Por: Cuauhtémoc Rueda Luna. Somos el Medio. 21/07/2016
En los derechos humanos hay dos principios que deberíamos tener en cuenta social y políticamente: la indivisibilidad y la interdependencia. Estos principios han logrado establecerse recientemente en México a través del artículo primero constitucional. Lejos estamos del momento en que se formularon por separado los dos Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, cuando la lógica geopolítica imperante imponía esta dicotomía. Hoy, estos principios dan cuenta de que los derechos humanos no sólo no pueden considerarse por separado sino que además tienen relaciones entre ellos por las cuales la vulneración de unos conlleva las de otros.
Cuando pensamos en las luchas sociales y las discusiones que al interior de ellas pretenden decidir qué es más importante (por ejemplo, el género o la clase) perdemos un objetivo común respecto de las dominaciones que atraviesan la sociedad, y de las que en diversas medidas somos partícipes. Pensar desde los derechos humanos nos puede permitir unificarnos frente a esto y asumir claramente compromisos sociales y políticos:
1. Una amiga recientemente perdió a su padre en la Clínica Núm. 5 del IMSS. Tras haber llegado sus familiares con él, éste no recibió atención médica de urgencia por lo que falleció fuera de la clínica, poco después de una hora, sin que ningún médico saliera a verificar la situación. Mi amiga ingresó a reclamar con celular en mano y fue hasta ese momento que salió el personal médico sólo para dar cuenta de lo que ya se sabía. En el IMSS no dudaron en dar su versión oficial: sí atendieron a la solicitud. Hacer parecer mentira lo dicho por su familia para negar lo sucedido, a pesar de que circula en redes un video de la situación, no les representó problema.
Yo había reposteado en Facebook una nota sobre una manifestación de trabajadores del IMSS en contra de las reformas en el sector salud y ella se preguntó “quién los iba a apoyar” si ellos no se preocupaban por los pacientes. Esta idea respecto de trabajadores de instituciones estatales es un problema que suele repetirse en muchos temas.
2. La Reforma Educativa lleva varios años desde su aprobación. Han existido multitud de manifestaciones, muchas de ellas han ejercido una considerable presión sobre el gobierno federal; sin embargo, fue hasta que otro tipo de acontecimientos, los ocurridos en Nochixtlán, generaron que una gran cantidad de personas y pueblos se unieran a la movilización magisterial.
En el espacio de Adela Micha, donde Carlos Marín exhibía una vez más su nula ética profesional, Julio Hernández “Astillero” recordaba que, aunque varios presidentes municipales de comunidades Oaxaca expresaron su apoyo abierto a la lucha magisterial y contra la represión, habían solicitado de la CNTE la necesidad de un “compromiso con la comunidad”, de un “saneamiento de las formas políticas” y que hubiera manera “de integrar luchas sociales”.
En medio de eso, una amiga me preguntaba por qué en las negociaciones de la CNTE con la SEGOB no había visto representación femenina en un gremio formado mayoritariamente por mujeres. Consideraba que los derechos de las mujeres al interior seguramente no se estarían respetando.
3. Parte de nuestra dificultad para atender los problemas respecto de quienes se reparten el país y están al frente de las instituciones, pasa por lograr transitar los conflictos que ocurren al nivel del personal operativo en las instituciones; esos conflictos que nos dividen, y que incluso llegan a adquirir el nivel de tragedias. Es normal tener una exigencia sobre ese personal al dar cuenta que también son parte del Estado, son servidores públicos y como tales tienen obligaciones en materia de derechos humanos.
Muchos servicios públicos han sido debilitados a través de los años y muchas personas al interior sólo se han adaptado a las nuevas y deterioradas condiciones; cuando reclaman sus condiciones laborales y no encuentran eco, se lastima su relación con ese exterior al que aprecian sensible. Poca gente al interior de las instituciones resisten estos cambios, y quienes lo hacen son estigmatizados, sancionados, excluidos. Muchas veces quedan dentro quienes no desean tener problemas, quienes se adaptarán a las condiciones de trabajo impuestas. Sus derechos laborales mermados, no le importan a nadie y entre las opciones puede haber sindicatos que, aliados de quienes dirigen las instituciones, sólo transformaran el control en prebendas para sí, y para sus integrantes.
Nos hemos visto atrapados en lógicas institucionales aisladas de la población: afuera dañamos adentro, adentro dañamos afuera. Donde lo único común es que ese afuera y ese adentro no serán integrados a las condiciones de vida de las personas que las dirigen. ¿Cuál es nuestra alternativa?
4. El género, los derechos laborales, la libertad de expresión, la educación, la salud, y los demás derechos humanos sólo pueden ser defendidos si encontramos las alianzas dentro y fuera de las instituciones y las reforzamos. Hace ya tiempo que las mujeres en torno al feminismo han ido constuyendo todo un entramado de vínculos que les ha permitido posicionar temas esenciales y fortalecer sus luchas. Sus críticas internas existen, pero su movimiento no se detiene ante la claridad de sus objetivos más importantes.
Cada derecho tiene sus actores, las personas que los empujan, ya sea en movimientos, en organizaciones civiles, organizaciones sociales o comunidades. Poco de espontáneo hay en esto. Trazan agendas de trabajo, fortalecen sus redes, generan afinidades y diferencias políticas. Muchas de estas personas son las que han salido ante los sucesos en Nochixtlán.
Los derechos dan una posibilidad de comprensión entre quienes se alían y generan sus campos estratégicos de lucha. Pensar que la única lucha válida o prioritaria es la propia, cuando estamos en un campo atravesado por múltiples dominaciones, puede ser uno de los grandes errores cometidos que impiden comprendernos y poder caminar más cerca y de forma más decidida.
En la última marcha del personal operativo del sector salud (médico, de enfermería y otras áreas) había una pancarta sostenida por un médico que decía algo como: “llevo 30 horas sin dormir, ¿en qué condiciones crees que voy a atenderte?” Esta preocupación tenía un aspecto personal laboral y un aspecto social de salud. Preocuparnos en general por los derechos nos permite comunicarnos no sólo por uno u otro, no sólo por una necesidad.
5. Las alianzas crecerán en la medida en que podamos entender cómo los derechos son interdependientes, cómo la violación del derecho a participar en la reforma educativa ha provocado un devenir de acontecimientos trágicos; entre ellos, contra el derecho a la vida. El feminismo ha generado el concepto interseccionalidad para dar cuenta de cómo convergen las dominaciones, y cómo es necesario establecer acciones comunes respecto de ellas.
Si tuviéramos un poco más de la perspectiva de derechos humanos, quizá también tendríamos claridad de que el debilitamiento de las instituciones no nos puede llevar a la deshumanización de quienes dependen de nosotros. Quizá entonces se hubiera evitado la muerte del padre de mi amiga, y quizá hubiera sido más fácil evitar que pasaran sobre el magisterio tantos años, hasta Nochixtlán.
Si SEGOB sólo está ganando tiempo para que se debilite la respuesta social del proceso nucleado en torno a la CNTE, está clara su apuesta. ¿Y nosotras, nosotros? Con las cuestiones que vienen en camino, ¿es posible que tracemos estrategias conjuntas para que se realicen el derecho a la salud, al agua, al medio ambiente, a la ciudad, entre tantos otros? Reconocer la indivisibilidad e interdependencia de los derechos humanos al interior de las propias luchas, puede ser un primer paso.
Fuente: http://somoselmedio.org/blog/la-l%C3%ADnea-de-los-derechos-humanos/entre-nochixtl%C3%A1n-y-la-cl%C3%ADnica-no-5-del-imss
Fotografía: somoselmedio