Por: Adolfo del Ángel Rodríguez. 17/06/2020
Ante la contingencia actual, la respuesta de la Secretaría de Educación Pública ha sido totalmente apática al sentir de la población, ya que como toda empresa neoliberal comienza a pedir resultados tangibles, es decir, con lo que se pueda hacer medición de que la maquinaria está trabajando como debe ser, a pesar de lo que ocurre durante el confinamiento en el que se encuentra buena parte de la población.
Para hacer frente a la situación, la Secretaría ha pedido a los docentes mantener contacto con sus alumnos por la vía virtual, de manera a que a distancia puedan dosificar el “aprendizaje” a la manera conductista, en la que el alumno es solo un repositorio de información en el que hay que verter lo que se requiere que contenga durante el ciclo escolar, por lo que la dinámica será devolver información correcta para ser verificada por el docente. La idea es que al final, quienes no alcanzaron los propósitos planteados serán atendidos en un “curso remedial” para solventar lo que no pudieron aprehender durante el periodo de contingencia.
Sin duda, este evento debería enseñarnos muchas cosas, entre las que se pueden destacar las siguientes:
- La escuela no es efectiva si sostiene al argumento de alumnos con “atraso”, toda vez que si esa es la percepción, quiere decir que la sociedad se encuentra también en un “atraso”, lo que supone que las familias no cuentan con el suficiente capital cultural para apoyar a sus miembros para enfrentarse a los retos de la realidad.
- Las diferencias abismales entre las localidades urbanas y rurales, puesto que no todos las familias tienen el acceso a un dispositivo electrónico para seguir las clases, ya no hablemos de computadoras o teléfonos móviles, sino hasta televisión o radio.
- El uso de las tecnologías por parte de los docentes, sobre todo quienes rebasan los 10 o 15 años de servicio, a quienes no se les brinda capacitación al respecto por ningún lado para hacer frente a situaciones como la que se vive.
- El salario del docente no es suficiente, ya que, como comentan algunos de ellos, al ser la única figura de la familia que aporta económicamente el sustento, se le dificulta la adquisición de un dispositivo electrónico que le sea eficiente, sobre todo, para seguir las actividades on line que se han llevado a cabo para la organización de sus centros escolares.
De acuerdo a los puntos enumerados, cuando se menciona lo del “atraso”, lo que se propone soliviantar con un “curso remedial”, es más amplio que la escuela misma, ya que implica el autodidactismo al que hemos dejado de lado, toda vez que a las habilidades, conocimientos y actitudes las asumimos como materias que hay que aprobar, como lo demuestra el hecho de que le paguemos a un nutriólogo para que nos enseñe a comer o el mismo calentamiento global, pues aunque se aborda el cuidado de la naturaleza en las instituciones de educación básica, al final seguimos contaminando sin reparos. Por lo tanto, es prioridad atender a nivel macro la situación de la educación, ya que los niños se encuentran entre adultos que han creado un ambiente de aprendizaje que no corresponde a los retos que nos ha planteado el COVID-19, un ambiente en el que se privilegia la competencia y los logros tangibles, como lo deja ver la misma Secretaría de Educación, que pretende evaluar cómo “avanzaron” los niños durante la contingencia.
En cuanto al segundo punto, hay que aplaudir el esfuerzo de muchos docentes, quienes ante las dificultades presentadas debido a la escasa o nula comunicación por medios digitales, acudieron a las localidades en donde prestan sus servicios para entregar de mano propia a los padres de familia las actividades a realizar. Ante esa situación, es importante puntualizar que, de igual manera, hay testimonios de docentes que aunque se esforzaron por buscar a los niños, sus padres cambiaron de residencia al quedarse sin empleo, eso sin contar las situaciones de maltrato y abuso que se ha vivido al interior de los hogares, en donde la realización de actividades escolares no es prioridad; situaciones que quedan lejos del alcance de los docentes.
En un lugar aparte se encuentra la falta de experiencia en el uso de dispositivos electrónicos por parte de docentes, a lo que se suma el desconocimiento de las diferentes plataformas que se han usado para dar información on line, lo que es una herencia de la falta de atención a la actualización docente por parte del Estado, lo que parece una barrera más en una educación que prefiere seguir hablando de héroes y glorias pasadas y no darse un chapuzón en lo nuevo, como ha pasado con el inglés en las instituciones públicas a los largo de los años; sin duda, dos asuntos pendientes de la escuela mexicana.
lo anterior se suma el último punto, pues plantean algunos docentes además la dificultad de hacerse de un dispositivo electrónico para poder acceder al canal propuesto por las autoridades para establecer comunicación, puesto que al ser cabezas de familia, el sueldo que se percibe no es suficiente para hacerse de un dispositivo con las características suficientes como para acceder a alguna de las plataformas designadas por las autoridades, a lo que se suma la dificultad para solventar los gastos que genera el uso del mismo, prueba de ello fue que muchos, aunque ingresaron a las plataformas, no lograron mantenerse en línea ya fuera por la calidad del servicio de datos por circunstancias diversas.
Sin duda, el periodo de contingencia nos ha dado una radiografía de las cosas que urge atender en el ámbito educativo, sobre todo dejando ver que no se está preparado ante eventos de tal magnitud, lo que se vislumbró ente la improvisación de un solo canal para la comunicación entre docentes y alumnos, como lo fueron los foros virtuales. Sin duda falta mucho que atender, sobre todo en el entendido de que el virus se quedará entre nosotros, por lo que, por lo pronto, esta radiografía nos ha dejado desnudos ante una situación que el mismo Sistema Educativo no nos ha enseñado a enfrentar, aunque en su discurso profese, específicamente en el artículo tercero, que “la educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamente, todas las facultades del ser humano”, sin embargo, queda de manifiesto que la sociedad no está educada para hacer frente a los nuevos retos que la realidad le impone.
Fotografía: El Universo.