de que ahí estaba una exposición temporal denominada “Balenciaga y la pintura española”. Sucede que hay un bono que puedes comprar, el cual incluye la visita a tres museos importantes, estos dos que te mencioné más el museo Reina Sofía, así que habíamos pensado comprar dicho bono en el Thyssen, pero en ese momento nos enteramos de que si compras el bono, no puedes acceder a la exposición temporal, así que entonces decidimos no comprar el bono y la verdad de las cosas no nos arrepentimos, ya que lo que vimos tanto en las salas permanentes como en la temporal del Thyssen, son algo en verdad espectacular.
El museo Thyssen, es un gran edificio relativamente nuevo, ya que se inauguró el 8 de octubre de 1992, fue construido fundamentalmente para albergar colecciones particulares de miembros de la familia Thyssen-Bornemisa, pero en el año de 1993 el gobierno español decide adquirirlo, para incluir obras de pinturas importantes de finales del siglo XIII al siglo XX.
De hecho el edificio consta de 4 plantas, de las cuales, quizá la menos relevante –si me lo permites- es el sótano, aunque ahí no deja de haber cosas interesantes.
Para recorrerla con tranquilidad debes disponer de al menos tres horas; en ese recorrido por cada planta, vas haciendo un viaje por la historia de la pintura, el cual se inicia con los primitivos italianos, como son Carpaccio y Durero.
Conforme vas deambulando te verás frente a frente con pintores de la talla de: Rubens, ¡Rembrandt!, ¡Renoir!, Monet, Rodin (esculturas), Degas, ¡van Gogh!, ¡Dali! Por citarte algunos nombres destacados y como habrás adivinado, los que están entre signos de admiración son mis favoritos. Así que la verdad de las cosas hubo cuadros que me impactaron sobremanera. También te ponen varias sorpresas que consisten en estatuas y en mobiliario de todas esas épocas.
La entrada a la exposición temporal de Balenciaga es por horario, así que hicimos un “inter” para trasladarnos a ella y después reanudar el recorrido por las salas permanentes del Thyssen, esta exposición temporal fue realizada en homenaje al diseñador de moda más admirado e influyente de todos los tiempos que tiene que ver con la moda femenina de esa época, esas vestimentas tienen mucho que ver con cuadros que hicieron grandes pintores como el Greco, Murillo o Goya, por citarte tan solo a tres de esos grandes pintores que han dejado huella en el mundo, terminando el recorrido y quizá con un dejo de amargura, nos dirigimos a comer en un restaurante cercano a la zona del museo Thyssen, porque ya habíamos planeado entonces, una vez satisfecho el apetito, dirigirnos al parque del Retiro en donde nos esperaba una sorpresa.
El parque del Retiro es un lugar emblemático de Madrid, se considera uno de los sitios que no te puedes perder, su superficie abarca nada menos que 118 hectáreas, por lo que es virtualmente imposible conocerlo todo, eso motivó que tan solo estuviéramos en la parte que corresponde a una de sus entradas, ahí recorres una gran avenida en donde frondosos árboles te proporcionan sombra y te llevan directamente a un pequeño lago, en donde la gente puede alquilar pequeños botes de remo y si lo deseas también hay un barco relativamente grande para el tamaño del lago, el cual hace un recorrido por toda la zona.
Nuestro objetivo principal era dirigirnos al palacio de Cristal, el cual como su nombre lo indica es una estructura de metal y cristal construido en 1887 con motivo de la Exposición de las Islas Filipinas.
Una de las grandes fotos que he tomado la pude capturar en ese lugar, adicionada con el detalle de que en cuanto una de las guardias vio que esa foto la estaba tomando con tripie, casi de inmediato se dirigió hacia mí para decirme que estaba prohibido tomar las fotos con tripie, pero ese casi me permitió sacar la foto.
Luego de estar disfrutando tanto de todo lo que hallas en el palacio de cristal, como de un pequeño lago que ahí se encuentra, nos dirigimos a un museo que está a escasos 200 metros del palacio de Cristal, se trata del Palacio de Velázquez, cuyo acceso afortunadamente es gratuito (al igual que entrar al Retiro o al palacio de Cristal) y ahí nos encontramos la sorpresa, pues estaba una exposición temporal de un pintor que se llamaba Tetsuya Ishida, denominada “Autorretrato de Otro”.
Él fue un pintor japonés, relativamente desconocido cuya vida terrenal duró tan solo 32 años, nació en 1973 y murió (aparentemente por suicidio) en 2005, esa exposición yo la definiría como brutalmente impactante, ya que sus cuadros son de un alto impacto por su contenido, pero sobre todo por su crítica hacia un sistema alienante que lamentablemente para la raza humana, es el que ha prevalecido a lo largo de los últimos siglos de nuestra historia contemporánea, te pongo este párrafo de una nota del diario El País: “…Aunque su nombre, Tetsuya Ishida, resulte desconocido en Occidente incluso para los expertos en arte contemporáneo, su pintura deja una huella indeleble. Es imposible enfrentarse a sus historias de alienación, automatización en el trabajo, consumo desaforado, capitalismo, especulación inmobiliaria… y salir indemne. Autorretrato de otro, inaugurada ayer en el Palacio de Velázquez del Retiro, en Madrid, es la primera retrospectiva del artista japonés que se realiza fuera de su país y reúne unas 70 obras fechadas entre 1996 y 2004, poco antes de su muerte —para muchos suicidio— a los 32 años. “Nosotros lo descubrimos en la Bienal de Venecia de 2015, donde había tres pequeñas obras, y apenas se ha visto fuera de Japón. Es un artista que refleja la distopía de la sociedad en la que vivimos con una precisión casi de cirujano”, apuntó ayer Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, del que depende el Palacio de Velázquez…”.
