Por: Claudio Alberto Escobedo Hernández. Educador de Coahuila. 12/11/2019
Hay un enfrentamiento muy fuerte entre el gobierno federal y un grupo de poderes fácticos que todos los días y de manera sistemática y programada tratan de sabotear y descarrilar el proyecto de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
1.- En primer lugar está un sector importante de empresarios por demás corruptos que estaban acostumbrados a hacer su santa voluntad en este país. Pagaban impuestos a medias, pagaban impuestos a crédito, les condonaban impuestos y hasta compraban facturas falsas para evadir impuestos, según revelaciones del SAT, entre 2007 y 2015 los gobiernos de Calderón y Peña Nieto hicieron condonaciones que en total ascienden a cerca de 274 mil millones de pesos, no conforme con ello, el gobierno les concedía subsidio de servicios de agua, luz y predial; pero era tanta su influencia, codicia y ambición que todavía se atrevían a solicitar al gobierno federal subsidios en dinero y especie para potenciar la inversión y la producción de sus empresas, solicitudes que por lo regular se autorizaban discretamente en la total impunidad.
Sin embargo con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México, todas estas anomalías se están tratando de corregir, se hacen los esfuerzos pertinentes para ordenar la casa, por ello la respuesta colérica y hasta agresiva de muchos de estos empresarios que vivieron y fueron beneficiarios del poder político por décadas. Una reacción virulenta que ha inhibido lógicamente la inversión al sector productivo, puesto que ahora tratan de chantajear y ahogar al gobierno federal retirando su dinero de la economía formal y resistiéndose a invertir en nuevos proyectos productivos, por eso es entendible que sea este, junto con la recesión económica mundial, uno de los factores que han provocado el nulo crecimiento de la economía nacional en este primer año de gobierno AMLO.
Lo que estos empresarios no han entendido es que las reglas del juego han cambiado, ya los privilegios para unos cuantos están cancelados, tienen que esforzarse como lo hacemos todos los demás ciudadanos a trabajar con honestidad y transparencia. Así de simple es el asunto.
2.- En segundo lugar están muchos de los medios de comunicación que durante años recibían por montones el dinero público de gobiernos municipales, estatales y federales a cambio de mantener una crítica moderada y hasta condescendiente a las políticas de gobierno implementadas por las autoridades en turno. Pero este “Chayote” como coloquialmente se define a esta práctica llegó a su fin con el gobierno de la Cuarta Transformación, los grandes subsidios y contratos para noticieros, periódicos, revistas y periodistas se ha eliminado por parte del gobierno de López Obrador.
El ejemplo más claro y grotesco de este chayote mediático lo vivimos en el sexenio de Enrique Peña Nieto, donde según la revista Proceso, se gastaron cerca de 60 mil millones de pesos en publicidad oficial para el gobierno federal, Televisa, Azteca y Grupo Imagen fueron las empresas más beneficiadas por esta complicidad entre medios de comunicación y gobierno. Por eso es también entendible que estos medios de comunicación y sus periodistas tengan un ataque frontal y permanente en contra del gobierno federal, las grandes cantidades de dinero ya no llegaron al sistema financiero de estas empresas de comunicación, allí está el origen de la constante descalificación de todo lo que hace el gobierno del Presidente. Ya no existe el soborno, ya desapareció el acuerdo de crítica moderada “ya no hay maíz para ese gallo” diría en su momento Don Porfirio Díaz.
Esa es la causa principal de su enojo, de su furia en contra de la 4T, es tanta su animadversión contra el gobierno de AMLO que inventan, mutilan y tergiversan información para generar caos, para sembrar la duda, para persuadir según ellos a los ciudadanos de lo mal que está el nuevo gobierno, una narrativa más que perversa que impulsan para obligar al Presidente a retroceder en su decisión de eliminar el chayote informativo.
3.- Y en tercer lugar están los grupos de la delincuencia organizada, un delincuencia que ha diversificado sus actividades ilícitas en las últimas 3 décadas, de agricultores y contrabandistas de enervantes, pasaron a tener una amplia gama de negocios en todo el territorio nacional y fuera de sus fronteras. Sus diversificación de actividades con dinero sucio no solamente se limitó al tráfico de drogas, sino también al tráfico de armas y órganos, trata de blancas, contrabando de migrantes, secuestro, extorsión, cobro de piso, giros negros, casinos y apuestas, pero además en los últimos años han impulsado inversiones en empresas formales como líneas de trasporte, restaurantes, cines, gimnasios, inmobiliarias y constructoras, casas de empeño y hasta parques de diversión.
Una inmensa red de negocios que propiciaron que lográramos el deshonroso tercer lugar, sólo detrás de Rusia y Chile, de tener una economía criminal, es decir, mucho del dinero circulante en la economía nacional tiene su origen en las inversiones que se hacen para lavar dinero de la delincuencia organizada. Por eso cuando el gobierno federal decide combatir a los huachicoleros de combustible y a los factureros, que son 2 de sus fuentes de financiamiento más importantes, la violencia se recrudece a niveles y modalidades inimaginables, su rabia es total y absoluta en contra del gobierno del Presidente López Obrador, que ya no respetan ni a mujeres y niños.
Estamos ante una situación delicada, los demonios andan sueltos, los privilegiados de siempre están enfurecidos, los que fueron amos del país están más que rabiosos, sus intereses y canonjías están siendo afectados con firmeza por la 4T –y seguirá afectando- a multitud de intereses económicos y de la alta burocracia del pasado. Hay nuevas reglas, hay una legalidad que se debe respetar. El problema radica en que no quieren respetar el marco legal que nos rige a todos los ciudadanos de este país, quieren seguir gozando de los privilegios del pasado. Pero eso ya terminó.
Por supuestos que estos grupos fácticos no se van a quedar con las manos cruzadas, van a patalear, van a golpear con su mano la mesa con más intensidad, van a amedrentar y hasta amenazar al nuevo gobierno con “golpes de Estado” como ya lo empezaron a hacer. Espero que los ciudadanos aguanten, resistan, que no se dejen confundir, que no se dejen manipular por los malos de siempre. La transformación del país requiere por fuerza realizar estas acciones legales para barrer la casa, se requiere instalar un clima de legalidad, transparencia y cero impunidad, es necesario acotar a esa minoría corrupta y vividora, de lo contrario, seguiremos siendo rehenes de sus complicidades perversas y hundidos en la negra corrupción que lo único que nos ha dejado, es el saqueo brutal de todos los ciudadanos de este país llamado México.
Fotografía: facebook/sin autor visible