Por: Juan Antonio Guerrero Orrostieta. 24/02/2019
Desde su nacimiento hace ya casi 30 años, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación se ha forjado como un espacio en donde convergen pensamientos diversos, fuentes abstractas que concretizan las ideas y que van afinando su actuar, procedentes de todos los rincones del país e incluso, de diferentes nacionalidades, allí donde la variedad de personajes se convierten parte esencial del enriquecimiento de este movimiento, basado en la cultura, la ciencia, las artes, las tradiciones, la cosmovisión de los pueblos originarios, las creencias, los ideales de Hidalgo, de Morelos, de Zapata y de muchos otros que nos dieron patria e identidad y sobre todo, un movimiento basado en el hacer diario de las maestras y maestros que trabajan día a día a lo largo y ancho de nuestro país y en el caso de la XVIII, en el Estado de Michoacán de Ocampo, plagado de riquezas naturales, tierra de hombres y mujeres valientes, tales como el mismo José Maria Morelos y Pavón, Lázaro Cárdenas del Río, Gertrudis Bocanegra, María Josefa Rafaela López Aguado de Rayón, por mencionar algunos.
Cerca de llegar a su tercer década de existencia, una de las tareas más importantes de esta organización ha sido la de regresar un poco de dignidad a quienes se entregan a la enseñanza, aquella que poco a poco se ha ido diluyendo a lo largo de muchos años, no sólo en el plano económico, sino también en la desvalorización de una profesión que si bien parece ser fácil y algo cotidiana, requiere de los esfuerzos más arduos para ser llevada a cabo.
Es importante retomar las experiencias y vivencias de los compañeros que viven en los rincones más lejanos e inaccesibles, tales como aquellas anécdotas que cuentan que en dado momento se trasladaban en avionetas para poder llevar consigo las ganas y el ímpetu por compartir con las comunidades lo poco o lo mucho que se tiene, desplazamientos de horas, en camión o en carro, con tramos a pie o al lomo de equinos, cruzando brechas o ríos para llegar a la escuela; no se diga los peligros normales del camino o las situaciones surgidas en los últimos años relacionadas con la “guerra” gubernamental en contra de los derechos consagrados y los antagonismos de grupos delictivos.
Sí, como en todo, el movimiento ha tenido momentos oscuros como Nochixtlán, en Oaxaca, donde las fuerzas policiales trataron de disolver el derecho a la libre manifestación al más puro estilo de las dictaduras porfiristas, con balas, habiendo 11 personas aniquiladas; Ayotzinapa y sus 43 pupilos desaparecidos de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos, aparte de 5 estudiantes de la misma, 2 jóvenes integrantes de un equipo de fútbol y un civil asesinados durante aquella fatídica noche; Caseta de San Angel Zurumucapio, donde una pipa arrasó con todo a su paso, incluidos manifestantes y usuarios de la Autopista Morelia – Lázaro Cárdenas, con un saldo de 7 profesores fallecidos en la pelea contra la siempre mal llamada “Reforma Educativa”.
Ahora, con un poco de luz y esperanza en el camino, los profesores vemos la oportunidad de poder incidir en la vida nacional a través de un Gobierno que ofrece un cambio, por lo menos, que lo ha demostrado en la vía de los hechos al anteponer el diálogo y el argumento antes que la violencia física, psicológica y administrativa. Obviamente, y a partir de esta idea de caminar por una senda de mejoras en todos los aspectos, habrá quienes buscarán aprovechar y sacar prebendas, ventajas ruines y mezquinas, enmascarados en espacios de la CNTE y fuera de ella.
Por eso, hoy más que nunca, es misión fundamental de este movimiento y de sus integrantes, tener claros los horizontes y hacerse de la compañía de la comunidad , los padres de familia, sus alumnos y viceversa, entendiendo que la reivindicación de los derechos es importante no sólo para el magisterio, sino para todas las profesiones y labores, buscando una mejor calidad de vida para todos los trabajadores.
Fotografía: Brecha (en tiempo de secas y en tiempo de lluvias) para llegar a la Escuela Primaria Benito Juárez, en la Comunidad de Las Pilas, Municipio de Nocupétaro, Michoacán