La tarde comenzaba a “pardear” así que Mys y yo, salimos de la exposición con un sin número de reflexiones, producto de cada uno de los cuadros de Tetsuya Ishida, por si te interesara verla, te comento que la exposición estará hasta el 8 de septiembre de este año. Nos disponíamos a ir al piso de nuestros queridos amigos, para charlar y cenar.
Viernes 19 de julio de 2019, luego de un buen desayuno-charla con nuestros queridos amigos, nos dispusimos a ir a una de las localidades también emblemáticas de España, la colonial Toledo. Para dirigirnos a la población fuimos en autobús a la estación de Atocha, afortunadamente ese lugar está muy cercano de la casa de nuestros amigos, por lo que en prácticamente 10 minutos, ya estábamos en la entrada de aquel sitio que en el año de 2004, exactamente el 11 de marzo de dicho año, sufrió un terrible ataque terrorista. En verdad te encuentras con un maremágnum de gente, pero nada que ver por ejemplo con la estación de JR de Osaka, sin embargo, no es tan sencillo localizar el lugar donde los boletos para Toledo están a la venta, luego de una innecesaria cola, al fin nos dijeron el lugar exacto donde comprar los pasajes.
El recorrido Madrid-Toledo en el tren del Renfe que se identifica como los recorridos a Cercanías, te lleva alrededor de una hora, lapso a lo largo del cual puedes ir viendo el paisaje y el paso por algunas otras estaciones del tren.
Nuevamente el calor era excesivo, hablamos de los 40º + – un par de grados, la estación de Toledo es un tanto cuanto modesta, a la salida de ella te encuentras varias opciones de hacer tours por la ciudad o bien, si lo deseas hay alguna oferta de hoteles, como nosotros habíamos decidido pasarla lo más posible a pie, optamos por la oferta de subirte al city bus, en cuyo precio te incluyen una visita guiada (dura como hora y media) a la catedral de Toledo, pero la realidad de las cosas es que hay mucho que ver y aprender en ese lugar, entre otras cosas, ahí escribieron clásicos de la literatura española y universal como Lope de Vega y Miguel de Cervantes.
Sus calles empedradas e inclinadas te invitan a caminar plácidamente por ellas, sus paisajes también son muy bellos y la verdad de las cosas te la pasas muy bien, aunque te encuentras con una buena cantidad de turistas, la hora de la visita a la catedral se acercaba, así que nos dispusimos a llegar nuevamente a la plaza central de Toledo, el recorrido por la iglesia es interesante, yo no le veo con ningún fervor religioso, pues como bien sabes ni soy religioso y mucho menos católico, así que mi objetivo principal es nutrirme de arte y cultura.
Una de las presencias de los artistas de aquella época representativos de la humanidad es Domenikos Theotokopoulos, a quien mejor conocemos como El Greco, él vivió una parte de su vida en Toledo, tuvo la oportunidad de ser contratado para pintar cuadros en dicha iglesia, pero también pintó cuadros que describen la belleza de Toledo.
La pintura emblemática de la catedral, fue en su momento una pintura tan polémica que hizo que los prelados de esa época no le pagaran a El Greco el precio acordado por la obra y este en su enojo, decidió abandonar Toledo para no regresar jamás.
Al terminar esa visita, nos dispusimos a comer en un restaurante que encontramos en donde un francés –dueño del lugar-, casado –al parecer- con una venezolana de piel oscura, prepara y vende comida española y la música de fondo que tienen es argentina, por eso digo que –en mi experiencia- la humanidad no tiene fronteras, pero esa es otra historia. Luego de degustar Mys una paella vegana y yo una paella negra, continuamos caminado por diversas calles toledanas, no encontramos el museo de El Greco, pero lo visto en la catedral es muy significativo de su obra. El retorno a Madrid, ya fue a media tarde y al llegar a la estación de Atocha, rumbo al “piso” decidimos hacerlo a pie, al fin que “estábamos cerca”, pero no contábamos con que en lugar de seguir de frente, giramos un poco a la izquierda en la bifurcación, pero afortunadamente deambulamos por buenos sitios madrileños.
