Por: Alexis Moreira Arenas. IBEROAMÉRICA SOCIAL. 23/07/2020
Es importante destacar que las innovaciones educativas realizadas dependen en gran parte de las voluntades de los actores.
Las definiciones de innovación educativa apuntan principalmente al cambio y la mejora. La innovación es el deseo que mueve a un docente a intentar mejorar su práctica profesional, más allá de una técnica o una teoría y siempre acompañado de una finalidad educativa (Martínez, 2008).
En ese sentido, la innovación educativa parece estar en el lenguaje común de los sistemas educativos, no obstante, pareciera, en la mayoría de los casos, ser una conceptualización abstracta que es compleja de hacer permanente en su diseño e implementación. Esto, por las dificultades propias de la estructura educativa, tales como: escasos tiempos, resistencias, falta de colaboración, entre otras.
De todas formas, podemos señalar que existen variadas experiencias sobre esta temática, sin embargo, no es la regla general en los sistemas educativos. Si bien se ha avanzado, hay pendientes y dudas, las que tienen que ver, por ejemplo, con el rol de las instituciones educativas en este asunto, la comprensión de los actores sobre la innovación educativa, la formación docente, las condiciones óptimas, entre otras.
Actualmente, la pandemia ha obligado a las comunidades educativas a reaccionar con diversas acciones, las cuales han tenido como principal motor a los docentes, reflejando flexibilidad, dedicación y un mayor esfuerzo por entregar experiencias educativas para el desarrollo de aprendizajes en los estudiantes, en un contexto invadido por el agobio, la incertidumbre y las condiciones inadecuadas.
Lo cierto, y tal vez paradójicamente, es que la situación de crisis también ha reflejado una actualización en las relaciones educativas, mostrando a directivos más centrados en los estudiantes, enfatizando lo socioemocional, desarrollando nuevas habilidades tecnológicas, generando mayor colaboración entre los miembros de las comunidades educativas, estableciendo nuevas formas de planificar y evaluar, entre otros aspectos interesantes de destacar.
En esta dirección, muchas de las opiniones han apuntado a los cambios educativos posteriores a esta crisis sanitaria, no obstante, es preciso señalar que ya se están concretizando innovaciones, las que se han visualizado poco a poco y bien vale la pena resaltar (ver ejemplo: https://educacion.uahurtado.cl/wpsite/wp-content/uploads/2020/05/luciarojas_musica.pdf).
En este sentido, es importante destacar que las innovaciones educativas realizadas dependen en gran parte de las voluntades de los actores, pues, si bien se están desarrollando nuevas habilidades y formas de trabajo, el contexto es adverso y requiere de mayores andamiajes para facilitar y movilizar estas experiencias.
Asimismo, pensando en lo que vendrá post crisis sanitaria, es muy relevante que los equipos de las comunidades educativas generen una metacognición de las innovaciones que están realizando y, por otro lado, que estas experiencias sean identificadas, apoyadas (con mayor énfasis) y difundidas por los ministerios e instituciones académicas.
Entonces, un gran desafío para lo que viene es replantear procesos y acciones que permitan el desarrollo de esta temática, garantizando mejores condiciones para los equipos de los establecimientos educacionales y, con ello, el compromiso de los distintos actores involucrados directa e indirectamente con la educación.
Finalmente, a nivel de sistemas educativos, es de suma importancia visualizar los aprendizajes sobre este tema en esta etapa, para lograr, en un futuro cercano, un alto nivel de flexibilidad y solidez que permita fomentar y desarrollar innovaciones educativas en diversos contextos.
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Fotografía: IBEROAMÉRICA SOCIAL.