El sábado teníamos la intención de ir a otro sitio indispensable de conocer de España, me refiero a El Escorial, nuevamente nos dirigimos a la estación Atocha, compramos los boletos a esa localidad. La estación Atocha es un tanto cuanto complicada, así que cuando habíamos pensado que estábamos en el tren indicado ¡oh sorpresa! Nos subimos en otro tren que iba a otro destino y ya no podíamos bajarnos puesto que ya había arrancado. Al ver el itinerario en la pantalla de uno de los vagones, observamos que la primera parada era en Aranjuez, ¡en una hora!, así que cuando el señor que estaba revisando los boletos se dio cuenta de nuestro error, le dio risa y nos dijo, pues en Aranjuez se regresan, pero la verdad de la cosa, perder otra hora y fracción, para después destinar algo similar de tiempo para ir al El Escorial, era mucha pérdida de tiempo y es que cuando viajas, hasta 10 minutos de que dispongas son muy valiosos, decidimos entonces bajarnos en Aranjuez y conocer la ciudad. La verdad de las cosas, no nos arrepentimos de haber tomado esa decisión, ya que Aranjuez en una localidad por demás espectacular.
Al llegar a la estación del ferrocarril, vimos un autobús del servicio urbano, me subí y le pregunté al chofer que si ese autobús me llevaba al centro de la ciudad, no esperaba yo su respuesta ¡camina hacia allá, das vuelta a la izquierda, ahí está lo que buscas! La verdad de las cosas yo no sabía lo que buscaba, pero seguimos su consejo y luego de más o menos 12 minutos de caminata, bajo una carretera flanqueada por frondosos árboles, la magia comenzó.
Ahí se encuentra lo que se conoce como el Real Sitio de Aranjuez, el cual consta de un gran palacio que data del siglo XVII, unos inmensos jardines muy hermosos, un parque “Del Príncipe”, la visita al palacio tiene dos opciones, una, pagas tu entrada y otra, pagas tu entrada, pero con visita guiada. Tomamos la decisión de hacer la visita guiada y ¡oh sorpresa!
Resulta que la visita guiada incluye el acceso a varias salas que están cerradas para quienes efectúan la visita sin guía. Aunque no te permiten en varias partes sacar fotos, ya sabes, me las ingenié para obtener varias, recuerda que mis fotos no llevan un afán monetario, sino más bien una difusión cultural.
El boleto de acceso te permite la entrada a otro pequeño museo que se llama “De Las Falúas”, se trata de embarcaciones reales, muy lujosas, en donde viajaba la realeza española por el río Tajo, aledaño a muchas importantes ciudades españolas y que majestuosamente desemboca en Portugal, parte que te narraré posteriormente.
Luego de una gran caminata, el hambre apretaba y nos dispusimos a comer en un restaurante muy bonito que se llama “La Rana Verde” el menú fue, de entrada un refrescante gazpacho, luego Mys pidió un pescado a la plancha y a mí se me ocurrió preguntarle al mesero ¿qué son las carrilleras? Con su acento español me contestó ¡digamos que es la parte interna de los cachetes del cerdo, van marinadas en vino Pedro Ximenez! Supuse que ese era un vino dulce, así que le dije ¡venga!, creo que es uno de los platillos más exquisitos que he disfrutado en España. ¿El postre? Los dos pedimos una tarta fría de nata, algo también por demás exótico.
Para “bajar” la comida, decidimos retornar caminando a la estación del tren, al fin que ya sabíamos de su cercanía y ello nos permitiría disfrutar nuevamente de la entrada oval del palacio real, así que no tardamos mucho en esperar el tren con destino a Madrid, dispuestos a charlar animadamente con nuestros queridos amigos.
El domingo era de hecho el último día completo en Madrid, ya que el lunes partiríamos a Lisboa a las 17:05 hrs. por lo que decidimos emprender una buena caminata con Hipólito y Arturo por diversos barrios del centro de Madrid, empezando por el que les queda de inmediato “Lavapiés” en donde se encuentra una plaza y una estatua en honor de Agustín Lara, las calles y la cultura cosmopolita de Lavapiés es muy interesante pues ahí convive gente de muchas nacionalidades que han llegado a refugiarse en Madrid, a trabajar.
Pero también hay una parte de arte urbano que es muy interesante, por ahí hay –en domingo- una especie de un mercado de pulgas, en donde el consejo es que cuides tu billetera, porque es tal la cantidad de gente que te encuentras que no es raro que un carterista te robe tus pertenencias, sin que te des cuenta porque son muy hábiles.
También hay un interesante mercado de antigüedades. Luego de caminar y caminar, fuimos a comer uno de los sitios mas esplendidos que he conocido de Madrid, se trata del restaurante “La Azotea” que está en el piso, creo que 10 de uno de los edificios de Bellas Artes de Madrid, hace honor a su nombre y tienes ahí unas estupendas panorámicas del centro de Madrid.
El martes ya solamente con Hipólito hicimos otro recorrido por otras calles de Lavapiés, hasta desembocar al museo Reina Sofía, en donde ya por cuestiones de tiempo no fue posible entrar.
Esta parte del viaje fue muy bella, con una gran convivencia con nuestros queridos amigos, quedando de regresar lo más pronto posible. Pero, no dejes de leer la parte de Portugal, nuestro siguiente destino en este viaje ¡vale la pena!
Fotografías: José Eduardo Celis Ochoa Cordero, únicamente con propósitos de difusión cultural.